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SE Fa” ee Las fabulas se inventaron en tiempos posteriores a ‘la aceién. Una desfiguracién fué obra de los france- ses, la otra de'los espafioles. La batalla entre nabarros y franeos quedé tan im- “presa en el alma popular francesa que dié materia a Ja famosisima ‘‘Cancién de Rolndo’’, poema notable por su grande, ruda y sencilla belleza y por su carde- ter nacional. Cuando cuatro siglos después, Guillermo _ @] Conquistador marchaba a Inglaterra, todos los gue- _ rreros entonaban la Cancion de Rolando para apren- der a ‘‘vencer o morir’’. Ese poema propagé aque! su- ceso por toda Europa. Segiin la leyenda francesa, Ja eiudad de Pamplona, estaba en poder de los sarrace- nos; sus muros eran muy dificiles de ser tomados; después de tres meses de asedio, Carlo Magno conquis- #6 la ciudad por intercesién especial del Apéstol San- jago; a los ruegos de Carlo Magno, que ponia por | intereesor a dicho Apéstol, cayeron las murallas y !a ciudad fué tomada por asalto. Mas los mahometanos hicieron gran estrago en el ejército franco cuando se retiraba a Francia. Tal es la desfiguracién francesa. La leyenda espafiola hace intervenir en la hazafia a los ejércitos espafioles, en los cuales se distingue un caballero anti-francés, llamado Bernardo de] ‘Carpio. Este dié muerte al sobrino del Emperador, Rolando; los historiadores niegan actualmente Ja existencia de Bernardo del Carpio. Esta desfiguracién no salié de la Peninsula; la francesa recorrié6 el mundo en la *“*Cancién de Rolando’’. Carlo Magno murié el 28 de Enero del 814; en io restante del siglo IX elaboraron los juglares su /his- toria poética; en el siglo X estaba ya formada; se es- ~ eribié en e] siglo XI. El pueblo consideré aquellos ' ¢antos como la historia verdadera de Carlo Magno. e Los ‘““Cantares de Gesta’’ franceses omiten a los - vascos,-o los confunden con Jos sarracenos (8). Se ex- plica esto porque esos Cantares son muy posteriores ' al hecho, y no sé inspiran en los biégrafos contempo- raneos del Emperador. Eginario, el ‘‘Astrénomo”’ y el poeta sajén hablan claramente de ‘‘vascones’’. Los juglares espafioles cantaban en un principio los “Can- tares de Gesta franceses; poco a poco introdujeron personajes espafioles, acabando por crear a Bernardo del ‘Carpio, enemigo de Rolando, 65. Invasiones de Ludovico Pio. — Los monareas franeos siguieron con el mismo pensamiento de some- ter a los vascos. Tenian, sobre todo, gran empefio en ¢onquistar la Euskadi peninsular, pues entre los vas- -e0s peninsulares recobraban sus fuerzas los vascos peninsulares recobraban sus fuerzas los vascos conti- nentales para rechazar el yugo de los francos. En 812 Ludovico Pio, hijo de Carlo Magno, y Rey de Aqui- _ tania, pasé los Pirineos y llegé hasta Pamplona des- pués ‘de asegurar su retirada por Luzaide con‘la pos:- sidén de muchos vascos en rehenes. Los vaseos peninsulares no cesaban en sus levan- tamientos; eran dirigidos y animados por una familia ilustre de la Euskadi continental, refugiada en la Pe- ninsula. Ludovico Pio envié en 824 un ejército para Sofocar a los vascos peninsulares al mando de los du- aa ee ; r on aa a ques Ebloy Pero al regresar, fueron sorprendidos por los vaseos, quienes hicieron prisioneros a los dos jefes. Esta vez estaban los vascos ayudados por los mahometanos. A Eblo lo remitieron al Sultan de ‘Corps ser vaseo, le perdonaron. VS ANOTACION (1) Godofredo Kurth ha probado co=prt miento de la historia que la conversién de los francos al Catolicismo fué el hecho providencial que determiné la rni- na del Arrianismo y el triunfo del Catolicismo, que profesa ba el mundo greeo-latino. (“Los Origenes de la ‘Civilizacién Moderna”, t. II). (2) “Nunea en ninguna dinastia barbara, las discordias intestinas han igualado la ferocidad de aquellas luchas que promovian hermanos contra hermanos, tios contra sobrinos, padres contra hhijos”. “No se ven mas que crimenes, traicio- nes infames, liviandades espantosas’’. (C. Kurth, Ob. Cit. cap. IX). Las vidas de Fredegunda y Brunequilda, de Dagoberto, de Childerico Il, de Chilperico son un tejido de crimenes y vi- cios los més abominables. (3) Asi lo dice en su Créniga (CLXXVIII): “Arimberto y los mas principales del ejército fueron muertos por los vas- cos del valle de Sule”. (4) “jCarlo Magno! Este personaje ‘sin igual, €] mas grande de todos los reyes cristianos, llena toda su época y forma 61 solo un siglo. Su admirable superioridad es debida no a la enorme preponderancia de una facultad especial, como en otros muchos grandes hombres, sino al armdénico equilibrio de todas reunidas en grado supremo en la misma persona”. (G. Kurth: Ob. cit., cap. XII). (5) ‘El historiador moderno Arturo Campién prueba que — en Luzaide, y no en Orreaga, fué el encuentro gontra el ejército franco.” (Of.: “Euskarriana’; quinta serie). (6) El notable filélogo francés Vinson, reduce a un atraco vulgar el castigo que los vascos infligieron a sus opresores: “Ellos, sin duda, los vascos, fueron los que trescientos afios antes saquearon los bagajes de la retaguardia franca y ma- taron a Roldan, Prefecto de las Marcas de Bretafia. Dado es- te golpe, se dispersaron rapidamente. Este episodio histéri- co, de levisima importancia, se ha gonvertido, segin todo el mundo sabe, en manantial de amplio ciclo legendario”. (“Les Basques et le Pays Basque”). (7) El ‘lAltobiskarko Cantua”, que algunos historiadores supusieron como contempordneo de la derrota de Roncesva- lles, es un canto épico compuesto en el siglo XIX. Es original de Garay de Monglave, quien lo escribié en francés. Fué tra- ducido al euskera por el estudiante vasco continental Luis Duhalde de Ezpeleta. (8) En la “Cangién de Rolando” se supone varias veces que los vascos eran una tribu mahometana. LECCION UNDECIMA SUMARIO.—Formacién de los Estados Vascos. — Caracter general a todos ellos. —- Consecuencia de la divi- sié6n de los vascos en Estados. 66. Formacién de los Estados Vascos. — Después de la invasién 4rabe, que tanto peligro trajo a la exis. tencia independientes de los vascos, comienzan a deli- nearse los rasgos generales de los Estados Vascos. To- do indica que vivian en un régimen completamente in- dividualista; no habia lazos politicos que uniesen a los vaseos unos a otros. Un escritor moderno compara aquella situacién a la que han tenido los montenegri- nos hasta nuestros dias. fe DE ee Ry ig Fag om Aznar, los cuales ilegaron a Pamplona.

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