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Re oie, ee (a oe vel istmo de Tehuantepec; la Parral se perdié en las islas de Célebes, y la San Lesmes llegé a un archipié- lago del Pacifico. 6 ANOTACIONES ‘Don Segundo de Ispizua, trabaja en una “Historia los Vascos en el Descubrimiento, \Conquista y Civiliza- 6n de América”. Han aparecido varios tomos sumamente e antes. Su obra es un digno-monwmento en honra de vascos. Ella ha sido nuestra guia en estas lecciones de- Wdas a la acci6n de los marinos vascos en las grandes apresas de navegacién. (2) “Desde fecha bastante remota los marinos vascon- los frecuentaban las playas mercantiles del norte de Eu- a, haciendo objeto preferente de su trafico el bacalo, el ite y la grasa de ballena. Mucho antes de que el vene- iano Sebastid4n Cabot descubriera los bancos de Terra No- parece que eran ya conocidos por los vascongados, pu- mdose afirmar desde luego, que durante los siglos XVI “XVII se consideraba como de tradicién antigua, la pesca hacalao en aquellos parajes. Postlewyt afirma resvelta- nte que la noticia de la existencia de América fué comu- da a Colén por un vizcaino que residia en Terra Nova. mbién Harrise considera como probable la llegada de los r os a América en tiempos antiguos”. (Historia del Mun- do en la Edad Moderna; t. XXIII; p. 113). 8) El Historiador antiguo Herrera escribiéd por su par- + ‘De Jo sobrédicho y de diversas relaciones que por otras 3 se supieron, se entendiéd que fué verdad que hubo di- isién entre aquellos cristianos y que la cauwsaron los biz- ainos.” 4) He aqui los capitanes de las siete naves preparadas el segundo viaje de Colon: Sancho de Ugarte; Ifigo Artieta; Antonio Pérez de Larzola; Juan Ruiz de Loyo- Martin Pérez de Pagaza; Juan Pérez de Amézketa. La segun se lee en carta de Fernando el Catélico, ‘‘ha de " a pasar allende al Rey moro y a otros moros que se an con él...” (6) El mapa dibujado por La Cosa fué comprado en Es- ‘por el gedgrafo Barén de Walkhenaer. Muerto su _po- lor, se puso a la venta su biblioteca. Don Ramon de la trabaj6 en interesar al Gobierno de Hspafia en la ad- cién del mapa. (En competencia con compradores rusos, sleses y framceses fué adquirido por Sagra en cuatromil entos veintitin- francos. (6) He aqui las cuentas de la pdlvora, artillerfa, etc.: 1 0.135 maravedises que costaron cincuenta y ocho versos, ete falcones, tres lombardas gruesas, tres pasamuros, que do esto vino de Bilbao, y va en la dicha armada, aliende _artilleria que tenian las dichas naos, que se compraron, @ la sobre dicha artilleria costé lo dicho, segin enviaron cuenta de Bilbao: 160.135 ms. 109.028 ms., los 54.200 por cincuenta quintales de pdlvora va en la armada, que con 4.828 ms, que se pagé por Ste en Bilbao por traer de Ja pélvora de Fuenterrabia alli, ionta lo dicho. 6.447 ms., coste de 165 libras de pélvora compradas en Bil- ® para ensayar la artilleria al tiempo que se recibia de maestros que la hacian. ‘Por lo restante de la factura se ve que los coseletes, cas- etes, ballestas, saetas, escopetas, rodelas, lanzas, picas, tos, escudillas, arpones procedian de Bilbao. <a. Ree ne LECCIO TRIGESIMA OCTAVA _ ARIO.—Andrés de Urdaneta. — Miguel L6pez de Le- gazpi. — Lope de Agirre. — Pedro de Renteria. — El P. Bartolomé de Las Casas. — Fray Juan de Zum4arraga. — El P. Francisco de Vitoria. i marino en 225. Andrés | rdaneta. — Nacid este 1 eee vo 1498. Tomo ‘pueblo guipuzkoano de Villafranca en parte en la expedicién de Loysa, que ya eonocemos. En el archipiélago de las Molucas sufrié muchas penali- dades a causa de la guerra con los portugueses, de- mostrando siempre mucha valentia de alma y de cuerpo. : Vuelto a Espafia fué contratado poco después por don Pedro de Alvarado para una empresa que iba a Nevar a cabo econ autorizacién real: la preparacién de una flota en las costas del Pacifico destinada a la conquista de las Molueas y dé Célebes. Esta expedi- cién fracasé6 por muerte de Alvarado. Urdaneta per- manecié en México y en el afio 1552 tomé el habito de Religioso Agustino, en la misma ciudad de Mé- xico. Urdaneta tenia tal fama de excelente marino, que el Rey Felipe II le eseribiéd ordendndole que se pusie- ra al frente de la flota que saldria de México para ocupar las islas orientales del Asia. (1). A los sesenta y dos afios y hecho ya Religioso Agustino, dirigié la expedicién como piloto mayor. El jefe militar era Mi- guel de Legazpi y Gurrutxategi, natural de Zumarra- ga y muy amigo de Urdaneta.- La flota se hizo a la vela en la semana de 21 de No- viembre de 1564. Se componia de cuatro navios: San Pedro, San Pablo, San Juan y San Imeas. Los mari- nos vascos eran bastantes (2). La expedicién llegé a la isla de Cebti el 27 de Abril de 1565. Urdaneta con- dujo la flota a las islas Filipinas. Inmediatamente se preparé a dar cumplimiento al segundo objeto de su viaje, que consistia en hallar un buen derrotero de retorno a México y formar una carta de navegacién desde Filipinas hasta México. . El 1° de Junio de 1565 partié de Cebf, lleg6 a Mé- xico el 3 de Octubre del mismo afio. La travesia fué sumamente penosa y murieron muchos marinos del navio San Pedro, en el que viajaban. A Urdaneta acompanaba en este viaje otro Religioso Agustino vas- co, P. Andrés de Agirre. Después de visitar Espafia, volvié a México, donde murié el 6 de Junio de 1568. 226. Miguel Lopez de Legazpi—Nacié en Zumarra- ga por los afios de 1503. Muy joven atin pasé a México. Alli ejercié por algiin tiempo su carrera de jurispru- dencia. Fué nombrado después Jefe militar para la conquista de las islas Filipinas. Todos los historiadores alaban a Legazpi por su es- piritu reeto e inclinado a la dulzura. Proecuré evitar el derramamiento de sangre y traté siempre a los indi- genas con moderacién y equidad. Fundé la ciudad de Manila. Murié en esa ciudad el 20 de Agosto de 1572. 227. Lope de Aguirre. — Este guerrero es uno de los conquistadores mas famosos y singulares del Nue- vo Mundo. Habia nacido en Ofiate (Gipuzkoa). Estando en las colonias de Centro América, se uniéd con el guerrero nabarro Pedro de Ursua, para conquistar la regién de El Dorado. Creian los eonquistadores espafioles que en el interior de los bosques septentrionales de Amé- — rica del Sur vivia un rey que diariamente cubria su cuerpo con polvo de oro. Las riquezas de aquel rey fabuloso exeitaron las ansias de muchos conquista- ae ene ee

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