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lar ste Hamado Froya. Este godo debia estar en buenas rela- iones con los vascos. Al verle sublevado, aproveche- ‘ron los vascos la ocasién para desquitarse de los con- _ tinuos atropellos de los visigodos. Gran niimero de vascos se pusieron a las érdenes de -Froya, entraron en tierras de los visigodos y lo lleva- ron todo a sangre y fuego. Es digno de notarse que gran parte de su furor, lo desahogaron los vascos cn 55. El filtimo rey de los visigodos. — Los vascos -eonservaron su independencia hasta el momento en_ que desaparecié e] Reino de los Visigodos. Don Rodri- go fué el ailtimo rey que cifié la corona. Siguiendo la -eostumbre de todos los demas reyes, pretendié domi: nar a los vasecos. Puso sitio a la ciudad de Pamplona. Se hallaban en Nabarra cuando entraron los 4rabes en afia, aoe: _ los mahometanos en Espaiia. Hay mucho de leyenda . en ello. Lo tinico cierto es que los mahometanos en- _ eontraron auxilio en algunos magnates visigodos, que ‘ se pusieron de su parte y en contra de de don Rodrigo. a tradicién sefiala al conde don Julian, a la familia _ de Witiza y al Obispo don Opas como los traidores qu2 ayudarona los arabes. De Africa pasaron por el es- _ trecho a Gibraltar y Algeciras al mando de Tarik. (6). _ Levant6 don Rodrigo el sitio de Pamplona y acudié - con su ejército al encuentro de los drabes. La batalla se dié el 19 de Julio de 711, a orillas del rio Barbate (Guadalete), en la Provincia de Cadiz. Durante la lucha hicieron traicién algunos magnates visigodos. Don Rodrigo tuvo que huir, completamente derrotado. Las Crénieas visigodas no se cansan de aplicar a los vascos los epitetos mas denigrantes: fe- roces, quebrantadores de sus juramentos, | pérfidos, - a traidores y rebeldes. _ Asi se vengaban los visigodos de la constancia con que defendian su independencia los vascos. ANOTACIONES a (1) “Serfa dificil dar un resumen de todas las escenas @ carnicerias y de desolacién, que llenan los ligubres ana- les del siglo quinto; el fuego y el hierro llevados por todas as provincias, poblaciones enteras pasadas a cuchillo, vastas egiones despobladas, el hambre viniendo a exterminar lo que habia perdotado la guerra, la desesperaci6n empujando a la humanidad a excesos los mds lamentables. La natura- leza ‘misma privada de sé@fiores, volviendo a caer en su pri- _Mmitivo estado salvaje... Una vez escendidos sus tempera- _ mentos con la fiebre de la carnicerfa, entregdbanse a ésta con un frenesi sin limites. Todo perecia a sus golpes”. (G. ‘urth: Los Origenes de la Civilizacién Moderna, ¢. VII). _ (2) Un testigo presencial descrike asi la invasién de Es- Pala por los suevos, vandalos y alanos: “Los barbaros que ; habian penetrado en Espafia lo llevan todo a sangr ey fuego; la peste, por su parte, no hacia menores destrozos..., 21 _ hambre leg6é a tal extremo que se vid a los hombres alimen- tarse con carne humana, sirviendo a las mismas madres de 1 mentos el cuerpo mismo de sus hijos, muertos y prepa- as dos por ellas”. (Idacio), ES SUMARIO.—Los vascos y los mahometanos. — La (Recon- _ en la leecién anterior que los mahometanos derrota- : la, exceptuando pequefios centros. (1). por reeuperar el territorio perdido en las montafias ‘ fs ‘ se taea See e eens sa meee ve EPS ANE ERS 5 i SS (3) “Liliolo asistié al Tercer Concilio toledano en 589, | reinando Recaredo; el didcono Vincomalo, en nombre del Obispo Atilano, al décimosexto, afio 688, reinando BEgica”. (A. Ciampién: Geogr. del P. V., N.; t. 1, p. 410). : (4) “Hemos de hager notar gue durante los tres siglos de esa nueva dominacién en la Peninsula Ibérica, las pro- vincias de Gipuzkoa y de Bizkaya se vieron libres de ella (civilizacién visigética). La historia y la tradicién asi lo comprueban. Si Alaba, pais de naturaleza abierto a jas in- vasiones, se vid por esta causa sujeta a ese imperio, como se vid por la misma raz6n expuestas al de los romanos, no lo sabemos, Lo unico que podemos afirmar es que la arqueolo- gia no registra en estos territorios ninguna huella de es? hecho.” (Padre Félix del Vallado: Geog. del P. V. -N.; Proy. Vascong., p. 841). (5) Las crueldades y la ferogidad con que los vascos cas- tigaron a los visigodos estén descriptas en una carta del Obispo de Zaragoza, Tajén, al de Barcelona, Quirico. (6) Una opinién reciente supone que los drabes pasaron a Espafia tan sélo para ayudar a los hijos de Witiza, suble- vados contra don Ramiro, que se hab{fa apoderado violenta- mente del trono. Pero los arabes de auxiliares se convirtie- ron en conquistadores. LECCION NOVENA : quista espafiola. — Los primeros reyes cristianos. — Expedicién de Fruela. 56. Los vascos y los mahometanos. — Queda dicho ron en 711 el ejército de los visigodos. En pocos afios tenian conquistada toda la Peninsu- Los vascos que tenian su asiento en Jo interior de las’ montahas, nada hubieron de sufrir de los nuevos con- quistadores. Mas los del sur de Nabarra y de Alaba viéronse precisados a luchar para defender su inde- - pendencia, que habian sabido sonservar en tiempo de los visigodos. Lograron los 4rabes establecerse en algunos puntos de la Nanura, aunque no de una manera firme y esta- ble. En Nabarra permanecieron por m&s tiempo en la ciudad de Tudola. Pero los Reyes de Nabarra pronto reconquistaron el territorio vaseo de manos de los musulmanes, / Respecto del interior del Pais Vasco hay un testi- monio del siglo X, que claramente afirma la imdepen- dencia de los vascos. Dice el Obispo de Salamanea, Sebastian: ‘‘Alaba, Bizkaya, Aizkona y Ordufia fue- ron defendidas por su habitantes y poseidas siempre por éstos’’, (2). ae 57. La reconquista espafiola — Al llegar a este mo- mento es absolutamente indispensable hacer una ob- servacién. Se da el nombre de Reconquista espafiola a la lucha de siete siglos que los cristianos de Espafia sostuvieron contra los mahometanos. Comenzé la lucha de Asturias, bajo la direccién de don Pelayo; acabé con la toma de Granada por los Reyes Catélicos, rei- nando en ella Boabdil e] Chico. Tal suceso, importan- tisimo en la historia de Espafia, acaecié el dia 2 de Enero de 1492. ou