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unea fué gobernada Gipuzkoa por los reyes Je astilla por sus titulos de reyes de Castilla y con las yes de Castilla y con las prerrogativas de log reyes e Castilla. (5). ; La union se hizo con el rey de Castilla, no eon el sino de Castilla. Aun en 1807, cuando el espiritu ' vasco se hallaba muy decaido, resolvié la Junta Ge- /neral de Ernani que el representante del rey, el Co- gidor, no tenia en las Juntas ‘‘otra representacién fine la de un testigo que coneurre a escuchar cuanto trata y resuelve por la Junta’’. Los motivos de haber dado aquel paso los guipuzkoa- ‘i eonfirman lo que vamos diciendo. Los guipuzkea- 0s, sobre todo, los que confinaban econ Nabarra, sos- nian frecuentes luchas con los nabarros, a causa de robos que éstos cometian en tierras de aquéllos. Se ee también que don Sancho el Fuerte cometié con 0s arbitrariedades, las cuales disgustaron mucho a is guipuzkoanos. De aqui que deseasen vivir bajo un monarca que les asegurase la tranquilidad y les res- petara sus costumbres y derechos. Si, pues, éste fué #1 motivo de acudir al rey castellano, no habian de ntregarse a 61 sin poner condiciones favorables. los asuntos de Gipuzkoa. Todo se redujo a-un cambio pene Protector, primero el rey de Nabarra, después el * e Castilla, cuyas atribuciones permanecerian inferio- Tes a las de las Juntas. Fué Gipuzkoa un Estado qne esenvolvié su vida interna junto a otro Estado, el de astilla, no dentro de él. 139. Juicio sobre esta unién. — Tuvimos ocasién de resentar los ‘inconvenientes que se siguieron para “Buskadi de esta desmembracién. Tres fueron los ma- -les que brotaron de este acontecimiento: el primero “eonsistid en haber imposibilitado la formacién de un tado vasco nico. Esto lo exigia la comunidad de Sangre, de raza y de lengua. Otra consecuencia se siguié de la separacién de Gi- mizkoa. Fué la mds grave y de resultados mas per- diciales. La ‘‘idea nacional’’ se eclips6. No debe ‘ereerse que los guipuzkoanos, una vez separados de Nabarra, pensasen que eran espafioles y que no se di- @renciaban, atendiendo a la raza, de los habitantes © de Castilla. La idea de que no eran connacionales de ' los dem4s habitantes de la Peninsula, se mantuvo siem- “pre en los guipuzkoanos, atin en los dias de mayor decaimiento nacional. “Lo que pasé fué que desde el momento de su unién la Corona de Castilla, tomaron ms interés por las mpresas y por la prosperidad de Castilla que por el ien y el desarrollo de la Nacién Vasea. Cuanto mas interesaban por el bienestar del extranjero, mas olvidaban de lo que constituia su propio patrimonio. La tercera consecuencia no fué mas que un corolario @gitimo de las anteriores. Al unirse los guipuzkoa- s‘a Castilla envenenaron su alma con el rencor que jempre profes6 Castilla al reino de Nabarra. Las lu- as entre nabarros y guipuzkoanos fueron horribles. Aquellos hermanos por la raza, la lengua, las costum- ne Las Juntas Generales eran, pues, las que regulaban bres, instituciones, se ensaharon de un modo tragico. Las tierras de ambos Estados vascos se tiferon de san- gre de hermanos. ANOTACIONES . (1) En la escritura llamada de los “Votos de San Mi- llan”, de siglo X, se la Nama “Ipuzkoa”, lo mismo que en las escrituras de don Sancho, el Mayor. En la “Crénica Gene- ral” de Espafia de Alfonso el Sabio, se la llama “Lipuzkoa”. (2) De una escritura de don Sancho el Mayor, de Naba- rra, parece deducirse que en el siglo XI gran parte de Gi- puzkoa pertenecia a Nabarra, (3) Marichalar y Manrique reconocen que hay dos hechos fundamentales es este suceso: haber ofrecido voluntariamen- te los guipuzkoanos el sefiorio a Alfonso Vill, y la entrada pacifica de este rey en Gipuzkoa. No se conserva ninguna escritura original del Pacto, por lo cual todos se inclinan a creer que fué verbal. (4) Por Real Cédula de 12 de Julio de 1479 dispuso Fer- nando el Catdélico que los reyes de Castilla pusieran después del titulo de Rey de Gibraltar, el de “Rey de Gipuzkoa’. (5) Recordemos a los Teobaldos que al mismo tiempo eran ‘Condes de Champagne y reyes de Nabarra. Estos ejem- plos, por no citar otros, prueban cémo en tiempos antiguas se reunfan en una misma persona varios sefiorios ,cada uno de los cuales se gobernaba por sus leyes particulares. (6) Aun queda en el pueblo guipuzkoano cierta antipatia y prevencién contra los nabarros, a los cuales miran como a. extrafios a la raza vasca, Bien es verdad que, gracias al ac- tual resurgimiento vasco, va desapareciéndo esa aversién. LECCION VIGESIMA CUARTA SUMARIO.—Causas de estas luchas. — Encuentro de Beo- tibar. — Encuentro de Belate. — Juicio sobre es- tas luchas. 140, Causas de estas luchas. — En la leccién ante- rior se hacia referencia a las luchas que sostuvieron nabarros y guipuzkoanos entre si. En esta leccién va- mos a dar algunos detalles sobre ellas. Para darse cuenta del estado de guerra continua de los vasecos en la Edad Media, es preciso tener pre- sente el grado de civilizacién al que en ese momento histérico habia llegado el pueblo vasco. Si es cierto que actualmente el vasco es modelo de respeto hacia los demas, a las leyes, de suavidad de costumbres, en el tiempo a que nos referimos estaban esas buenas cuz- lidades oscurecidas por graves defectos. El tipo de! vaseo bandolero y forajido, hoy desconocido en Eus- kadi, abundaba bastante en tiempos pasados. (1). La topografia del terreno favorecia los asaltos a mano armada. El suelo era m4s que ahora selvatico y agreste. Ayudaba a fomentar esta situacién la’ debili- dad de los poderes piblicos, el espiritu aventurero, la . eseasez de recursos econémicos, el florecimiento de la ganaderia facilmente trasportables de un lugar a otro. ee , En aquellos dias todos los eriminales, los revoltosos, los perseguidos por la Justicia, los arruinados, se. lan- zaban a las montafias y se dedicaban al bandolerismo. Aquella mala situacién empeoré al verificarse la s¢- paracién de Gipuzkoa y de Nabarra. Al momento que- dé establecida como una frontera internacional; los Sis ee ae “a wpa =

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