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en esta eapital seis mil duros, por via de gratifieacién en el mero hecho. _ 8° Igualmente se daran cuatro mil duros al que pren- da, haga prender, o mate al Xefe de Bandidos Crui- oP. BF Asimismo, se pagaran dos mil duros al que mate, -_prenda, 0 haga prender cualquiera de los Xefes noui- (Pamplona, 24 . __brados: Gorriz, Ulzurrun y Cholin. . de Agosto de 1811). _ Pero, como escribié Espoz y Mina en sus Memorias, re todas sus medidas eran impotentes para conseguir los fines que se proponian, porque se estrellaban en la constancia de los pechos nabarros y en la fidelidad con ue observaban los juramentos con que se habian li- gado a vencer 0 morir todos en Ja lucha.’ No: obstante, algunos nabarros fueron traidores y se pusieron de parte de los franceses. Aquellos traidores ran llamados miqueletes por los nabarros. Los patrio- tas Jes dabea muerte si caian’en sus manos. 253. Crueldad del general Reille. —- Este General ; francés impuso en Nabarra el sistema del terror. Asi creia poder acabar con la resistencia a las trapas fran- _ cesas. are ig hagpuskey de Napoleén, quien le envié a Na- “is una ‘Orden del Dia erieahandls los. excesos come- tidos por los soldados franceses, y estableciendo penas muy duras a los que ‘qugbrantasen sus mandatos. Por tal disposicién queria atraerse la confianza de los na- “ barros. Reille fué el que instituyé en Nabarra la Poli- i cia Militar bajo la direccién del vasco continental Jean Pierre Mendiry (18 de Agosto de 1810). En el decreto _decia: ‘‘Los delitos contra e] Estado, los atentados con- tra la seguridad publica, y hasta las opiniones, escritos _y palabras relativas a esta clase de crimen; todo au- xilio, cooperacién, u ocultacién dado a los insurgentes, correspondencia con ellos, propagacién de falsas noti- cias, seduccién o enganchamiento de tropa para la de- -sercién, y, en suma, todo hecho o dicho que denote _ desafeccién, desaprobacién, o desobediencia a las dis- _ posiciones del Gobierno sera objeto de esta Policia, y _ juzgado por un Consejo de Guerra especial, (Pamplo; na, 18 de Agosto de 1810). El sanguinario Mendiry se ensafiaba de modo horri- ble en sus hermanos de raza. La cfreel de Pamplona y el convento de Reecoletas, convertido en presidio, se _ Ilenaron muy pronto de patriotas; la mayor parte de ellos fueron ahorcados o fusilados, (4). No dando resultados sus rigores, dié orden de que los Regidores en cuyos pueblos fueran atacados los fran- — eeses, en el Giltimo caso, seria también eastido el pueblo en masa. E] 8 de Mayo de 1811 volvié a dictar otra orden parecida, en la que exigia de todos los Regido- res avisaran a los franceses la presencia de los guerti- lleros; si los franceses eran atacados inesperadamente, el pueblo seria ntregado al saquea; y en caso de yol- verse a repetir el hecho, seria incendiado. Por estos bandos militares se puede ver la crueldad de aquella invasién francesa. 254. Terrible decreto de Espoz y Mina. — La resis- neia de Nabarra a los franceses se mantenia viva, a ar de las erueldades de los invasores. La ciudad dz Estella fué teatro de ejecuciones en masa de padres y parientes d voluntarios nabarros. Se les fusilaba en pre-— sencia de sus familias. (). Irritados algunos volunta- — rios por el proceder de los franceses, dirigieron un men- — saje a Espoz y Mina, en el que le decian : “Diga VE... al Conde Reille que si no entra en los sentimientos pro-— pios de un general, y hace la guerra segtin las leyes — admitidas en todas las naciones, puesto que pelea con — una Divisién del séptimo ejército, desde ahora nos pro- — ponemos no perdonar la vida a ninguno de sus pri- sioneros y adherentes; todo lo llevaremos a sangre y fuego; y que esté seguro de que no nos faltaran obje- tos en que cebar nuestra justisima venganza, por cl — trato que nos dan a nosotros’y a nuestros parientes y a todos los desgraciados habitantes del pais, quehace vic- — timas por eapricho. Y llegado este caso, ni V. E. podra contener, ni nosotros responder de la furia de nuestros _ofendidos soldados’’. (5 de Agosto de 1811). Por aquellos dias aparecié un folleto, en el que 92. defendia la unién de Nabarra a Francia como tinica salvacion. El folleto animé a Espoz y Mina a publicar — un Decreto sumamente riguroso. He aqui algunos de sus articulos: 1° En Nabarra se declara guerra a muerte y sin cuartel, sin distincién de soldados, ni Jeleaegeoiune e] Emperador de los franceses. 2° Los Oficiales y soldados froncesunt ‘que sean co- gidos con armas, o sin ella, en aecién de guerra, o fue- ra de ella, seran ahoreados y colgados en los caminos publicos, conservandoles el uniforme, y fends en sus — cadfveres tuna nota de su filiacién. et 3° El Oficial, soldado, paisano, de cualquier eke o- eondicién que sean, que auxiliare o se dejase, eseapar un francés, sera ahoreado irremisiblemente. Re 4° El que se le justificare censurar esta disposicién, o hablar mal contra ella, seré fusilado y confiseados sus bienes a favor de la Diputacién, imponiendo la pe- na de ocho afios a un arsenal al que se interesare por — semejantes delincuentes. ; Mandé Mina que el decreto fuera leido en las igle- sias cada quince dias (14 de Diciembre de 1811). 255. Estado de Nabarra durante la lucha. — Era in- descriptible la situacién del Reino de Nabarra en aque- llos dias, Todos los pueblos estaban en perpetua agita- cién, Los fusilamientos, los saqueos, la pena del ga- rrote, la confiseacién de bienes eran el] medio del que. se servian los franceses: para imponerse a los nabarros. — Era initil pensar en el cultivo de los campos y en las industrias. ; La Policia Militar mandada por Mendiry era el te- rror de los nabarros, El verdugo José Belbel pedia al- guna gratificacién extraordinaria porque el trabajo — también lo era. Fueron innumerables los patriotas na-— barros ahorcados y fusilados por Mendiry (6). En 1a_ carcel real y en el ex convento de Recoletas de Pam- — plona, fueron encerrados mds de 4.000 nabarros. No hubo pueblo que no sufriese m&s de una vez las iras de los franceses. Se castigaba a los padres, hermanos, parientes de los voluntarios; aun en ir de un pueblo — a otro resultaba peligroso. Los caminos antiguos del