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Jos dem4s y que todos somos hermanos”. Olano fué digno, por su gran amor al Pafs vasco, de haber vivido en tiempos _ @e verdadera conciencia nacional. ; es ae FO : (8) Esa es Ja mentalidad de los que se gilorian de ser asco-espafioles. Consideran a Euskadi como parte integran- de Pspafia; no obstante, defienden para los vascos una tuacién privilegiada, que légicamente ha de resultar inso- portable para los espafioles. El vasco-espafiol es una contra- diccién viviente; por desgracia, la historia de. los wltimos ochenta afios esta demostrando que el vasco-espafiolismo de las clases intelectuales e influyentes hase convertido en es- __ pafiolismo puro. Sélo el pueblo, menos contaminado, ha sido mejor depositario de los amhelos nacionales, aunque cierta- mente algo bastardeados. (9) La divisién de los vascos es la garantia del éxito en : atropellos al derecho vasco. Es constante practica de los aes Gobiernos espafioles crear diferentes intereses entre los Ex- i Bstados vascos. Asi cuando viola el derecho de unos, los otros no tienen motivo aparente de protestar. Una Manco- ‘munidad vasca no conviene a Espafia. Afortunadamente la unién espiritual de los vascos es uno de los signos, que de- - muestran el actual resurgimiento nacional de la raza vasca. - LECCION CUADRAGESIMA QUINTA _ SUMARIO.—Se recrudece la cuesti6én vasea en 1864. — Los ss defensores vascos. — Segunda Guerra Carlista. — _ Terminaci6n de la guerra. — Don Antonio Canovas del Castillo. — Ley de 21 de Julio de 1876. — Ac- titud de los vascos. — José Maria Iparragirre. — Conciertos econémicos. — Nabarra y Gamazo. 282. Se recrudece la cuesti6n vasca en 1864. — Es- afia seguia filtrandose poco a poco en el alma vasca; _las leyes se sucedian sin cesar. Los Ex-Estados Vascos le Alaba, Gipuzkoa y Bizkaya. aunque perdida su in- dependencia, continuaban sin la obligacién de pagar muy. enojosa para los espafioles. El senador andaluz ion Manuel Sfnchez Silva llevé la cuestién vasea al Senado en Junio de 1864. En las sesiones de los dias 18, 14 y 15 pronuncié un largo diseurso, combatiendo \damente los restos de la independencia de los Esta- 1s safia ha combatido el derecho de los vascos. Su aparente ilustracién histériea, su brillante imaginacién _ ¥ facilidad de palabra, le convirtieron en paladin de la usa espanola contra la causa de la independencia vas- ‘ea. Como sus discursos tuvieron tanta resonancia, es ueno resumirlos en sus ideas fundamentales. Sn objeto lo manifesté con claridad: ‘‘Mi objeto es @ las Provineias Vascongadas den dinero para los ' de la nacién y den hombres para el ejército. do lo demas eran accidentes de la euestién, que s6- lo servian para probar la tesis general. Los fueros que ( Vascos: alegaban siempre, tenfan su origen, segiin Silva, ‘‘en la apatia de los Gobiernos’’ que no trevian a extirpar de una vez los fueros. Para San- Silva. la independencia, que en siglos anteriores habian gozado los vascos, sélo era un privilegio, un omparaba el derecho vasco con el fuero, o pri- vilegio que un Rey antiguo de Espana concedié a su pueblo natal (Utrera), segian e) cnal Utrera ‘‘tenia el privilegio de no pagar nada por siempre jamas’’. Y asi como tal privilegio de Utrera ‘‘era una plaga’’ que ha- bia desaparecido, asi los fueros vascos debian cesar, como el de Utrera,, Acusaba a los vascos de que no de- fendian sus fueros, sino con el tinico fin de vivir anar- quieamente, completamente desligados de todo poder del Estado. Aludiendo a que los vaseos no iban al ejér- - cito, pues sus fueros no les obligaba a ese deber, decia: — ‘‘Mas j;por qué no han de dar los 1.030 hombres que les corresponde? Pues qué, aquellas madres ;Son més tiernas que las de Castilla, Andalucia 0 Aragén? ;Tie- nen quizé una fibra mas sensible, 0 un origen mas al-— to, mas noble, mds excelso? ;No seran al menos todas. ignales?... yo no concibo, sefiores, que haya pueblos que digan: ‘‘Tengo fueros’’ para no compartir las ecar- gas del Estado, y mucho menos puedo comprender en los pueblos hidalgos como el vaseongado’’ (1). Al ha- blar del juramento de las Constituciones vaseas por sus Sefiores, se expres6 asi: ‘‘Don Carlos jpor qué no juré? Porque no quiso, porque no esté en el derecho moderno de los pueblos que un Monarea vaya a sen- tarse sobre un pedrote debajo de un Arbol especial a jurar los fueros de un pueblo.’’ Espafia tenia ademas, segtin Sanchez Silva, derecho perfecto sobre el Pais Vasco, pues al fin de Ja guerra contra la Primera Re- publica Francesa (1795) reseaté Espafia el Pais vasco de manos de los franceses, cediendo la isla de Santo Domingo (2). . La Paz de Basilea ‘‘es un hecho en virtud del onal. las Provincias Vascongadas han perdido todo derecho a esa autonomia, un hecho en virtud del eual hemos adquirido esas provincias a titulo oneroso’’. SAnehez Silva protestaba de que los pueblos extranjeros distin- guieran a los vascos de los espafioles. ‘‘Aqui voy a de- cir una cosa por mi cuenta. Tienen los vascongados a mucha gala el llamarse vascongados, y este nombre se va haciendo tan propio que ya nadie les llama es- pafioles: hasta el Presidente de la Reptbliea de Pert, no ereo que con intencién, sino por dulcifiear la res- ¢ “ys ba . a ponsabilidad de los acontecimientos, los considera co- mo extranjeros, dice: ‘‘Una colonia de vascongados’’... _ Y saben los sefiores senadores de qué procede eso? Pues de ese eapricho inijustificado y dé ese espiritu de orgullo que no tiene fundamento’’. : Los diseursos de Sfinchez Silva apasionaron a la opi- nién. El citado senador esnafiol dijo piblicamente lo 3 aue todos los dias se renetia nor los espafoles al tra- ~~ tar de la situacién de Alaba, Gipuzkoa y Bizkaya. 283 Los defensores vascos, — En 1864 la conciencia — nacional vasea era nula. La conquista esviritual de Ia nacién vasea por Espafia llegaba a sus limites. La de- cadencia se hizo palpable con motivo de‘la campafia de Sanchez Silva. Los defensores de la causa vasca en aanella ocasién cumplieron su cometido de la manera =~ mfs desgraciada. Sus discursos se basaban en una con- tinnada contradiccién; ellos reflejaban el estado de — abatimiento del pueblo vasco. Como Olano en 1840, los 4 defensores del derecho vaseco en las Cortes espafiolas de 1864, sentian al Pueblo Vasco indudable amor, Pe-

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