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| ET SEAR Biassents _ “En algunos pueblos por donde pasé el Rey a su regreso a la corte, distinguiéndose la provincia limitrofe de Santander a pesar de sus grandes relaciones con éstos, 0, por mejor decir, por esas mismas rela@ciones — hicieron alarde de anti- fuerismo de Ja manera mas ridicula que se puede imaginar: fas mujeres en el pecho, en las sombrilla y en la ropa de los nifios; los hombres en el sombrero, levita, chaqueta, etc.; los musicos en los instrumentos; ios pérros en el collar; en ias colgaduras, en las paredes de los edificios, en los faroles de las calles, en las puertas de las tiendas, en los escaparates, en fin, en todos los sitios en que era posible fijarla, se ostentaba esta inscripcién: “Abajo los Fueros”’; se hicieron también aleluyas sobre el mismo tema. Aquello era una mascarada completa. En ningin tiempo de la historia, en ningiin pais ‘del mundo, ni aun entre naciones rivales y ‘enemigas, se hi ~ visto jamis estallar el odio con formas tan violentas y con "> @iicono tan ardiente como se vi6é en Wspafia en esta ocasion Seontra los hijos del pais vasco. Y, en cambio, a los que ha- in alardes de fueristas o se defendian' de ataques de anti | fueristas, se les encerraba en una cafionra y eran conducidos @ apartados destierros, s6lo por cometer el crimen nefando de amar a su pais, y se consideraban como subversivos des- hogos inocentes en recuerdo de los fueros, como eran Ja ven- ta de abanicos que decian: “Vivan los Fueros”, publicar vi- fietas en las cajas de cerillas alusivas a su restablecimienio, ~ y un sefior inspector de policia prohibiéd tocar al piano cier- tas piezas o aires dei pais en el café del sefior Lazurtegi, eic., —@te., es decir, se permitia atacar a los Fueros, pero no defen derios’. (J. M. de Angulo y Hormaza: La Abolicién de 103 Feros e Instituciones Vascongadas). (9) Es realmente vergonzoso para las generaciones vascus _ do tiempos anteriores demostrar tanto empefio en la conser- yacion de su independencia conémica y militar, y abandonar sin oposicién la independencia legislativa, judicial y adminis- ‘trativa. Afortunadamente este abandono de su propia civili- acidn va desapareciendo. Grandes problemas de orden inte- ectual y moral son el campo de muchas actividades vascas. - (10) Los vascos de 1876 protestaron violentamente contra "la ley de Cdnovas, que les sujetaba al servicio militar; en 7921 muchos vascos corrian gozosos a tomar las armas, y los > periddicos que anualmente protestan contra la ley del 76, el > dia 21 de Julio, no tuvieron una palabra de protesta cuando — miles de jovenes vascos fueron Mevados a Africa, El pueblo, > es cierto, no demostr6 mucho entusiasmo. * (11) “Aun mas intimamente que en Elizondo le conoci meses después en Etxarri-Aranaz, adonde fui a entregarle - euatro mil reales con que le socorrié la Diputacién de Nabu- rra. La decepcién, el desencanto de las primeéras entrevistas, se acentuaron entonces. Juzgdbale yo, y conmigo otros mu- chos, con el cruel catonismo de la juventud. nos le imagina- bamos el hombre de un solo canto, el hombre de un soio ' sentimiento, el bardo que habiendo celebrado la gloria del Ar- bol de Gernika, no le contemplaria caido sin arrancar a la -inspiracién el grito que sublevase al pueblo, o el anatema ue que infama al tirano. ‘La realidad era otra. Sentado a la mesa, con-la botella y el vaso de vino delante, deploraba prolija- "mente, no las miserias de Euskaria, sino las muchas que a él le afligian, o habian afligido; enredabase en inacabables memorias, no siempre edificante, de su vida aventurera; re- feria anécdotas, chascarrillos, cuentos verdes, cantaba can- cioncillas francesas, italianas, espafiolas; tmicamente parecia ‘acordarse de que era autor del “Gernika Arbola”; en cuanto este recuerdo, servia de titulo a su angustiosa postulacidén, entre amargas y justicieras quejas por haberle desenterrad9s de América, donde é! vivia olvidado de si mismo, y traerle a morir de hambre entre sus paisanos.” (A. Campién: “El Arbol de Gernika”, disc. pronunciado en San Sebastian ei 11 de Julio de 1906). . LECCION CUADRAGESIMA SEXTA SUMARIO.—Estado de Euskadi a fines del siglo XIX. — El Fuerismo. — Los escritores fueristas. 292. Estado de Euskadi a fines del-siglo XIX. — El pueblo yasco era un pueblo que se iba, segiin frase del célebre geégrafo franeés E. Reclus. El progreso ma- — terial aumentaba de una manera incesante. En este as- pecto fué admirable el esfuerzo realizado, porque a pe- . sar de dos guerras que en ochenta aos se desarrollarcn en e] suelo vasco, la riqueza ptblica, las industrias y el bienestar general adquirieron proporciones extensas. ~ De fines del siglo XTX data, el actual floreciminto in- dustrial vasco. A los veinte afos de paz Euskaria habia reconstruido las ruinas de la fltima guerra civil car- _ lista; y era uno de los paises mas ricos de la Peninsula. Pero el florecimiento espiritual de la 2aza vasea no se podia comparar con el material. Nunca la nacién vasea ha sufrido una erisis tan grave como después de la guerra earlista. La conquista espiritual por Espana’ era Completa. La unidad nacional, de la que Canovas hablé efrla proclama de Somorrostro, se arraigaba ea- da dia mas por el desastre dela conciencia nacional vasea. Las ecaracteristicas de Ja nacionalida desapare- cian con rapidez. En ese tiempo ces6 de hablarse el eus- kera en muchos pueblos de Nabarra y de Alaba, en los cuales atin se hablaba cuando ocurrié la tltima guerra carlista (1). Nadie se interesaba por preseryar de ia muerte el alma vasca y sus manifestciones, Los yaseo3 estaban casi todos afiliados a los partidos politicos es~ panoles. La mayor parte militaba en las filas del carlis- mo; seguia en preponderancia popular el integrismo; | en las ciudades populosas existian nicleos de republi- ed en las clases intelectuales abundaban log libera- les (2). Los earlistas e integristas, gentes del pueblo en su mayoria, conservaban mejor que otros los restos del espiritu vasco, que aun quedaban. No obstante el decaimiento espiritual de la naciona- lidad, se hablaba continuamente de los fueros vascon- gados. Pero ese mismo lenguaje probaba la decadencia. Porque la palabra fueros ya no significaba el derecho de la nacionalidad vasea a vivir con independencia plena, gozando de su personalidad, sino que tan sélo se referia a la exencién de econtribuciones y quintas. Esa exencién, ademas, no era en realidad para los vaseos de ese tiempo mas que un privilegio, que el Go- bierno central debia respetar. A eso habia venide a parar Ja independencia de los yaseos. Toda la cuestién vasea consistia en no pagar tributos, ni dar soldadosa Espafia, a pesar de considerar a ésta como a la patria de los. vascos. Anualmente protestaban los diarios de la ley del 76 dada por \Cénovas del Castillo; pero nadie se acordaba de la del 39, tnmica que destruyé la liber- tad de Euskadi. (8). Este estado mental y afectivo se mantenia por los jefes politicos vascos, completamente espanolizados; por los diarios, euyos direetores eran muchas veces es- pafioles, y por los escritores, que propagaban en sus libros e] fuerismo. Consistia esta teoria en defender la exencién de tributos y de quintas y en mendigar de los ~~ espafioles respeto y earifio hacia los vascongados y sus — ms venerandas instituciones. Todos aquellos eseritores amaban entrafiablemente a — los vascos; pero no daban con la raz6én verdadera para ~ # defender la raza’ vasca. ‘“Vaseongadismo era culto mo-— mifieador. Convirtiendo en momias cosas vivas, las cor sas vivas iban convirtiéndose en momias. Y hacia. es, hacia el tamulo, pomposo, pero estela funeraria, eondu-

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