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Se Sas. See i | de mas reputacién gozaban’’. (Lafuente: t. VII). No 'habra en el Pais Vasco mantafia, llanura, o pueblo que 'no presenciara hechos de armas heroicos. _ El entusiasmo de los carlistas aumenté extraordina- amente cuando en Julio de 1834 pasé don Carlos los | Pirineos y dié en Elizondo sus primeros Manifiestos a Sus soldados. Establecié su Corte en Ofiate y Estella. ' Don Carlos acufié moneda, tuvo su periddico. oficial, se firmaba con la férmula: Yo el Rey, emitié sellos de correo, e hizo cuanto a un Rey pertenece dentro de sus ~ Estados. > Inglaterra auxilié a Espafia mand4ndole municiones, ' Generales y un cuerpo de ejército, la Legién Britanica, | que desembareé en Santander el 15 de Agosto de — 1835. : » Don Carlos, al frente de un brillante ejército se pu- » so en marcha hacia Madrid, a cuva vista llegé en Ia _ madrugada del 12 de ‘Septiembre de 1837. Cuando sus ' soldados esperaban érdenes de atacar a Madrid, man- ' dé, en la mafiana del dia 13, emprender la retirada ha- > cia el Pasi Vasco. La impresién que Ja inesperada re- | tirada produjo en los voluntarios carlistas fué de que | estaban mandados por traidores; el desaliento eundié; | los jefes carlistas dejaron traslucir sus odios mutuos; | por fin, fueron todos traicionados por su Jefe. don Ra- © fael Maroto. Hacia 1838 el eiército earlista estaba mi- | nado por la traicién y las discordias. | ‘Los soldados ecarlistas usaban durante la guerra co- _ mo distintivo, la boina de color rojo (Txapel-gorriak). ' 268, Don Tomas de Zumalakarregi. — Este General | fué, sin duda alguna, el mds prestigioso y de mas ta- ' lento militar que ha tenido el partido carlista. Nacié > en Ormaiztegi el dia 29 de Diciembre de 1788. En 1808 - se encontraba en Pamplona siguiendo sus estudios euan- do supo que las tropas de Napoleén sitiaban a Zara- © goza. Se alist6 como voluntarios en el ejército esnafiol ' que defendia la ciudad. Ya desde los principios de sa ' vida militar Ilamé la atencién de sus compafieros de © armas. En las luchas contra los Mariscales franceses | fué aprendiendo la tactica de la guerra. Las Cortes de ' Cf&diz le reconocieron e] grado de Comandante. Hallan- | dose de servicio en El Ferrol con el grado de Teniente ' Coronel, fué acusado de favorecer a don Carlos, sien- | do destituido por ello. Se retiré6 a Pamplona. Cuando © en Nabarra estallé el alzamiento carlista. los jefes de © Jas partidas proclamaron a Zumalakarregi por General » en Jefe. Hasta aquel momento los carlistas no eran mas | que una masa desorganizada. Zumalakarregi la tras- formé en un ejército disciplinado, que pudo Iuchar vic- ' toriosamente contra los mejores Generales del ejército } espanol; el carlista que operaba en el Pais Vasco llegé | a componerse de 30.000 hombres; é1 era el duefio del " Pais Vasco; los liberales no poseian més que el suelo _ que pisaban. © Zumalakarregi demostré ser un gran talento militar. | Sus victorias fueron innumerables. Don Carlos, contra » el parecer del mismo Zumalakarregi, le oblig6_a sitiar | Bilbao. Durante el cerco fué herido por una bala en » la pierna. Retirado al pueblo de Cegama (Gipuzkoa), murié a los poocos dias (1835). El carlismo perdié en- ) tonces su mejor defensor. (6). 7 Era riguroso sin erueldad, aunque alguna vez se ex- eediera en los castigos. Su ejemplo arrastraba a sus sol- dados a las mayores heroicidades. ‘Sus aloeuciones eran enérgicas. ‘‘Vale mas no existir que existir llevando escrito en la frente el baldén de cobardia’’ decia a sus soldados (29 de Diciembre de 1833). Su -reenerdo se mantiene atin vivo entre los vascos. . 269. Don Rafael Maroto. — El sneesor de Zumala- karregi fué el espafiol don Rafael Maroto, nacido en Lorea (Mueia). Antes de declararse la guerra carlista habia servido a Espafia en las Inchas que en Peri y Chile se sostenian contra la dominacién espafola. Nom- brado jefe del ejército earlista que operaba en el Pais Vaseo, fué ‘mal recibido por su earfcter violento; los fracasos militares aumentaron e] descontento. Pronto comenz6 una Incha sorda entre Maroto y otros jefes del ejéreito. Maroto prendié a sus émulos, los Genera- les Gareia. Sanz y Guergué, al brigadier Carmona, a Uriz e ThAfiez. Los Generales vy Uriz fueron fusilados en Estella, sin forma alguna de proceso y sin que fue- ran escuchados. 'Poeo después hizo lo mismo eon Ibanez. (Febrero d e1839). Don Carlos destituy6 a Maroto de sn cargo de Jefe del ejéreito y le declaré traidor; pero ante la actitud de Maroto, cambié de conducta y afin volvié por su honor en documento dirigido a su ejér- cito. Maroto estaba en inteligencia con el Jefe del ejérei- to isabelino desde el mes de Enero; dejése derrotar varias veces por sus enemigos; no obstante. seguia man- dando a los soldados vaseos y exciténdoles a proseguir la guerra. Tuvo una econferencia con el jefe isabelino en Ja ermita de San Antolin de Abadiano. Don Carlos, sospechando de la fidelidad de su General, le depnso v nombré al Conde de Negri: vero fué nrendido vor Maroto. Poco desnués se firmé la paz en Bergara. Ma- roto entré a servir de nnevo en el eiército espanol con el grado de Cavitén General; murié en sus posesiones de Chile en 1847. Tal fué el Jefe ane ‘dirigié a los vaseos después de la muerte de Zumalakarregi. 270. Caracter de la guerra por parte de los vascos. — Si Ja mayoria de los vasecos abraz6 la causa del Pre- tendiente al trono espafiol, lo hizo porane vié en su triunfo e] mantenimiento de su libertad. En la concien- cia del pueblo estaba one su derecho era perseguido. Al momento de morir Fernando VIT lo manifest6 ¢1 Virrey de Nabarra a la Diputacién: ‘‘En el estado de guerra en que se halla Nabarra no hay fueros’’. BE] Vi- rrev Sarsfield se nevé a jurar los Fueros. (7). De la guerra earlista no se puede decir que fuera civil en lo que afecta a los vasecos; era una guerra in- ternacional, puesto que los vaseos. que gozaban de in- dependencia, luchaban con otro Estado, aque se esfor- zaba en quitarles la libertad. Era una guerra por la independencia. Cierto que los vascos se equivocaron en la eleecién del medio para conservar sun derecho. Su error se com- prende si se recuerda el estado general de los vascos en aquel tiempo. Pero a través del engafio se nota el — cardcter que revistié la guerra por parte de los vascos: un ecaracter de propia defensa, 5 eae Sie, ge EN mali ot caageatiiale “ih tee

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