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7 alma y conseguir por vuestra inter- cesién el favor especial que solicito de la Divina Majestad, y dar gra- cias a la misma, por todos los bene= ficios recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obse- quios) Amén. MEDITACION Los designios de Dios son incom- prensibles. Precisamente en wun siglo de soberbia- y orgullo, en un siglo de racionalismo, que pretend{fa haber concluido con todo lo sobre- _ natural y divino; en una nacién donde mas se trabajaba por exten- 3 der y propagar todos los errores, que tienen por fundamento no ad- | mitir mds que el orden puramente natural, raz6n por la cual se negaba | no sdlo el pecado original, sino a hasta la elevacién de la naturaleza EY humana; donde no se querfa admitir rs la intervencién divina en las cosas 2 de los hombres; precisamente en esa época y en esa nacién, es donde