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fo; la tercera, a la de Lara; la cuarta, a la de los Re- yes de Castilla. La institucién de los Sefiores, como la de los Reyes de Nabarra, fué una calamidad para la nacionalidad vasea. Los Sefiores emparentaron pronto con la Noble- za eastellana y contribuyeron a ja decadencia de la conciencia nacional vasea. Los bizkainos, como los na- barros, dieron el mal paso de instituir el Sefiorio (4). 184, El Sefior de Bizkaya hereda la Corona de Casti- la. — Cuando Don Enrique II de Trastamara asesin6é a su hermano Don Pedro I el ‘Cruel, fué reconocido co- mo rey de Castilla (5). Mientras los dos hermanos ri- vales destrozaban a Castilla con sus guerras civiles, era Sefior de Bizkaya Don Tello. Era hermano de ellos; figuraba en el partido de Don Enrique. Don Tello huy6é a Francia; Don Pedro entonces se presenté en Bizkaya y pidié a la Junta General de Ger- nika la unién de Bizkaya a la Corona de Castilla; con- servaria todas las leyes y todos los derechos. La pro- posicién de Don Pedro fué rechazada por los bizkainos. Bizkaya siguié viviendo con plena independencia. Don Tello murié en 1370. Le sucedié en el Seforio la . esposa de Don Enrique II de Trastamara, porque era nieta de los Sefiores de Bizkaya Don Juan Manuel y Dofia Maria de Haro. Como se ve, era Doia Juana Ma- nuel esposa del Rey de Castilla y al mismo tiempo Se- flora de Bizkaya, Ambos titulos los tenia por diversos motivos. Al aio siguiente, 1371, renuncié Dona Juana Manuel el sefiorio en favor de su hijo el Infante Don Juan. Reunidos los bizkainos en Gernika aceptaron la - renuncia de su Sefiora y la designacién del nuevo Se- fior. De modo que entonces era Rey de Castilla Don _ Enrique de Trastamara y Sefior de Bizkaya su hijo Don Juan. Juré los Fueros en 1376, En 1379 ocurrié el importante suceso que encabeza este pdrrafo. En dicho afio de 1379 murié el Rey de Castilla Don Enrique de Trastamara. Su sucesor en la Corona de Castilla fué su hijo Don Juan, que desde 1371 era Sefior de Bizkaya. Este hecho es muy importante y es preciso que se fi- je la atencién en él. Al suceder Don Juan en la Coro- na de Castilla, se reune por vez primera en una misma persona el Sefiorio de Bizkaya y la Corona de Castilla. El que era Sefior de Bizkaya heredaba la Corona de Castilla. Hay que tener en cuenta que no fué Bizkaya la que se unién a Castilla, sino que Castilla fué la que recibid por Rey al que desde 1379 era Seftor de Biz- kaya (6). 185. Los Parientes Mayores. — E] Estado de Bizka- ya no se vié libre de las luchas de los banderizos. En esta ocasién es triste repetir que no fueron los altos intereses de la nacionalidad vasea los que movian a los bizkainos, antes al contrario, muy ruines motivos. Su origen vino ‘‘de la envidia, la emulacién, y la jactan- cia, de la soberbia y el afan de ser superior a otro, de quien valia mds, quien era mas fuerte, mas poderoso, mas rico, quien ostentaba més pujanza y tenia mas ser- vidores, mas séquito y ascendencia.’’ (Labayru, Histo- ria de Bizkaya; t. II, p. 483). _. A Bizkaya pasaron pronto las luchas de los gamboi- eek nos y ofacinos, con todo su séquito de incendios, robos, asesinatos y batallas. Los linajes que luego se hicie- ron célebres fueron los de Abendaho, Urkizu, Butrén, Mugika, Legizamén, Zurbaran y otros. Por fin, quedé vinculado el caudillaje de los banderizos en la fami- lia de Butrén, que dirigia el] bando ofacino, y en la de Abendafio, que guiaba a los ganboinos. No hay testimonio mas significativo del furor loco de los banderizos que el cartel de desafio que hacia el afio de 1460 lanz6é Sancho de Marzana, jefe de los ona- cinos, a Pedro de Ibarra y Fernando de Zaldibar, gan- boinos; a ellos y a todos sus parientes y amigos les pre- venia ptiiblicamente que se guardasen de dia y de no- che porque les trataria como a enemigos jurados donde quiera que los encontrase (7). - 186. Formacién de Hermandades. — Cuando en la Edad Media cometian tantos abusos los Nobles, preva- lidos en su fuerza y en su situacién casi independiente respecto de los Reyes, muchos pueblos de Castilla se unieron y formaron una Hermandad para su propia de- fensa. Se comprometieron a dar muerte a los que que- brantaran sus derechos; y en caso de no encontrarles a derribar sus casas y talar sus campos. . Las Hermandades contribuyeron mucho a qQuebran- tar el poder de la Nobleza castellana. Cuando los banderizos bizkainos perturbaban tan — profundamente la paz, acudié Bizkaya a este remedio, que en Castilla habia producido tan buenos resultados. La Junta General de Gernika formé la Hermandad y estableciéd las penas que debian aplicarse. Don Enri- que IIT de Castilla, llamado el Doliente envié a Biz- kaya un representante suyo, Gonzalo Moro, el cual pregunté a los bizkainos si alguna de las disposiciones era contraria a los derechos de Bizkaya. Habiéndosele contestado en sentido negativo, Don Enrique confirmé las ordenanzas. Era .el afio 1394 (8). Las familias de los Mugika, Butrén y Legizamén re- sistieron cuanto les fué posible; pero nada _ consi- guieron. Las disposiciones contra los banderizos fueron cin- cuenta y tres; las penas eran muy duras, como: pasear- los piblicamente desnudos y con soga ‘al cuello; cor- tarles una o las dos orejas; arranearles’ los dientes, ahorearles y colgar sus caddveres; meterles vivos y ata- dos en los rios 0 en los pozos abiertos en tierra (9). Los articulos son realmente feroces; pero todo fué necesario para quebrantar el poder de los banderizos y castigar a los muchos malhechores que pululaban en Bizkaya en las postrimerias de la Edad Media. No obstante este rigor, continuaron los banderizos en sus peleas y ferocidad. Se consiguiéd algin fruto cuando, por despreciar a la Hermandad, se ‘acudié al destierro de los jefes. Juan de Guerra y Martin de La- gizam6n fueron mandados a Tarifa en el Estrecho de Gibraltar a servir en el sitio que Enrique IIT habia puesto a dicha ciudad; Gonzalo Gémez de Butrén fué Mevado a la guerra de Portugal por Don Diego Hurta- do de Mendoza, Almirante de Castilla. A otros muchos se oblig6 a ir a las campafias de Portugal y de N&po- les, en Jas cuales muchos murieron. Pero los banderizos no se atemorizaban ni aun por los castigos ms severos. Los Reyes Catélicos todavia tuvieron que luchar con- tra algunos banderizos.

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