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25. Falta de genio politico. — Se deduce de lo ante- aor que el vasco ha earecido del talento de organiza- pn politica. Siendo pocos en nimero, aun disminu- eron su fuerza dividiéndose en varios Estados, entre ls cuales no hubo otros vineulos de unién que los eo- smunes de la raza, de la lengua, de las costumbres y Pde la Religién. Dentro de esos Estados conservaron muchos pueblos el derecho de separarse y unirse a un organismo su- erjor. Asi, por ejemplo, el Duranguesado en Bizkaya, Ofiate en Gipuzkoa, que eran verdaderas Repiblicas dentro de Bizkaya y Gipuzkoa, respectivamente. Lios vascos, dotados de otras cualidades, han estado | faltos de talento de la organizacién politica; no han oncebido otro organismo superior que el Municipio; en él han agotado su fuerza expansiva. Su individua-, lismo no le permitia comprender que la unidad de ra- %a, de lengua, de instituciones, de costumbres exigian Ta formaci6én de un Estado politico vaseo. De esa falta han nacido gravisimos males para la raza. (8). 26. El caserio. — La manera tradicional como ha Vivido el vaseo ha influido seguramente en desarrollar en él un fuerte espiritu de independencia personal Vv de amor a su dignidad: La costumbre de vivir en sole ‘dad engendra gran confianza en si mismo y estimu!a 1 valor personal al par que la propia suficiencia. Lia vivienda clasica del vasco es el easerio, el ‘‘ba- sserri’’, aislado de las otras viviendas y desparrama- ‘das por Jas laderas de las montafias. Comuniea gran © hermosura al paisaje. En los caserios vasecs vive la par- ‘te de los vascos mas sana de cuerpo y de espiritu. (9): — ‘‘Los tipicos caserios guipuzcoanos, admirables de- = fensores del alma vasca, habitados por gentes que no onocen el cansancio, no son chozas misérrimas, signos de pobreza; son grandes casas blaneas y remozadas. ‘donde no falta sano sustento para quienes se cobijan bajo su techo y para quienes llegan a su puerta; si ‘un extrafo se pierde entre nuestras montafias, nada tema; llegue a un easerio, a cualquiera, y entre por la puerta siempre abierta en la seguridad de que sera © bien recibido’’, (Geogr. del Pais Vasco-Navarro; Gui- puizeoa, p. 200). ' Ks eélebre la hospitalidad de los vaseos para con los xtranjeros. Baste indicar que con la misma palabra se llama en euskera al ‘‘huésped’’ y al ‘‘extranjero’’ *Arrotz’’. El ‘‘baserri’’ ~ modo. amplio y bastante ¢6 es, en general, 27. El hogar vasco. — La familia vasca ha llamado la atencién por su constitucidén especial. * Bl eulto y veneracién de los vascos al hogar se halla “manifiesto en su legislacién, la eual siempre procuré la permanencia y conservacién del patrimonio fami- ‘liar. Los bienes se trasmiten casi siempre por capitr- 'laciones matrimoniales; pocas veces por herencia. Rei- Naba también la libertad de testar. Todo ello tendia a mantener integro el ‘patrimonto '¥ a que no decayese la casa. La ayuda al mayorazgo era como una obligacién sagrada en los hermanos no emancipados, y en los que abrazaban el estado eele-— sidstico o entraban en Religién. Miraban la casa como un refugio en los dias de desgracia. ‘ Al entrar el mayorazgo en la direecién de la easa, no adquiria la propiedad del caserfo y de la hacienda, sino que sélo se le transferia su dominio. Los demas hermanos permanecian vineulados al hogar, aunque vivieran fuera, hasta el momento de su emancipacién por el matrimonio. Los eédigos vascos defendian siempre la inviolabili- dad vy la inembargabilidad de los bienes familiares. | Era la casa vasea tan respetada, que en tiempos en los que no se habia introducido la ecostumbre de dar los padres el apellido a sus hijos, el apellido se toma- ba de la easa. Asi que para distinguir a un vasco se decia: Martin Zubikoa (Martin el del Puente), indi- cando que tal Martin era el que tenia la casa junto al puente; Domingo Etxeberrikoa (Domingo el de la casa nueva). Se ve, pues, que el claésico modo de ha- cer los apellidos vascos es el toponimico. Del nombre de la casa toma su apellido. : En la familia todo va dirigido por el ‘‘Etxeko-jau-— na’’, y por la ‘‘Exteko-anave’’, por todos respetados, aun por el mayorazgo. 28. Laboriosidad. — Que el vasco es sumamente la- borioso es una realidad que sin difierltad se admite. De tierras pobres, Asperas e ingratas al trabajo, ha hecho el Pais Vasco al cual en todas partes va unida Ja idea de laboriosidad. Los primeros vaseos eran agricultores; se empleaban también en trabajos forestales. El, euskera es una — prueba de esa ocupacién primitiva. Los nombres de los meses del afo estén tomados de las operaciones — agricolas, de las forestales y de los fenédmenos meteo-~ rolégicos. 29. Alimentacién. — La alimentacién de los vaseos antiguos fué a base de productos agricolas, como las ~ nueces, avellanas, castafias, manzanas; la leche y la caza eran también alimentos muy extendidos, El mijo se ecultivaba mucho, porque constituia alimento muy comin entre el pueblo. La castafia era muy estimada. Durante la Edad Media escaseaban muchos los ¢e- reales; el suelo tenia fama de ser pobre. En el poema — castellano de Fernaén Gonzdlez, eserito hacia el ano 1250, se lee: Fué dado por ecabdiello don Lope el Bizkaino Bien rico de manzanas, pobre de pan e vino. En el siglo XVII aludia el dramaturgo espaiiol Tirso de Melina a esa pobreza en su drama ‘‘La Prudencia* en la Mujer’’. Del acto primero, escena primera, son los siguientes versos: DON ENRIQUE Vos, caballero pobre, cuyo Estado cuatro silvestres son toscos y rudos montes de hierro, para el vil arado;
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