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que tuvo el Reino. El nombramiento de Virrey que ” Fernando VII (III de Nabarra) hizo en favor del con- de de Ezpeleta, irrité sobremanera a Espoz y Mina, pues él esperaba dicho nombramiento; su sobrino Ja- bier de Mina, también famoso guerrillero, se hallaba - dominado por parecidos rencores; los partidarios de la _ Constitucién de Cadiz procuraban atraerse a Espoz y ‘Mina al partido liberal, que venia mostrandose ya tral- _ dor a Nabarra. ‘Espoz y -Mina quiso tomar por fuerza la ciudad de Pamplona; pero sus Oficiales y soldados se negaron a _seguirle, y aun trataron de matarle en las calles de Puente la Reina. Aunque algunos trabajaron por una reconciliacién entre el Conde y Mina, no se consiguié _ningdin fruto. Mina, despechado, se marché a Francia, _ ingres6é en la Masoneria, aborrecié el euskera, su len- gua thaterna, trabajé por que en Nabarra se implanta- _ra.lapConstitucién de Cadiz, a la cual él habia fusilado en otro tiempo, persiguié con ensafhamiento a los ene- migos de dicha Constitucién, que eran precisamente los defensores de la independencia nabarra, e introdujo la divisién en el Reino, Desde entonces comenzé la se- gunda época d su vida tan digna de desprecio. Sus res- tos reposan en los claustros de la Catedral de Pam- plona, — Al lado de] partido liberal se formé otro partido: el realista, decidido defensor del absolutismo de Fernan- do VII (II1 de Nabarra). Ambos partidos demuestran la ceguera y postracién de Nabarra, porque los dos se -interesaban en los asuntos internos de Espafia. La re- belién de Riego (1820), exacerbé las pasiones popula- res, El pueblo de Pamplona acuchill6é despiadadamente al Regimiento Imperial Alejandro aun dentro de la iglesia de San Saturnino, porque era partidario de Rie- go. (19 de Marzo de 1822). _ Poeo después entré en la Peninsula un ejéreito fran- _eés a defender el absolutismo de Fernando VII. (1823). -Aquella expedicién ‘se llama la de los Cien Mil Hijos de San Luis. De nuevo dié muestras Nabarra de su pos- tracién, pues tom6 parte activa en la lucha, como si el triunfo o la derrota del absolutismo en Espafia hubiera sido asunto propio de Nabarra. Durante la lucha orde- né la Regencia de Urgel, contra todo derecho y que- brantando la Constitucién del Reino y la voluntad de los voluntarios nabarros, que éstos fueran a Cataluia a combatir bajo las érdenes del Barén de Eroles; més tarde mand6é don Carlos O’Donnell que se situaran los soldados nabarros en la misma frontera francesa, Mien- tras tanto, tenia que sufrir la parte sur de Nabarra las mayores atrocidades cometidas por la partida volante de Joaquin Depablo, conocido por el sobrenombre de Chapalangarra, (8). 263. Primeros atropellos a la independencia de Eus- kadi. — En todos los tiempos se habia procurado por parte de Espana la desaparicién de la independencia vasca. Desde la Edad Media hasta la Edad .Moderna esa lucha se hizo con las armas en la mano; los Reyes desde el siglo XV no cejaron en procurar Ja nivelacién _ mas absoluta de los Estados vascos con los restantes habitantes de la Peninsula..Con el triunfo del absolutis- mo en, el siglo XV se acentué la tendencia antivasca de los Reyes; no sufrian que hubiera en la Peninsula Estados independientes. Por eso, es cierto lo que dicen los historiadores del derecho: ‘‘... apenas ha existido Monarea que no procurase coartar las libertades de aquel pais (el vasco) y restringir sus derechos. (Histo- ria de la Legislacién). Ak iltimo ‘Monarea de la familia de los Asturias - aconsejaba su consejerd el ‘Conde-Duque de Olivares, tres medios para disponer las leyes de los diversos Es- tados de la Peninsula en la conformidad de las leyes de Castilla; esos medios eran: la violencia, la astucia y el soborno, La familia de los Borbones, sucesora de los Asturias, llev6 afin mas alld sus ideas imperialistas. Felipe V es- eribia: ‘‘Mi Real intencién es que todo el continente de Espafia se gobierne por unas mismas leyes.’’ (29 de Julio de 1707). Aquella unidad constitucional que de- seaba Felipe V para toda la Peninsula fué desde enton- ces el objeto mas apetecido por los Borbones. En 1719 se nombré en Madrid una Junta para que examinase los fundamentos de la libertad del Pais Vas- co; no lleg6 a cumplir su misién. Los ataques a nues- tra independencia eran pasajeros; pero desde fines del siglo XVIII y principios del XIX, se combatié a la independencia de Euskadi sistematicamente. _ : Don Carlos IV de Espaia y su Ministro Godoy, se distinguieron por su antivasquismo. Carlos IV nombré una Comisién para que examinase los fueros de Bizka-— ya para derogarlos si eran perjudiciales al Rey. Mas quien se excedié en su antipatia a nuestra independen- cia fué Godoy. Mientras duré la guerra contra la Pri- © mera Republica francesa, ocult6 Godoy sus propésitos. Firmada la paz de Basilea, comenzé a preparar el te-— rreno. A este fin asalarié a don Antonio Llorente, sa- cerdote espafol, hombre sin conciencia y descreido, quien, como Godoy, se hallaba poseido del odio a la Independencia vasea. Llorente -escribié un libro titula- do: Noticias Histéricas de las Tres Provincias Vascon- gadas_en que se procura investigar el estado civil. An- tiguo de Alava, Guipuzkoa y Vizcaya y el origen de sus fueros. En este libro se esforz6é en probar que los vas- cos nunea fueron independientes de Espafia y que to- das sus libertades eran privilegios concedidos por los Reyes de Espafia. ° La obra de Llorente fué refujada por Francisco de Aranguresn, nacido en Barakaldo. Por el mismo Godoy se sabe que Llorente compuso su obra por encargo ex- preso del Gobierno espanol. (9). No faltaron a Godoy aduladores que le animaran en su obra antivasca. E] mas conocido es Francisco de Za- mora, quien escribié multitud de cartas a Godoy en es- te sentidd: “Si a esta paz (la de Basilea), siguiera la - unién de las Provincias Vascongadas y e] resto de Na- varra sin las trabas forales que las separan y hacen e¢asi un miembro muerto de! Reino, habré V. E. hecho una de aquellas obras que no hemos visto desde el Car- denal Cisneros, 0 el gran Felipe V. Estas son las épo- cas que se deben aprovechar para aumentar los fondos y fuerzas de la Monarquia...’’; ‘‘... conozco que la obra en e] dia sera odiosa a las Provinecias; pero viendo que entrarén a disfrutar las Américas y a gozar de otros beneficios, sucederia como en Cataluiia al prin-

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