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“Jeiki, jeiki, etxenkuak, argia da zabala, itxasotik mintzatzen da silarezko trunpeta, bai eta’re ikaratzen Olanfresen ibarra.” (4) Inglaterra impidié a los vasecos su derecho de pescar i las costas de Terra Nova a pesar de que en el Tratado de 21 se convino en que “su Majestad Britanica dard érdenes : los guipuzkoanos y bizkainos tengan la pesca del baca- lao en los mares de Terra Nova.” (5) Cuando en 1497 descubrié ‘Cabot oficialmente Terra Nova, le dié el nombre de “Tierra de los Bacalaos”; lo to- m6 de “bakallu”, que empleaban los marinos vascos para signar aquellos peces. El nombre indigena del bacalao era el de “apagé”. De modo que Cabot tom6é el nombre, ya de Os vascos directamente, ya de los indfgenas, los cuales a su vez lo habrian tomado de los pescadores vascos. Asi lo dicen los historiadores norteamericanos R. Eden, R. Gold ' Twhaites y J. Reade. » (6) “Salen de los puertos inmediatos en chalupas, y sin temor del bruto, que bastaria a asustar a un ejército, van a _buscarlo; tomando un gran circulo de mar gobiernan los demas la chalupa y lbranla de los golpes de las olas, y a Su bordo un valiente y diestro arponero aguarda a que salga a ballena a la superficie a respirar arroyos de su frente v entonces le dispara con esfuerzo e] arpén, hincaselo en aque- la mole formidable, y la bestia, herida y furiosa, se hunde » y corre mucho mar, llevandose mucho rollo de cuerda atada > al arpén, y también la chalupa, aue sigue flotante la ballena | hasta que, desangrada y muerta, sube arriba y la conducen ' Victoriosos a su puerto. Hazajia que ejecutan muchas veces > €n su mar los guipuzkoanos, de que somos testigos, y lo ' ejeputarfan los afamados marineros de Holanda, Inglaterra y Francia, que, aun a vista de ello, llamarian temeridad al salir solo en chalupa a matar ballenas.” (P. Larramendi: Co- rografia de Gipuzkoa). c Cuando Felipe I pasé por Brujas, le dedicaron los comer- _ ciantes y armadores vascos estos versos: “Gens invicta mari fertur -Cantabrica, namque nullam Euri rabiem, nulla pericla timent; dogta per adversos fluctus, ventosque meare et dubias certa dirigere arte rates.” : (La gente cantabra es invicta en el mar; no teme la rabia del Euro, ni los peligros; es sabia en navegar entre las olas adversas y vientos contrarios; y en dirigir las nayes por los _ mares peligrosos). LECCION SEXTA SUMARIO.—Los vascos en la é6poca romana. — Extensién de Euskadi en aquel tiempo. — Estado de guerra entre romanos y vascos. — Fin de la guerra y amis- tad mutua, — Vestigios de los romanos en Euska- ki. — Los escritores romanos. 40. Los vascos en la época romana. — Las primeras noticias que se acercan a la verdad histérica tratando- se de los vascos, no deben busearse en époecas anterio- res a la conquista de Espafia por los romanos. Aun estas noticias dadas por los historiadores, los geégra- fos y los poetas latinos encierran tantos puntos osev- | ros que a veces es casi imposible disternir lo verda- ; dero de lo legendario. Carecemos de los datos neee- F sarios para conocer con exactitud la geografia de los * antiguos; de aqui que no podamos aplicar con seguri- dad cuanto dicen los escritores latinos sobre los pue- blos peninsulares. : Las noticias que nos dan sobre los ‘‘vascones’’ son mucho mas dudosas, porque nunca dominaron por com- pleto sobre ellos y no estuvieron, por lo tanto, en oca- sién de conocerlos, Lo tinico cierto es que la primera vez que los vascos aparecen en la historia lo hacen defendiendo su inde- pendencia nacional frente a la ambicién del Imperio Romano. Con aquellas guerras de propia defensa co- mienzan los vascos su vida publica. 41. Extensién de Euskadi en aquel tiempo. — Eg también cosa averiguada que al tiempo de iniciar los romanos sus luchas contra los vascos, ocupaban: éstos mayor extensién que la que actualmente tienen. Ade- mas de las tierras, que atin conservan, eran habitadas por vascos las que ahora se llaman la Rioja, Jaca y algunos valles de Santander. Poco a poco ha ido per- diéndose e] elemento étnico vaseco en esos lugares, pe: ro se conservan todavia muchos nombres de rios, mon- tes. pueblos. camnos. bastantes apellidos y no pocos nombres euskéricos. (1). : 42, Estado de guerra, entre romanos y vascos. — El pueblo romano emovrendié la econauista de la Peninsi- la Tbériea el efo 218 antes de Jesucristo. Aunque en- contré mucha resistencia por parte de los cartagineses vy de los pueblos peninsulares, se anoderaron de casi toda la Peninsula. Los vencidos llegaron a identificar- se vor completo con los romanos aceptando sus auto- ridades, sn derecho. sus costumbres y hasta, en gran parte, su idioma latino. Los tinicos que consiguieron verse libres de la do- minacién romana fueron los ecéntabros y los ‘‘vaséo- nes’’, (2). Su resistencia les vali6é a los vaseos tener que luch®r incesantemente contra los ejércitos romanos, bien dis- ciplinados y animados del esviritu de conquista. La lucha debié ser sangrienta a juzgar por el temor con que en Roma se hablaba de los vaseos. A éstos les ani- maba el deseo de no caer bajo el poder de los extran- jeros. De la tenacidad con que defendian su independencia es testigo célebre la ciudad de Calahorra, en aquellos tiempos poblacién vasea. Sitiada por los generales Pompeyo y Metelo, sufrié los horrores del hambre m4s espantosa. Consumidos los alimentos, comieron los de- fensores de la ciudad las carnes de sus padres, muje- res e hijos. Tal hecho estremecié de espanto a los ro- manos, los cuales lo hicieron constar en su literatu- ra. (3). 43, Fin de la guerra y amistad mutua. — Cuando los romanos se dieron cuenta del valor de aquellos rn- dos vaseos, cuando comprendieron su respeto religio- so a la palabra dada, procuraron aprovecharse de sa lealtad, tratandoles con suavidad y amistad. Por todes los medios hicieron los romanos que se alistasen en sus ejércitos. Sabemos que cuando el general Sulpicio Gal- ba fué proclamado Emperador por las tropas de Es- pana, llevé6 a Roma varias legiones de soldados vascos, en los cuales fiaba por su valor y fidelidad. Muy pron- to dieron pruebas de su respeto a la palabra dada. Cuenta ¢l historiador Tacito que, estando el ejéreito romano en Germania, fué atacado de improviso por tropas escogidas de germanos, que se sublevaron al 17
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