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Pas Maas onales, sino que algiin noble ideal empujaba a to- os los adheridos a la Junta de Infanzones. La organizacién de los Infanzones era regional, aun- é habia una Junta para todo el Reino, la cual ténia sede oficial en Obanos. El sello de los Infanzones acia en el anverso un libro abierto con eruz patriar- y doce manos extendidas como para prestar jura- lento; la inseripcién decia: ‘“S’Universitatis Jurato- am Navarrae’’; en el reverso aparecia un guerrero a ‘eaballo blandiendo una espada y abrazando el eseudo; Be ia) era: ‘‘Pro jlibertate patria Gens libera Sat). 93. Juicio sobre esta Dinastia. — Los reyes de la sa de Francia contribuyeron, a su pesar, a acre- tar entre los nabarros e] cuidado de la libertad. En su tiempo se desarrollé el caracter politico de ia wunta de Obanos, que en tanto grado contribuyé a impedir el absolutismo de los reyes franceses. - Pero fué gran mal para Nabarra su Dinastia. Como “freeuentemente iban a Francia, se veian obligados a dejar en Nabarra Gobernadores, que muchas veces eran mas absorbentes que los mismos reyes. ANOTACIONES 1) De aquella antigua division de la ciudad no ha que- oO ningun vestigio. Se conservan calles con los nombres los burgos; pero nada que nos recuerde la existencia, de aquellos barrios separados por murallas y denfensas con to- ones. Tampoco queda en Pamplona el recuerdo de las ichas, que tuvieron lugar en sus calles e iglesias. (2) Se atribuye esta concordia de los barrios de Pamplo- a la influencia de San Francisco de Asis. Dice una tradi- ' cién que se dirigia San Francisco a Santiago de Compostela; ' al llegar a Pamplona encontro la ciudad en plena guerra ci- vil. El, con sus consejos y predicacién, consiguid que hicie- » Yan las paces. En Nabarra hay algunos recuerdos de este ' viaje de San Francisco. Pero en honor de la verdad, se debe “decir que este punto histérico del paso de San Francisco por Pamplona, no ha salido atin del campo de la critica. " (3) Uma de las mejores fuentes para el estudio de la si- tuacién de los barrios de Pamplona y de sus crueles guerras, el poema de Guillermo de Annelier, escrito en provenzal. turralde y Suit lo estudié detenidamente en los tomos V r VI de la ‘‘Revista Euskara de Nabarra” (1883). Don. Pablo > de Illaregui lo edité6 en Pamplona en 1847. Guillermo de An- elier fué testigo presencial de los -sucesos. _ (4) “Hutin’ en antiguo francés significa terco, testarudo. (5) “La antigua ley de los Francos Salios, redactada pro- blemente en el siglo VIII, nada decia absolutamente res- pecto a esta grave cuestién, pues el articulo que se invocaba era sencillamente una disposicién de orden civil que pres- ‘eribia “que ninguna parte de la tierra verdaderamente sia- : (es decir, de la propiedad territorial del jefe de fami- ), pasarfa a las hembras, y perteneceria entera al sexo Masculino”. (Guizot: Historia de Francia; trad. de Schwartz, 1, p. 536). Nunca hubo en Francia ocasién de aplicar esta supuesta Tey Sdlica, pues desde Hugo Capeto no falt6 sucesor mascu- lino a los Reyes. ‘El primer caso se present6é a la muerte de Luis el Hutin (5 de junio de 1316). Felipe el Largo y Carlos ‘el Hermoso gobernaron en Francia aplicando la supuesc ley. Francia se conformé. Nabarra protest6é siempre de que @ aplicase a su régimen sucesorio. (6) A la muerte de Carlos el Hermoso (enero de 1328), Se suscito de nuevo en Francia la cuestién sucesoria. Car- los el Hermoso no dejé hijos varones. Eduardo III, rey de Inglaterra, que representaba la linea femenina, y Felipe de alois, que representaba la masculina, se disputaron el trono. Bsta cuestion origind una guerra entre ambas naciones, que uré mas de cien afios. Esta cuestién acabé por la inter- rencién de Juana de Arco. an a ae mee Cae eae ag (7) La fuente principal para el estudio de la Junta de Infanzones de Obanos es la “Informacién”, que en el aio 1281 abrié el Gobernador Guerin de Ampleplouix contra los Infanzones, esperando encontrar motivos en su conducta pa- ra castigarlos. La “Informacién” no dié resultado alguno. Fué hecha la “Informacién” durante la menor edad de dofia Jua- na, casada con Felipe el Hermoso. Fué estudiada por don Arturo Campién, quien sacéd una copia, ya que su original, papel de algodén, estaba a punto deshacerse. (8) La Junta se reunia antes en Miluce, Arteaga, y al- guna vez en Carcalarre. Por fin, en Obanos. (9) A la muerte de Sancho el Fuerte se presenté el Obis- po de Pamplona, don Pedro Ramirez, en Obanos, para que le admitieran en la Junta; pero los Infanzones no quisieron recibirle. (10) “Podréis imaginar ,sefior, cudnta seria la acidez del mensaje regio observando que los Infanzones se marcharon sin comer, que es uno de los ritos de la vida mas gratos y solemnes a todo buen euskeldun de buena cepa”. (La Cons- titucién de la Primitiva Monarquia y el Origen y Desarrollo de las Cortes de Nabarra, p. 156). ; (11)) “Su memoria,es muy grata, porque ellos contribu- yeron acaso tanto como el que mds al desenvolvimiento de las libertades politicas de Nabarra. Fueron perseguidos. Aun- que supongamos, como lo pide la equidad, que de continuo no estuvo la razon de su parte, no podemos negar la deuda de gratitud. Sus nombres’de los que padecieron en perso- na y en su hacienda por el bien comin, son de aquellos que las naciones asientan en sus libros de oro”. (Obr. cit.). LECOCION DECIMA SEPTIMA SUMARIO.—Né6émina de los Reyes de la Casa de Evreux. — ‘Matanza de judios. — Noticia de cada uno de los reyes. — Privilegios de la Unién, — Juicio sobre esta Dinastia. 94, Nomina de los Reyes de la Casa de Evreux. — Don Carlos Il (1349-1387). Don Carlos II, el Noble (1887-1425). Dota Blanca I y don Juan II (1425-1447). 95. Matanza de judios, — En los dias que comenzé la Casa de Evreux a tomar parte en los asuntos d2_ Nabarra a causa ‘del matrimonio de dofia Juana II con don Felipe, conde de Evreux, acaecié en Nabarra una grave perturbacién, a causa de las matanzas de judios. _ En Nabarra convivian con bastante paz mutua los nabarros, sarracenos y judios. Los nabarros no moles- taban a la minoria de semitas, que habitaba en el Rei- no. Los judios eran algo més odiados que los musul- manes porque abusaban de la usura y tenian muchas riquezas, que algunos envidiaban. Las diferencias re- ligiosas influyeron muy poco en la enemistad a los ju- dios. Existian en Nabarra bastantes juderias; las de Estella y Lerin eran, seguramente, las m4s numero- sas. (1). Cuando reinaba dofia Juana hubo matanzas de he- breos. En el sur de Francia se reunieron mds de tres mil hombres, los cuales Wlevaron a cabo matanzas y saqueos en las juderias. Se llamaban los ‘‘Pastorelos’’. El] Papa Clemente V excomulgé a aquellos bandidos. Pero nada les detuvo. Entraron en Nabarra hacia 1321. El piblico se contagié con el mal ejemplo de los Pas- torelos. Excit6 el rencor contra los judios de Nabarra un religioso Francisecano, Pedro de Ollogoyen, quien con sus sermones y arengas arrastré al’ pueblo al sa- queo y degiiello de los judios. La juderia de Estella fué quiz4 la que mas sufrié el odio de los eristianos; se comprende que asi fuera, pues Pedro de Ollogoyen i y - eit
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