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ie me. con sus discursos empeoraron la causa de la nacion vasca. He aqui resumidas las defensas de los dos abogados de la causa vasea, Pedro de Egafia y Joaquin de Ba- - rroeta Aldamar. ' Don Pedro de Egafia, primero en contestar a San- | chez Silva, no comprendia cémo los fueros del Pueblo _ vaseo eran atacados por el senador andaluz cuando el Pueblo Vasco ‘‘no habia agraviado a Sdnchez Silva, mi faltado en lo mas minimo a los Cuerpos Colegisla- dores, ni quebrantado ninguno de los respetos que se deben al resto de la nacién’’: Anunciaba al Senado que tratar de los fueros era cuestién delicada, porque ‘‘la uestion de los fueros es en nuestras montafias no s6- lo popular sino santa, porque los fueros estén encar- mados en la sangre, en los habitos, en las costumbres hasta en la organizacién moral de todos aquellos na- © troboraba su afirmacién con el relato del entusiasmo | gue José Maria Iparragirre producia efi la masa de los - vaseos (3): Egafia reclamaba la conservacién de los | fueros porque el pueblo vasco habia vivido feliz con ellos durante tantos siglos. Creia fortificar la justicia de su reclamacién poniendo como base a los fueros la ley de 25 de Octubre de 1839; por eso decia: ‘‘La si- tuacion legal de las Provincias Vascongadas, para sa- ber Ja base del arreglo de sus fueros, arranea del Con- ‘venio de Bergara y de la ley de 25 de Octubre de 1839... el Convenio de Bergara y la ley de 25 de Octubre, con- firmacién de los antiguos derechos, esa es la base de donde arrancan los derechos y los deberes de los vas- congados para con el Gobierno, asi como los derechos 'y las obligaciones del Gobierno para con los vasconga- » dos... Por lo demas, sostenia que Espafia es la patria » de los vascos, e indignado de que Sanchez Silva dije- = vYa-que los vascos nada habian hecho por su patria Es- ' pafia, le ponia Egana delante el hecho de tantos vas- » eos que habian luchado por Espafia en siglos anterio- © res (Las Navas, Sevilla, Lepanto, Pavia; Urbieta, El- ' kano, Okendo): ‘‘Los vascongados no quieren solamen- te su felicidad propia, sino que también desean la de sus hermanos, a quienes nunea han abandonado cuando an tenido necesidad de ellos.’’ Que los vaseos sean panoles lo repitié sin titubear: ‘‘Nos llamamos vas- Ongados porque no queremos renegar de nuestro nom- bre de pila; pero eso no quita que siendo vascongados seamos tan espafioles como su sefioria (Sanchez Silva) como e] mejor espaiiol’’. Sus palabras, partiendo de principios falsos, eran una contradiccién continuada. Sélo una vez se colocd Egafia en una posicién verdadera cuando llamé6 al pue- blo vasco una nacionalidad. Hablaba de que mientras ‘otros pueblos mas fuertes habian desaparecido ‘‘aquel obre rincén ha mantenido incélume esa nacionalidad ne ha parecido al Sr. Sdnchez Silva tan poco digna le respeto.’’ Ante la admiracién de un senador mudé de lenguaje, espantado de la palabra que habia pro- * nunciado: ‘‘Oigo que un Sr. senador, amigo mio, se extrafia de que use de la palabra nacionalidad: claro @s que al hablar en la época y momento en que ha ha- © lado de nacionalidad, este Sr. Senador conoceré muy turales; organizacion sin la cual no pueden vivir. ‘‘Co- - fs ltd bien que siendo aquellas Provincias parte de Espana, no habia de hablar de una nacionalidad distinta de la espafliola... Conozeo que tal vez hubieran sido mas exactas las palabras organizacién o autonomia; de to- das maneras, si al su sefiorfa no le parece conveniente la de nacionalidad, la reemplazaré desde luego con la de organizacién especial.’’ De esta manera defendié Egafia la causa de la na- eién vasea en las Cortes espafiolas de 1864. Egaiia te- nia una mentalidad tan defectuosa sobre la ecuestién vasca que propuso la idea de levantar en Alaba un mo- numento para perpetuar el recuerdo de la unién del é Estado de Alaba a la Corona de Castilla. Esa idea nos fué ¢onsiderada como patridtica y fué aprobada por te casi todos los hombres influyentes de Alaba. El diseurso de D. Joaquin de Barroeta Aldamar fué , también propio de un fuerista, es decir, de un vasco que se tiene por espafiol; pero que pretende que el Publo Vasco viva con privilegios especiales. El hecho histérico de la independencia de Euskadi fué probado de modo magistral por Barroet Aldama Bajo el aspecto histérico deshizo los argumentos de Sanchez de Silva. Mas al salir del terrenohistérico, : sus palabras empeoraban la causa vasca. Era punto fun- aA damental para Barroeta Aldamr el ser Espafia la pa-— ee tria de los vascos: ‘‘Aqui econcluyo, sefiores, deses : que las relaciones de fraternidad de las Provincias V. congadas con las demas Provincias de la Monarquia® ~ no se alteren jamés, que sean las que fueron durante muchos siglos, que todas defiendan con valor y gloria a esa buena y amada Reina, que preside a los destinos ; de Espafia, nuestra patria querida.’’ Barroeta Alda- mar no dejaba de recordar la parte que los vaseos han tomado en la historia guerrera de Espafia, y a Sanchez Silva que dudaba de su fidelidad, decia: ‘‘No nos opo- nemos a que las Provincias Vascongadas sirvan a la pa- tria como siempre Jo han hecho.’’ El derecho vaseo, cuyOs restos defendia inconscientemente, eran en la mente de Barrota Aldamar privilegios: ‘‘Me parece que algunos shores se asombraban de ciertos Estatutos de las Provineias Vascongadas, que he citado. También en otros paises hay privilegios que en Espafia parecen de imposible existencia en ninguna parte (ej.: la isla de Man, las de Gersey, Guernesey y Alderney). He dicho todo esto para que no se crea que es un gran privilegio y una novedad el que en Espafia no esté todo unifiea- do.’’ La ley del 89 no debia tocarse, porque en ella ‘‘se confirman los fueros, no la excepeién de los fueros; esto era y debia ser la menor parte. Se confirma la mayor parte, y sélo se exceptia lo que fuese necesa- rio, como expliea el articulo segundo, pues de otro mo- : do resultaria que no se confirmaba nada’’. La eausa de la nacién vasea fué defendida por qnie- nes earecian en absoluto de la conciencia nacional. Co- locados en esa posicién, sus réplicas a Sanchez Silva eran de ningiin valor. A pesar de considerar a Espafia como a patria de los vascos, y a éstos como a espano- les, se irritaban de que Sanchez Silva y e] Gobierno— quisieran obligar a los vascos a pagar tributos y a dar soldados a Espafia. En la exencién de tributos y del servicio militar hacian consistir Egaia y Barroeta Al- damar la cuestién vasca. Querian tener el privilegio de

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