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A conquista; como sabemos, nada dijo sobre éste, ni inguin otro documento pontificio; 5° Fil 18 de Febrero de 1512 no ecorresponde al aio écimo del Pontificiado de Julio I, sino al noveno. El ‘Sumo Pontifice, ademas, estaba agonizando la noche ~~ del 18 de Febrero. _ No se encuentra tal Bula en los archivos del Vatiea- 0, ni en las colecciones de Bulas Pontificias, (13). ' De é@stas y otras razones deducen los historiadores ue esa Bula es un documento inventado por don Fer- ando con ayuda de los empleados de las oficinas de! ‘Papa. Durante el Renacimiento era practica corriente falsificaci6én y soborno en Jas Ciancillerfas euro- as, sin Omitir Ja Pontificia. (14). 110. Opinién de los historiadores. — Tratando este asunto los historiadores espafioles, defienden a don ernando, alegando las grandes ventajas que la unién e Nabarra proporcié a Castilla. Pero los extranjeros ‘que estudian el caso con mayor imparcialidad, repro- -ehan ja conducta de don Fernando. Asi Prescott, his- ‘toriador sajén, dice que los historiadores extranjeros ¢eonsideran la conquista de Nabarra como una usur- pacion audaz y criminal, tanto mds cuanto que se eu- brié con la mascara de la religién, (Histoire de Fer- dinad et d’Isabel). La misma opinién sostiene el gran- erito el historiador dominico Natal Alejandro: ‘‘En -vano se jactan los espanoles del decreto o sentencia de Julio If, en virtud de la cual, Fernando rey de Bspafia, ocupé el] trono de Nabarra’’. (Historia Ee- lesidstica), ANOTACIONES (1) Enorgullecidos los beaumonteses por el poder de su caudillo cantaban por las calles de Pamplona: ; Labrit eta Errege aita seme dirade; Condestable Jauna arbitzales anaya. (Labrit y el rey—padre e hijo son—el sefior Condestable— tomadle por hermano). . (2) Uno de los fines de la Liga de los “homecillos” era -fomentar las parcialidades en el Reino. Formaban parte de ella bastantes eclesidsticos. : (3) Antonio Acufia fué un célebre Obispo turbulente y¥ de temperamento guerrero. Tomé parte muy activa en el levantamiento de las ciudades castellanas contra el BEmpe- - rador Carlos V; se llamé aque! movimiento “Guerra de las Comunidades”. Los Comuneros fueronderrotados por las tro- “pas imperiales en Villalar. El Obispo Acufia fué encerrado en la fortaleza de Simancas y ahorcado en una alamena de ja fortaleza por el) alcaide Ronquillo, notable por la crueldad y dureza de alma. (4) San Juan de Pie de Puerto (Donibane Garazi), esta- ba en la Benabarra; actualmente forma parte del Estado ; franeés. No olvidemos que en los tiempos que narramos era ' parte integrante del Reino de Nabarra. (5) “Apellido General” se llamaba en tiempos antiguos al levantamiento en masa de la poblacién en ocasién de inva: siones. 46) Publicé don Fernando que habia encontrado una Co- pia del Tratado de Blois en el bolsillo del secretario del Rey de Nabarra cuando fué asesinado en casa de una dama. (7) El biégrafo de Cisneros, Alvar Gomez, nos dice que don Fernando se atrajo a Cisneros ensefiandole el Tratado nos de ella (Nabarra) con furor y valor”. de Blois, fingido. Cisneros aconsejé6 entonces a don Fernan- do que hiciera la guerra con todo el fmpetu (libero impetu). Cisneros puso a disposicién de don Fernando sus tropas. (De Rebus Gestis Fr. Ximenii). ; (8) Célebre guerrero espafiol. Gonzalo de Cérdoba hizo renombrados servicios a Castilla y se hizo notable por sus campafias de Italia. ; (9) Por este tiempo escribié e] Rey de Nabarra a la ciu- dad de Tudela quejaéndose de que los de Pamplona se habian defendido, “flojamente”’. El ejército casteilano entré por ia puerta de la Taconera. (10) En la Crénica de los Reyes Catélicos se lee que don Fernando mand6 a Fadrique que “Emprenda y tale los térmi- Bai cia hii bare ie Lach Soa Al dia siguiente de la rendicién de Pamplona escribia de- ea ay votamente el Duque de Alba a don Fernando: “Circunstan- pe cia en la que se ve claramente la mano de Dios, cuya inter- vencién milagrosa ha sido visible en toda esta expedicién, oe a cabo para bien de la Iglesia y extirpacién de la erejia”’. (11) La fortaleza de Estella y la ciudad de Tudela se re- sistieron por mas tiempo. El hijo bastardo de don Fernando =~ el Catélico, don Alfonso, Arzobispo de Zaragoza, iha con sus tropas por el sur de Tudela; esta ciudad contesté a las in- vitaciones que “no habemos de tomar ejemplo en Jos que lo contrario han hecho y hacen”. En cuanto a los montafieses de Nabarra “sdélo los ronkaleses y ezkoanos, que moran en aquellas altas y fragosas montafias de Nabarra, confiados en la natural fortaleza del lugar, no se dieron, pareciéndoles afrenta no esperar su Rey y el fin de la guerra”. (Crénica de los Reyes Catolicos). i (12) El convento ocupaba el lugar actual de las Escuelas Municipales, en la plaza de San Francisco. { (13) (Cuando el escritor catalén Mafié y Flaquer escribia su obra “El Oasis”, envié al archivero del Vaticano una co- pia de la Bula Pontificla, preguntdndole si se conservaba el original. El archivero contesté: “La sopraindicata Bolla non esiste nell’Archivo Apostolico Vaticano”. a (14) No era la primera vez que inventaba Bulas Pontifi- — cias, Como no podia contraer matrimonio con su prima Iisa- — bel sin dispensa, fingid una Bula del Papa en la que les dis- pensaba del impedimento para casarse. Los sacrilegos ‘bur- ladores de Isabel la ‘Gatélica fueron tres: Carrillo, Arzobispo de Toledo; Juan II, rey de Aragén y padre del novio, y Fer- nando. Afios después fué obtenida una dispensa legitima del Papa Sixto IV. La Reina vivi6 engafiada desde 1464 hasta 1471. Su catolicismo tampoco era muy edificante. Famoso es la carta que escribi6 don Fernando a su Virrey de Napo- les: “Y estamos muy determinados si su Santidad (Julio II) no revoca luego el Breve y los autos por 61 fechos, de le qui. tar la obediencia de todos los reinos de la Corona de Castilla y Aragén, y de facer otras provisiones convenientes a caso tan grave y de tanta importancia”. (Vide: Biblioteca de Au- tores Espafioles, tomo 23, pag. 170. — ¥ P El historiador espafiol don Vicente Lafuente comenta asi esta carta: “Llegé un dia en que otro rey de Europa, por una pasién liviana, quit6 la obediencia de todos sus reinos al sucesor legitimo de Julio II, eché a un rincén la hija de un monarca anciano y ahorcé a cursores y algo mds que cursores de la Santa Sede. El rey que quitaba la obediencia al Papa era Enrique VIII, rey de Inglaterra, cismatico y he- reje como amenazaba serlo don Fernando JJamado el Caté- lico. La mujer repudiada, cual trapo que se tira a un rincé6n oscuro, era dofia Catalina de Aragén, hija de los Reyes Ca- 2 télicos. El Monarca afrentado de ese modo era don Fernan- ~ do de Aragén, el que amenazaba al Papa algunos afios antes 5 quitarle la obediencia de todos los Reinos de Castilla y Ara- gén”. (Retencién de Bulas en Espafia ante la Historia y el Derecho). ‘ j (15) El historiador espafiol don Modesto Lafuente, noce. la injusticia de la invasién de Nabarra por don a nando; pero la aplaude en cuanto aumenté su poderfo. {Fla- ca y peligrosa argumentacién! See REE IN,

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