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valles y pueblos ‘fronterizos se destrozaban en gue- -rras barbaras. Los limites que separan a Gipuzkoa se llaman en documentos antiguos de Nabarra ‘‘frontera de los malhechores’’. Y a los limites de Gipuzkoa con Nabarra se califica en otro documento antiguo de ‘‘frontera “de Espafia’’. (2). Un signo del mal estado social de aquella época es que a veces las mayores fechorias eran cometidas por los representantes mismos de la autoridad. El Fuero _ General de Nabarra tuvo que recordar a los represen- _ tantes del rey que no debian robar. (3). fla causa, casi principal, de estos odios de guipuz- -koanos y nabarros la hemos de buscar en el aparta- _ miento de Gipuzkoa y de Nabarra. Los documentos de aquel tiempo califican continuamente de ‘‘castellanos”’ a los guipuzkoanos; hacerles mal equivalia a hacer mal a Castilla. (4). Asegurando la retirada los castillos pr6éximos a la _ frontera guipuzkdana, los nabarros hacian incursio- nes en Gipuzkoa, de donde se llevaban el ganado que podian. Los guipuzkoanos les pagaban con la misma moneda. Los incendios de pueblos entraban también en e] nimero de sus venganzas. Solamente en los afios 1429 y 1480 quemaron los guipuzkoanos veinte y tres pueblos de Nabarra. (5). oo Los guipuzkoanos cometian en un principio sus fe- chorias aisladamente; pero poco a poco van aparecien- do en la historia de aquellas luchas dos familias: la ‘de los Lazkanos y la de los Ofiaz. Estas dos familias — tenian castillos bien defendidos cerea de la frontera de Nabarra en cuyas tierras entraban acompafiados de sus servidores. Nabarra tenia también fortalezas que eran base de operaciones contra los guipuzkoanos. La mas odiada por éstos era la de Gorriti. 141. Encuentro de Beotibar. — Entre los muchos 2n- _ euentros que nabarros y guipuzkoanos sostuvieron, “merece ser citado el de Beotibar. El deseo de destruir la fortalza de Gorriti motivé aque] encuentro. Sien- do este castillo un foco de odio a los guipuzkoanos, ju- _ raron éstos su destruccién. Lo atacaron con tanta va- lentia que en hora y media cay6 en poder de los gui- puzkoanos, los cuales degollaron a todos los defenso- res del castillo. Salieron nuevas compafias de naba- _rros en persecusién de los guipuzkoanos, incendiaron el pueblo de Berdstegui y eontinuaron su marcha hacia Tolosa. Pero de nuevo fueron vencidos los nabarros en un valle cereano a Tolosa, llamado de Beotibar (Beoti- barko Zelaya). (19 de Septiembre de 1321). (6). 142. Encuentro de Belate. — Hicimos mencién de este encuentro al hablar de la retirada del ejército nabarro-franco de la ciudad de Pamplona. Los gui- puzkoanos que habian ido a auxiliar a los castellanos, hicieron gran matanza en los alemanes y se apodera- ron de varios cafiones. Dofia Juana de Castilla, hija de los Reyes Catélicos, concedié a los guipuzkoanos el triste privilegio de ostentar en su escudo doce cafones en recuerdo de los que fueron tomados en Belate. . 148. Juicio sobre estas luchas. — Todas ellas son lu- chas de hermanos; por lo eual todo vaseo las debe de- plorar. \ Habiéndose oseurecido la idea’ nacional, debian lle- gar aquellas divisiones. Nabarros y guipuzkoanos son merecedores de reprensién; no debe culparse sélo a los guipuzkoanos, porque todos, nabarros y guipuzkoa- nos, sufrieron igual ceguera. Los ecafones del eseudo de Gipuzkoa son el testimonio de aquellas discordias. ‘ ANOTACIONES (1) “El forajido, el ladrén pwblico, cuya existencia ni atin Se concibe en nuestra tierra, llevé6 a menudo su barbarie . errante por esos campos y montes, al parecer herencia de mansisimos patriarcas. Otra disociacién de ideas que la rea- lidad histérica pide es: la del tipo vasco y de su apacible cuadro de delicados y hiameédos verdores”. (A. Campién: Eus- karriana; quinta serie). (2) La frontera de los malhechores” corria por los valles de la Burunda, la Barranca, Larraun y Arraiz. (3) MDecia el Fuero General: “El Rico-Hombre, teniendo la honor (el gobierno de un pueblo), non deve robar”. En Nabarra se distinguid por sus correrias a Gipuzkoa don Cor- bardn de Bidaurre, de familia poderosa de Estella. (4) Asi se lee en documentos antiguos, en los cuales mu- chas veces Se decfa “entrar en Castilla’ por entrar en Gi- puzkoa, (5) Quemaron los pueblos de: Arruazu, Irafieta, Yabar, Villanueva de Arakil, Zuazu, Egiarreta, Izurdiaga, Marginde- ta, Etxarri-Aranaz, Baraibar, Astiz, Madoz, Oderiz, Alli, Iri- bas, Erraskin, Gorriti, Aspiroz, Lekunperri, Mugiro, Btxa- rri y Elkay. (6) En recuerdo del combate de Beotibar se ejecuta todos los afios el dia de San Juan un baile tipico, llamado el “bor- don-dantza’’; es bailado por '24 jévenes. El heraldista vasco don Carlos de Guerra, ha estudiado algunas canciones populares, que tratan del encuentro de Beotibar. En ellas se refleja la idea de que los guipuzkoanos luchaban contra los franceses. Una de las estrofas dice: Ez dira ifioiz (erto) etorriko, Jun dira emendik af Beti euskeldun mendiak Hz besterentzat gaziak. (Marcharon de aqui por siempre No vendran ya jamas; Siempre los montes de los vascos Amargos para otros que no ellos). (Buskal-Erriaren Alde, Enero 1922). En el Poema de Alfonso el Onceno, cuyo autor es el ga- lego Rodrigo Yafiez (1749), se dedican diez y nueve estrofas al encuentro de Beotibar. Helas aqui: 53 Ya los Infantes muertos son que denfendian la tierra; en Castiella e en Leén se levant6 muy grant guerra. (Los nabarros grand plaser touivieron syn toda falla, ayuntose gran poder buien guisados de batalla. Dexieron esta razém: “Mucho nos deve plaser toda Castiella e Ledén estan para se perder. Todos estén mal andantes. e grandes guerras auian, ya muertos son los Infantes que a Castiella defendian. 57 El rey su defendedor chuquillo le tienen acar non tienen rey nin sennor que los pueda anparar. 58 Castellanos tienen tierras en que derecho auemos. por muertes e por guerras a Navarra las tornemos,
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