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\ enantos actos de autoridad-ejecutara con ese titulo, los consideraran hechos por respeto a su padre, al cual él no habia trasferido su derecho a la Corona. Tampoco se atrevié a prestar juramento a los Fue- ros hasta tanto haber obtenido licencia de su padre. Entonces comenz6 una larga guerra entre padre & hijo, que tuvo algunos intervalos de cesacién de hos- tilidades. Don Juan y su segunda esposa, doha Juana Henriquez, persiguieron al Principe de Viana sin com- pasién. Don Juan, que tenia absorbida en sus manos toda la autoridad, envié a Nabarra a la madrastra de don Carlos para que éste se aconsejara en todo con ella. Don Carlos sintié6 mucho la conducta de su pa- dre, (2). a : El Principe de Viana estuvo desterrado en Sicilia, - luego en Mallorca, después encerrado en fortalezas de Catalufia. Los catalanes,.en su mayor parte, se pusie- ron de parte del Principe de Viana, a quien amaban mucho. Murié en Barcelona, como ya dijimos. (3). 102. Dofia Blanca y dofia Leonor. — Muerto el Prin- cipe de Viana, debia suceder en el trono de Nabarra su hermana dona Blanea Il. Desde 1460 la tuvo pri- sionera su padre en varios castillos y la ‘hizo sufrir amarguras indecibles. En 1462 mandé que dona Blan. ca fuera conducida a Benabarra, donde la encerra- ron en un castillo. En 1464 (2 de diciembre), murié envenenada. Su padre don Juan continuaba en la usurpacién de la Corona. (4). _A dofia Blanea II habia de suceder su hermana, do- fia Leonor I. Pero su padre fué el verdadero monarea. Donia Leonor trabajé para que los bandos politicos de Nabarra se unieran e hicieran las paces. Pero no consiguié nada. Son en este sentido famosas las ‘Cor- tes reunidas en Tafalla (1469). En 1479 murié a los ochenta afios don Juan, rey de Aragén. A los pocos dias fué proclama reina dofia Leonor; se celebré la ceremonia en Tudela (28 de Ene- ro de 1479. Pero fallecié luego. 103. Beautmonteses y agramonteses. — Mas que una lucha entre padre e hijo, hubo en el fondo una contien- da entre don Luis II, conde de Beaumont y condesta- ble de Nabarra, y Mosén Pierres de Peralta, hombre de tenacidad y energia extraordinarias, pero de alma facinerosa ambos. Estos dos personajes con su paren- tela, linajes y clientes pusieron a Nabarra al borde del abismo. (La familia de Beaumont defendia el derecho del Principe de Viana; el] de Peralta se unié con el usur- pador. : La divisién mas funesta para Nabarra fué esa de beaumonteses y agramonteses. Los dos bandos Llleva- ron a Nabarra a la ruina y la desolacién; no se dete- nian ante los medios, con tal de hacer guerras a su adversario; buscaban la alianza de los extranjeros. **Los dafios de la guerra civil sobrepujan las invazio- nes mds barbaras; el ntiimero de habitantes no Ilega- ba a ochenta mil; las talas de Arboles y vias, la que- ma de aldeas alargaba diariamente el triste catalogo de los despoblados; da corrupcién moral era funesta fuente cenagosa de los mas depravados hechos; trai- ciones, deslealtades, engafios, astucias, muertes, robos, oF AE, RR Oe eS Se aE Te ee x Pe ee | is tgs ts 8a desafueros de toda clase’’. (Geografia del Pais Vas- co-Navarro; Nav., p. 469). oe El origen de las dos facciones atestigua su faita de eonciencia nabarra. Cuando el Infante de Aragén don Juan usurpé el trono a su hijo, uno de los Caba- lleros que mas resistencia opusieron a la usurpacién fué don Johan de Luxa. Entonces la familia de los Agramont, que era enemiga de la de Luxa, se abrazé con la bandera del partido contrario, es decir, con el Infante de Aragén, usurpador de la Corona. t Nadie en Nabarra podia eximirse de la lucha. Las mallas de la guerra enredaban a todos. Dofia Leonor I condené al Conde de Lerin a la con- fiseacién de todos sus bienes. Don Fernando, hijo de don Juan y de dona Juana Henriquez, llamado des- pués el Catélico, favorecia ptiblicamente al bando beaumontés. Asi atrajo al Conde de Lerin y a sus par- tidarios, que luego ayudaran a conquistar Nabarra. Mosén Pieres de Peralta se hizo famoso porque ma- té con su lanza al estellés don Nicolés de Egia y Et- xabarri, Obispo de Pamplona. Habiendo disputado 1o3 dos acaloradamente en las ‘Cortes de Tafalla, reunidas por dofia Leonor, le esper6 Mosén Pierres en una de las calles de la ciudad, y le diéd muerte sacrilega (5) (23 de noviembre de 1469). Don Luis II, Conde de Lerin, asesiné, por su par- te, al Mariscal de Nabarra, don Felipe, mientras iba éste poco acompanado por las solitarias Bardenas Rea- les, entre Mélida y el] Monasterio de La Oliva. ANOTACIONES (1) De este segundo matrimonio naciéd don Fernando, lla- mado el Catdlico, que, valiéndose de medios infames, con- quist6 Nabarra. Por eso dice don Arturo Campién: “Ella es la madre del ladrén de Nabarra, don Fernando el Catdlico; fué doblemente madrastra: de la Patria y del Principe.” (Na- barra en su Vida Historica). (2) Escribia el Principe a su tio Alfonso V, que nunca hubiera tomado las armas contra su padre “si Ja hija. del Almirante (dofia Juana Henrfiquez), no thubiera venido a gobernar en tanta ofensa suya y del reino”. (3) ‘Dos veces habia amenazado don Juan con envenenar- le; también escribié a su hija dofia Leonor: “Lo fizo caer en el yerro en que cay6é (don (Carlos), e lo trajo a fenescer como fenesci6”, El médico de don Juan avisé al mismo don Car- los para que “no le diesen algin bocado de muy mala di- gestién”. ’ (4) Los historiadores del Derecho, Marichalar y Manri- que, sostienen una opinién muy particular .Dicen que “la desgracia cay6 sobre las bandéras del hijo como si la Pro- videncia hubiera querido demostrar que no hay raz6n contra un padre, siquiera sea el rey el que ja invocara...”; “afiaden que el Principe seria mas acreedor a la simpatia que le atrae su legitimidad si la rebelién no empafiara la fama de buen hijo”. No puede ser mds equivocada esta opinién. El titulo de padre no da derechos a despojar al hijo de lo que le pertenece en justicia. El malo y el pérfido era don Juan, no su hijo. El historiador espafiol don Modesto Lafuente es- cribe: “La sagaz y altiva madrastra tuvo la funesta habili- dad de hacer del padre legitimo un padrastro también”. (His- toria de Espafia). ‘ Agraviada dofia Blanca como reina legitima y como hija, escribia en 30 de Abril: de 1462: “‘En cuanto al dicho mi se- fior padre no quiere ni entiende proceder de otra cosa por respeto de me ser padre; suplico al Sefior Dios que le quie- ra perdonar aqueste tan grave paso e pecado contra mi (que soy su carne propia), cometido, e lo quiera iluminar el en- tendimiento de manera que venga en conoscimiento, e faga ’ yerdadera penitencia”.

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