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a su jefe, Civilis, nombre latino adoptado por aquel germano. Las legiones romanas atacadas cuan- do menos lo esperaban, perdieron sus banderas en la i : o. Este fué el momento en que los soldados vas- eos, tomados a sueldo por el Emperador Galba, se echa- sobre los sublevados, y aunque en menor nimero, derrotaron por completo. En los ailtimos dias del imperio se vieron legiones vascas defendiendo a Roma ‘contra las invasiones de los pueblos barbaros. (4). Es también conocido el ejemplo que dieron de fide- idad a la muerte de Sertorio. Este general romano s¢ : uerte _‘eiército, con cuya jade constituy6 un reino : independiente. Muchos vascos seguian sus banderas. rtorio murié asesinado por algunos de sus soldados. ntonces los vascos que le seguian se dieron muerte a a otros. (5). : 44. Vestigios de los romanos, — Aunque Roma no logré someter a los vasecos a su mando, logré estable- eer algunas colonias en la parte Hana de Euskadi. En montafia le fué imposible realizar conquista alguna. Pero desde aquellas colonias no consiguié influir en a civilizacién de los vascos, los cuales continuaron vi- viendo con absoluta independencia de los romanos, sin omar de ellos ni la lengua, ni las costumbres, ni las 4 ociones: de su derecho. _ Estas eolonias eran puestos militares, que se veian onstante amenaza. Nos han quedado algunos vesti- gios de la permanencia romana en el Pais Vasco. En indad de ee habia una colonia que debia tes atestiguan que vivieron alli de un modo bastante - estable. En Alaba ha sido descubierta una ciudad de a que se han extraido multitud de utensilios, monedas algunas estatuas. Segiin el ‘‘Itinerario de Antonino rae”) una calzada romana eruzaba lo que actualmen- _ te es Nabarra; no se encuentra vestigio de ella. Uno de los” vestigios mas firmes de los romanos lo consti- _tuyen los trabajos que para la extraccién del plomo argentifero realizaron en lo que hoy lleva el nombre e Arditurri en Iran, cerca del mar Cantabrieo. (6). i Un ingeniero vasco que estudié detalladamente esas -minas, sostiene que los trabajos realizados por los ro- manos en Arditurri suponen Ja labor de cuatrocientos hombres durante doscientos afios. Las rocas estan per- foradas en una extensién de 18 kilémetros. La mayor Parte de los mineros serian vascos, oe Los escritores antiguos. — El gebprafo Estrab6n hace un retrato de los habitantes del norte de la Pen- insula. Habla directamente de los habitantes de la ac- tual Galicia y Asturias y Santander. Pero se puede -aplicar también muchos detalles a los antiguos’ vascos. Dice Estrabén que eran muy sobrios en el comer, ali- orpresa y eran degolladas dentro del mismo campa- _ x votos CPosides a los dioses romanos; varios puen- - mentAndose de cerdo y de frutas; bebian cerveza de eebada; traian ropas oscuras, dormian sobre el suelo, | y se dejaban crecer el cabello; en los banquetes los hombres bailaban al son de la flauta ; la moneda con- | 4 sistia en un pedacito de metal. Los guerreros ‘sujeta- ban la cabellera con una cinta. » Festus Avienius ealifieé a los vascos de “hombres inquietos’’ ; Silio Italico pondera la valentia y el cora- je de los vascos que llevé6 Anibal a Italia; aquellos: vascos despreciaban e] casco y la loriga en las luchas contra los romanos,.y se hacian célebres por su li- gereza. ANOTACIONES (1) En la cuenca del rio Aragén existen nombres topo- nimicos como los siguientes: Garango, Gaspi, Auerri, Oza, Guarrinza, Zunza, Ezkaurri. En los valles de Hecho y Ansé se encuentran estos otros: Maito, Zuriza, Artxibu, Atxare, Espela, Godia. (2) Ha sido opinién muy admitida en tiempos pasados la de que la Cantabria de los escritores romanos era el Pais de los vascos; a éstos Jes llamarfan Cantabros. Actualmente se inclinan los historiadores por la distincién entre Canta- bros y vaseos. Aquellos serfan los habitantes de Asturias y Santander. : (3) Asi lo cuentan Valerio Maximo (Lib. VII; cap. VI); también el poeta satirico Juvenal alude a estas escenas cuan- do criticando el canibalismo de algunos pueblos de Egipto, decia: Cuentan que asi su vida con tal manjar los vascos prolongaron. Mas fué diverso el caso; alli abandono de la Fortuna, extremos de guerra, hambre y asedio se juntaron. Mirar tal cosa con piedad debemos. (Sdtira XV: El Fanatismo Egipcio. Bibliot. ‘Clasiea). (4) “Las cohortes de Nervios, o por vileza o por desieal- tad, desguarneciendo nuestros costados, dieron comodidad al enemigo de penetrar a las legiones, las cuales perdidas ya las banderas, eran degolladas dentro de los reparos, cuan- do repentinamente por un nuevo socorro, se trocé la fortuna. _Las cohortes de Vascones tomadas a sueldo por Galba y con- vocadas después para esta necesidad, acertando a llegar en- tondes y oido el rumor de la batalla, agometieron al enemigo por las espaldas que estaba ocupado en ella, causdndoles ma- yor espanto del que parece que podia prometer su nimero”’. (Cayo Cornelio Tadcito: Historias, pag. 244, Bibliot. Clasica). (5) “En este sitio numerosas cohortes se sacrificaron a los manes de Q. Sertorio, y a la Tierra, Madre de todos los hombres. Privados de su jefe, la vida se les hacia una carga pesada y combatiendo unos con otros supieron darse la muerte, objeto de sus votos. Reciba la posteridad nuestro itl- timo adiés”. (Lafuente: Historia de Espafia; t. 1, p. 29). (6) En un despoblado de la aldea de Irufia en Alaba, se ven los restos de una antigua ciudad romana. Todos los tra- bajos de excavacién se deben a la direccién y expensas del sacerdote D. Jaime de Berdstegui. En el pueblo nabarro de Arroniz, cerca de Estella, se han hallado hermosos mosaicos romanos; y en el pueblo de Gas- — i tain (valle de Lana), hay una ermita cuyas paredes fueron construidas en parte con lapidas romanas. Actualmente se explotan filones de hierro y blenda casi en los mismos lu- ise gares que conocieron los romanos. El ingeniero don Francisco Gascue, Diregtor que fué de la fabriea de minio y albayalde en Pasajes, estudié detenidamente las minas de Arditurri,
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