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laeual familia pertenecié el admirable San Francisco - dabier, © a En el perdén que el Emperador Carlos V concedié, exceptué a ocho miembros de Ja familia de los Jatsu, a saber: Miguel ‘de Jabier, Juan de Azpilikueta, her- manos de San Francisco; Martin de Jatsu, Juan de _Jatsu y Esteban de Jatsu; Juan de Azpiliqueta y Juan de Olloki y Valentin de Jatsu, todos ellos primos del Santo. Mientras sucedian estas cosas, se encontraba el niio Francisco en su castillo de Jabier al lado de su madre, Maria de Azpilikueta. El nimero de los exceptuados del perdén fué de ciento cineuenta (15 de Diciembre de 1523). Al afio siguiente fueron sus nombres contenidos en el perdén, juntamente con otros. Pero Juan y Ramén de Olloki, parientes cerea- nos de San Francisco, no quisieron acogerse al indulto y vivieron en la Benabarra, dnico rineén que atin -conservaban los legitimos Reyes de Nabarra. ' Entre Jas agramonteses del siglo XVI, esto es, de- fensores de la independencia de Nabarra y legitimi- aed de sus reyes, figuran apellidos tan nabarros ¢o- 6: Mauleén, Ezpeleta, Peralta Medrano, Bakedado, Goi, Bertiz, Nabaskués, Lizérraga, Lakarra, Erb‘ti. Nabaz, Guillén, Boneta, Irazoz, Mendoza, Agirre, Le- zaun, Sarasa, Muniain, Rada, Ustarriz, Zabaleta, Azanza. 115. Consecuencias de la conquista. — la restitucién del Reino de Nabarra a los reyes legitimos fué asunto - que motivé muchas conferencias y consultas a los ju- -ristas. Aunque pequefio y oculto en los valles del Piri- neo dié causa a grandes transformaciones europeas. Porque al cefiir los sucesores de dofia Catallina y de don Juan la Corona de Francia, pudieron disponer de la fuerza de una gran nacién. Gran parte de la lu- eha entre los Borbones y los Austrias de Espafia se explica por la situacién en que quedé el Reino de Na- barra, pues la parte peninsular estaba unida a la Coro- na de Castilla mientras que la Continental. la Bena- barra, qued6é bajo los legitimos reyes, los cuales, a par- tir de Enrique III de Nabarra y IV de Francia hereda- ron la Corona de Francia. (12). ‘Con la incorporacién del Reino de Nabarra a la Co- rona de Castilla se abrié una ancha puerta a la caste- llanizacién de Nabarra. Gran cuidado fué de ‘los reyes espafioles poner en Nabarra Obispos y Abades de los primeros Monasterios que no fueran nabarros; asi consciente o inconscientemente afianzaban la obra de Castilla. (13). _ También el pueblo sufrié una grave equivocacidén. Pocos afios después de la batalla de Noain olvidaba el carfcter de las guerras de la independencia naba- -rra y las tomaba como luchas contra los franceses. Asi cantaba esta copla: En aquesta de Nabarra donde fué la de Noain era llegado tu fin. Si piedad no lo estorbara Francia, di, ;cé6mo pasara? —j Por mon arme! Yo no sé.— Pues yo te lo contaré. (Barbieri: Cancionero Musical de los siglos XV Las mismas Cortes de Nabarra reunidas en Tudela dieron escandaloso ejemplo de esa falta de econciencia — nabarra. Recordando las leyes del Reino que prohi- bian a los extranjeros tener cargos en Nabarra, pi- . ‘dieron al Rey de (Castilla que no admitiera para ear- go alguno a ‘os “‘vascos que han pretendido no ser ex- tranjeros’’ y ‘‘que pueden tener oficios en este Rei- no’’. Afiadian: ‘‘Suplicamos a V. M. ordene y man- de... que los vaseos se tengan por extranjeros, y no se admitan en este Reino en oficios, nj beneficios. .. y se les quiten... a los que los tuvieron’’. Con arre- glo a este deseo se resolvié que en adelante no se da- ria cargo alguno a los de Benabarra; los que oeupa- ban algiin oficio podian continuar hasta su muerte. Los mismos reyes de Nabarra contribuyeron a su propio desprestigio entre sus sibditos. La Reina de Nabarra, hija de don Enrique TI de Nabarra y de Margarita de Angulema, hermana de Francisco f, rey de Francia, abjuré el Catolicismo en la fiesta de — Pascua de 1563. Se hizo fandtica calvinista, se empe- dé en que sus stibditos abandonaran e] Catolicismo y persiguié6 a los sacerdotes. Los nabarros de ambas vertientes se disgustaron mucho de la conducta de la Reina de Nabarra y se enfriaron en su amor a la — dinastia legitima. Juana III casé con Antonio de Borbén, y fueron ‘os padres de Enrique III de Nabarra. Al heredar la Co- rona de Francia, se llamé Enrique IV. Pero antes tu- vo que abrazar el Catolicismo. Es tradicién que pro- nuneié con este motivo la célebre frase: ‘‘Paris bien vale una Misa’’. ae ANOTACIONES (1) “En la carta de privilegio expedida por dofia Juana en Medina del Campo, 28 de febrero de 1512, para, nada se habla de nabarros; se supone que se trata de una invasién extranjera de las que comunmente tienen lugar de nacién a nacién. Nuestra historia ha venido a quedar falsificada en es- te y otros puntos, suponiéndose que eran victorias contra franceses las que en realidad eran victorias contra los naba- rros leales”. (A. Campién: El Genio de ‘Nabarra). (2) £1 historiador sajén, Prescott, observa que la unidén se hizo a Castilla y no a Aragén, aunque més vecino, por- que la conquista se habia hecho con ayuda de Castilla; ade- més pensé don Fernando que seria mas facil gobernar a los nabarros, que son turbulentos, uniéndoles con los castella- nos mejor que con los aragoneses, que, mds independientes, reclamaban muchas veces sus derechos con aquel atrevi- miento que tanto disgusta a los reyes”, (Hist. de Ferd. et d’Isabel, t. 4, p. 146). \ (3) Este punto histérico es de suma importancia para el} estudio de la historia de Nabarra en el siglo XVI. (4) Son innegables sus méritos en otros asuntos; pero no cabe duda de que era ambicioso y duro de corazén. BHs- taba bien lejos del espiritu de San Francisco de Asis. A los moriscos de Granada y de las Alpujarras les traté bien duramente, obligiandoles por fuerza a que se hicieran cris- — tianos. Era ciego adorador de la razén de Estado, camino — seguro de la injusticia. (5) El biégrafo de Cisneros dice que fué Villalba quien — aconsej6 al Cardenal tal medida, pues, segin el capitan — castellano era imposible poner em cada castillo una guarni- — cién militar, ya que necesitaba Castilla muchos soldados pa- — ra luchar en Africa. Entre la ocupacién militar y la destruc- cién opt6é Cisneros por lo segundo. “Asi los indigenas podian — mas facilmente ser cohibidos si pretendian novedades”. En — otro lugar duda el biégrafo quién fué el autor de la idea. — (Alv. Gomez, lib. 6°). $ / Ke f
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