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Ae * & « x i " 3 y —7 wr Sh ETS near idia en Estella. La cifra de 10.000 judios asesinades Estella, que da el Cronista de Nabarra, Padre Mo- ret, parece exagerada. Las bandas de asesinos continuaron saqueando las c distintas juderias de Nabarra. Pero las autoridades exigieron el castigo de los malhechores y defendieron muchas juderias. Varios pueblos y personas particuia- res fueron castigadas con grandes multas por haber tomado parte en las matanzas; en cuanto al fraile Pe- dro de Ollogoyen, fué perseguido por la Justicia Reai ¥ procesado, (2). 96. Noticias de cada uno de los Reyes. — Ei primer rey de esta familia fué don Carlos Il, Don Felipe de Evreux sélo era esposo de la reina de Nabarra, dona Juana. Don Carlos tenia un cardcter voluntarioso y aventurero, impetuoso, vengativo y voluble. Se mez- elé6 mucho en la vida de Francia y de Castilla. Fué coronado en 1350. A poco det subir al trono cas- - tig6 a algunos caballeros que en los iiltimos afios de su madre, dofia Juana, habian producido sediciones. A unos degollé, a otros ahoreé en los torreones que defendian la entrada de un puente cercano a Pamplo- na. Por estas crueldades el pueblo le puso el sobre- mombre de ‘‘Malo’’. _ En Francia estuvo dos veces a punto de ser dego- lado por el rey; fué también encerrado en una forta- leza de la que se escapé, Se alié con el famoso defen- or de las libertades comunales, Esteban Mareel, y fa- - vorecié la insurreccién de los campesinos. (3). En las luchas que don Pedro el Ceremonioso, rey de Aragon, y don Pedro el Cruel, rey de (Castilla, se hicieron entre si, y en las que don Pedro el Cruel y _ don Enrique de Trastamara (4), su hermano bastar- do, estallaron, ayudaba a uno o a otro, segiin las con- veniencias del momento, Con don Pedro el Cruel don Enrique concerté sucesivamente la devolucién te Gipuzkoa y Alaba, comprometiéndose él con don Pe- dro a dejar pasar por Nabarra a Castilla las tropas ay francesas, y con don Enrique a ecerrarles el paso. Don Carlos IT, el Noble, sucedié a su padre don Car- los el Malo. Sus aficiones eran muy distintas de las de su padre. Amaba la paz, el arte, la’ gentileza y la a magnificencia de la vida de Palacio. En 1390 se coroné solo, porque su mujer, dofia Leo- nor, no queria salir de Castilla. Por fin, en 1395, el j castellano don Enrique III. fué al castillo donde vivia dofia Leonor, y la mandé a Nabarra bien acom- pafada de Grandes de Castilla y de muchos Caballeros. El viaje que hizo don Carlos el Noble en 1397 a Francia dié ocasién al pueblo nabarro de demostrar su energia en defender sus libertades. Temiendo el Rey ser apresado por la Corte de Francia durante el viaje, dejé testamento cerrado, en el que indicaba la conducta que Nabarra debia seguir si se cumplian sus presentimientos. Mas el Parlamento en modo alguno quiso jurar la observancia del testamento hasta tanto que el rey juré que no contenia nada contra la Cons- titucién del Reino. A don Carlos III, el Noble, se debe la construecién del maravilloso palacio-castillo de Olite, en el cual gus- taba celebrar suntuosas fiestas palaciegas. (5), ‘Dota Blanea I sucedié a su padre don Carlos el No- ble. Se cas6é con el Infante de Aragén, don Juan. Mu- rié dofia Blanca en Mayo de 1441. Por su matrimonio con Yon Juan pasaba Ja corona de Nabarra a Aragén 0, mejor dicho, a Castilla, por ser castellano don Juan. 97. Privilegio de la Union. — Vimos antes la divi- sién en burgos, o barrios, de la ciudad de Pamplona, y las diseordias civiles que sus diferentes privilegios sus- citaban, Aquel estado de cosas desaparecié en tiempo del rey don Carlos el’ Noble. Con motivo de la Hegada a Pamplona del Principe de Viana, nieto del rey, es- tuvo a punto de estalar la guerra entre los barrios. El rey reunié las Cortes y los hombres amantes de la paz para estudiar los medios de acabar con las discordias. Como la causa de la enemistad eran los privilegios de los barrios y existencia de tribunales y regidores par- tieulares, consiguiéd don Carlos que todos los habitan- tes de la ciudad fueran gobernados por un mismo Ayuntamiento, como un solo pueblo. Mandé, ademas, que desaparecieran los privilegios particulares que te- nian los distintos barrios. Desde entonces se acallaron por completo las luchas viciles de Pamplona, que tan- ta sangre hicieron correr en las calles de la ciudad. Esta ley se conserva original en el Archivo Muniei- pal de Pamplona. Lleva Ja fecha de 8 de Septiembre de 1423. Se llama ‘‘Privilegio de la Unién’’. 98& Juicio sobre esta Dinastia. — Durante esta Di- nastia se mezcl6 Nabarra més de lo que convenia -n los asuntos de Francia y de Espafia. No es de extrafiar esta actitud de los reyes nabarros, pues poseian se- horios fuera de su Reino. : Nabarra, ademas, por su posicién geograéfica entre Francia y Espafia, debia sufrir las consecuencias de Su situacién; siempre estaba en peligro de los atrope- los de esas naciones cuando se hicieran la guerra. Los Reyes de Nabarra hicieron cuanto les fué ‘posible pa- ra disminuir la debilidad del Reino y conservar su in- dependencia. Por esto, fué cuidado constante casar 2 sus Princesas e Infantes con Principes poderosos. De la eleecién del Principe nacian bandos y divisiones que debilitaban el Reino. (6). Don Carlos el Malo humillé cuanto pudo ° a los Ca- balleros y ensalz6 al pueblo; su hijo, don Carlos el Noble, eneumbré a la clase nobiliaria, Erigié el Prin- cipado de Viana para su nieto, don Carlos. Pero co- metié la falta de tacto politico de ensalzar y colmar de mercedes a sus hijos bastardos y a los hijos de 10s. bastardos; estas familias de sangre real se envidiaban unas a otras y se destrozaron mutuamente con grave peligro de Nabarra. El Prineipado de Viana fué crea- do en 1423; en 1425 creé el Condado de Lerin, en fa- vor de su hija bastarda dofia Juana, casada con don Luis de Beaumont. Nombré también Condestable de Nabarra al de Beaumont. En los primeros afios era este cargo honorifico; después el Condestable presidia las Cortes de Nabarra. El rey don Carlos el Malo fué el primer monarea nabarro que empleé los cafiones. Se sabe que pagé por un canhdén cien florines. y que por otro pagé ochenta. El primero fué colocado en Olite; el segundo en Fa!- ces. El azufre y otros ingredientes se compraban en Bayona y Barcelona.
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