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“Dias fegistra la historia en que un millén escaso de nas, cefiidas por los lazos sacratisimos de la sangre, an sometidas a cinco soberanias diferentes: los alabeses ipuzkoanos al rey de Castilla; los bizkainos a su Se- los labortanos al rey de Francia; los nabarros a su ropio rey; los suletinos al de Inglaterra”. (Campién: La I onalidad Biskara). ' (8) “Bl casero es fuerte, duro, 4gil, violento, resistente De la fatiga, de planta y misculo de acero. Constante en lo que emprende, hospitalario y muy aseado de su persona mando se lo permiten el trabajo,, es de bien poblada cabeza barba, generalmente ésta afeitada. Tiene fama de incan- ie andarin, aguanta frios y nieve con impasibilidad su- asi como las inclemencias de un clima constantemente eda”. (Geog. del P. V. -N. Prov Vascong., p. 492). ) Nacié el Padre Larramendi en el pueblo de Andoain. los diez y siete afios entré en la Compafifa de Jests. Es- 6 varias obras, que son: “Antigiiedad y Universalidad 1 Bascuence en Espafia”; “Discurso Histérico sobre la an- ua famosa Cantabra”; “Corografia o Descripcién General la muy noble y muy leal Provincia de Guiptizcoa”; “Fl posible Vencido” (primera gramdtica del Euskera); “Dic- o Trilingiie’’. LECCION CUARTA UMARIO.—Caracter de sus costumbres. — Juegos princi- pales. — Bailes. — Las Pastorales. 32. Caracter de sus costumbres. — Les juegos y costumbres populares son la manifestacién del ai- de los pueblos; asi como el individuo dice lo que en la manera de divertirse. La impresién que todos los extranjeros reciben al senciar los juegos y costumbres del pueblo. es que an en presencia de un pueblo noble, educado y mty ‘SpetuOso para consigo mismo y para los demas. Puc- una persona mezclarse entre el pueblo sin miedo que le falten al respeto, 0 a que tenga que presenciar enas desagradables. Y es observacién notable que cuanto menos influi- -esté el vasco por los pueblos vecinos, cuanto mas © se conserva, mas civilizado se mantiene, siendo fis respetuoso, mis moral y mas suyo en su manera le ser. Lia diferencia que hay entre un vaseo del sur Nabarra, que confina con Aragén y La Rioja, y vaseo de Ja montafia nabarra, o un guipuzkoano es uy significativa. Un eseritor francés aprecia de este modo el carac- vaseo: ‘‘E] eampesino vasco no tiene la fanfarro- eria que se nota en todo campesino francés; tiene, por e) contrario, una distincién instintiva. (Ardonin- ~Dumazet: Voyage en France). Y el famoso escritor "Le Play eseribe: ‘‘En todas las fiestas populares se - ite la moderacién que tanto las clases menos distin- nidas de la sociedad como las altas muestran en me- dio de sus placeres... El orden se mantiene en la mul- titud sin intervencién de fuerza armada; hay en la po- Dblacién tal sentimiento de dignidad, que se sentiria he- da por una intervencién de este género’’. (Le Pe- ' cheur de Saint-Sebastien). 88. Juegos, — Las diversiones revelan bien claramen- el alma. Todas ellas juegos que exigen movimiento desgaste de fuerzas; exigen gran agilidad. Bien sa- ” bida es la frase de Voltaire, segin la cual el nusbhe vasco es un pueblo que saltay baila en los riseos del Pirineo. (1). Los preferidos son: LAS APUESTAS DE HACHAS- (Aizkora-jokua), son muy del agrado de las elases po-— pulares. Consiste en cortar troneos de arboles con ha- chas en el menor tiempo posible. El espectéculo de los “‘aizkolaris’’ suele entusiasmar al piblico a eausa de la resistencia y la elegancia que demuestran en el manejo del hacha. Las APUESTAS DE CARNEROS que pelean uno contra el otro, y las de vaeas y bueyes, que consiste_en arrastrar grandes piedras; estas diver- siones van cayendo en desuso. Un juego propio de Jos nifios es el de Ta KALIKA, casi idéntico al ‘‘golf’? in glés. El juego nacional es el de LA PELOTA, a la enal se dedican los vaseos en todo el pais y edad. Parece™ que otros pueblos han conocido ese juego; pero el he- cho es que los vascos lo practican eon tanto entusiasmo y perfeecién que han hecho de 64] el juego nacional por excelencia. Se juega a pala, a guante, a cesta, a remonte, a sare, a lo largo. Esta tiltima manera es la mas antigua y elésica. En’un principio se jugaba a lo largo con guante corto de cuero; hacia 1860 se in. trodujo el guante largo de cuero; por el mismo tiempo — comenzaron los vascos continentales a jugar con cestas— de mimbre mas largas que las de cuero. Actualment? — se usa poco el juego a lo largo; se juega en pares de todas las maneras. (2). Ia habido pelotaris famosos. Hace afios, cuando el juego no se habia convertido en una industria, los pe: lotaris hacian juramento antes dé empezar los partidos de poner de su parte cuando pudieran a fin de ganar- — los; los jueces juraban portarse noble y lealmente. : 34. Bailes. — Los bailes vascos excitan la admira- — cién de euantos Jos presencian. Unos se bailan por hori- ~ bres solos; otros por hombres y mujeres. En éstos s2 cbserva tanto respeto y tanta delicadeza para la mu- jer, que nunea es permitido tocarla sino por medio de - un blanco pafiuelo. Son tan decentes y tan honestos — que las autoridades eclesidsticas y eciviles suelen PES sidirlos. (3). Los que tienen eardcter guerrero predominan en Bizkaya y Gipuzkoa; los de Laburdi, Zuberoa y mon- — tafia de Nabarra son de caracter mas apacibles; lHe- van el sello de bailes sagrados ejecutados en los ple-- nilunios. : : Su niimero es muy erecido. El escritor entusiasta de los bailes. Juan Ignacio de Iztueta, deseribié en el Bix; glo XIX treinta y cinco bailes, que se bailaban en Giz puzkoa. (4). El célebre escritor espafio] Gaspar Melchor de ‘se vellanos hacia en 1791 grandes alabanzas de los bailes — vascos; en nuestros dias el va citado Wentworth Webs- ter repite esas mismas alabanzas. (5). El ‘‘dantzari’’ revela la cultura de nuestra raza. En : los bailes vascos hay inteligencia, arte y ritmo. | Bea As 35. Las Pastorales. — Una de las costumbres — eee ea en ciertas regiones del Pais or en.

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