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SE PE a eg Ludovico Pio, porque favorecia los levantamientos de os vascos contra la dominacién franca. _ Los vaseos se insurreccionaron enojados por la des- . i ucién ide Jimeno. La familia de los Jimenos, que de- | bia ser muy respetada, tuvo que refugiarse entre los ‘yascos peninsulares; asi se sustrajo a las venganzas de los reyes francos. Al afio siguiente de la deposicién dé Jimeno, apare- ee acaudillando a los vascos continentales un tal Gar- cia Ifiguez, hermano de Jimeno. En 824 los dos hermanos Ifiigo Aritza (Arista) y Garcia Jiménez fomentaban un alzamiento de los vas- cos contra Ludovico Pio. El rey franco envié un fuer- _ te ejército a combatir a los vascos peninsulares, pues entre ellos se fraguaban las revueltas contra los fran- eos. E) ejército, dirigido por Eblo y Aznar, fué de- _ rrotado, como quedé dicho anteriormente. - Iiiigo Jiménez de Aritza es el primero que aparece eon claridad en la historia con el cardcter y las insig- 'Mias de Rey de Nabarra. (1). 70. Causas de su formacién, — Las causas que indu- jeron a los vascos de Nabarra a nombrarse un Rey, apartindose de su antiguo régimen politico, se debe busear en la necesidad, que palparon, de estar muy es- trechamente unidos, a fin de rechazar las invasiones de los mahometanos y de los francos. Estando dividi- dos, sin un poder central, iban a la ruina. Necesitaban un poder aceptado por todos, que unificase sus fuer- - Aquellas divisiones peligrosas se exteriorizaban a -¢ausa de la reparticién del botin, que hacian a los ene- migos. Los jefes vascos, que guiaban a sus gentes a ia guerra, refiian-en e] momento de dividirse el botin; era pues, necesario un caudillo, a quien todos obedeee- rian ciegamente, tanto en Ja guerra como en la paz. (2) ' la Monarquia nabarra no fué obra de la ambicién de un poderoso, que se aprovechara de su fuerza para imponer su dominio sobre sus connacionales. Fué el mismo pueblo nabarro quien, poco a poco, por lenta evolucién, lleg6 hasta revestir a un guerrero con la ' autoridad real. Antes que Ifigo Aritza tuviera en sus " manos el cetro real, ya habian ido los nabarros acumu- ’ lando en sus ascendientes los atributos reales. El eam- ‘bio se hizo con la mayor suavidad. (3). _ _ 71, Circunstancias que consolidaron el Reino de Na- ' barra. — Contribuyeron varias causas externas a la ' eonsolidacién de la Monarquia nabarra, Estas eau- Sas son: a) Ja lejania de los reyes eristianos de Asturias. ‘Estos se hallaba nmuy distraidos en las guerras de reconquista del suelo espafiol de la domina- cién de los musulmanes. la disolucién del Imperio de Carlo Magno, quien dejé su Imperio dividido entre sus hijos. la formacién de un Principado mahometano al sur de Nabarra. Cuando los arabes se apodera- ron de Espafia, hubo algunos godos principales que apostataron de la fe cristiana y abrazaron el Islamis- mo, a fin de que los arabes les conservaran la pose- sién de sus tierras. Esos renegados recibieron el nom- bre de ‘‘muladis’’. Uno de los mas famosos fué un eca- ballero aragonés, llamado Fortin; su familia, después de la apostasia, se llamé de Beni-Fortun. Alli fundé un ~ Reino independiente al sur de Nabarra, aisl6 al inei- piente reino de Nabarra de los peligros de las inva- siones. Gracias a esta circunstancia pudo el Reino de Nabarra robustecerse. También contribuyé a la seguridad de Nabarra el matrimonio de una hija de Inigo Aritza con Mussa, de la familia de los Beni-Fortun. 72. La Monarquia nabarra y el espiritu nacional, — La institucién monarquica aleanzé, sin duda alguna, en Nabarra, el fin que el pueblo nabarro se propuso. Sirvié, en efecto, para unir las voluntades y reunir los esfuerzos de todos. Quizi Nabarra hubiera ecaido en poder ide los musulmanes sin la constitucién de ese centro de cohesién. : Pero al lado de este aspecto bueno, se notan defec- tos, que, agravandose con el tiempo, originaron gra- ves inconvenientes. Fué, en primer lugar, una notable desviacién del es- piritu y modo de ser de los vascos. La forma genera! de gobernarse fué siempre mds s¢mejante a la repu- blicana que a la mondrquica. Desde tiempos, de cuya fecha no hay memoria,.se rigieron por medio de Jun- tas de los mas notables de cada tribu. Se ha de con- siderar, pues, la fundacién del Reino de Nabarra, co- mo una novedad, como un camino desconocido y pe- ligroso, por el cual entré parte de los vascos. El peligro casi inevitable, consistia en que desapa- reciera la familia de los reyes naturales de Nabarra, de los monareas vascos, y entraran en su lugar reyes de familias extranjeras. Desde ese momento la idea nacional vasca sufriria influencias extrafas, muy per- judiciales. Con los reyes extranjeros llegarian ideas, anhelos y costumbres en completa oposicién a lo que reclamaba e] interés ‘de la nacién vasca. La gravedad de este peligro se hubiera disminuido si los reyes de Nabarra hubieran tenido un conocimien- to elaro de los intereses vascos. Pero ninguno de eligs poseyé una conciencia nacional bien definida. De aqui nacieron errores: que atin pesan sobre el Pueblo Vasco. . ANOTACIONES (1) No se sabe dénde fué coronado el primer rey de Na- barra. Cerca del pueblo de Alsasua (valle de Ja Borunda), hay una pequefia ermita dedicada a San Pedro, en la que, segin asevera una ldpida, fué coronado el primer rey de Nabarra. En el archivo del mismo pueblo se conserva un pergamino con el original de una Bula de Gregorio II, cou- firmando la eleccién del Rey. Ningin historiador admite la autentieidad de dicha Bula. La ldpida sefiald el 29 de Ene To de 717 como la fecha de la coronacién. (2) Dice el Prélogo del Fuero General de Nabarra: “Bi nos avia ninguno que ficiese uno por otro sobre las ganan- cias et cavalgadas (expediciones militares). Et ovo (hubo) gran cavalgada et invidia entre ellos, et sobre la cavalgada barallaban (disputaban)”. (3 “El reino de Nabarra no es igual a otros muchos, por ejemplo, el prusiano, erigido por el esfuerzo y la astucia do un principe o magnate, ansioso de cefiir gorona y de le- vantar para su uso un reino”. (A. Campién: La Constitucién de la Primitiva Monarquia y el Origen y Desenvolvimiento d elas Cortes de Nabarra). 27 '

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