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Etxabe hablé de la felicidad que cabia a Gipuzkoa de “unir su suerte a la Repiblica. Todos los diseursos fue- ron aclamados por el piblico a los gritos de: ‘‘; Viva la Convencion! ; Viva la Reputblica!’’ Etxabe conti- nué su obra de destruccién de la influencia que Es- pana hubiera podido conservar en Gipuzkoa. Pinet fué acusado y arrestado como verdugo de los habitantes de Bizkaya y de Gipuzkoa. (8). 246. Moncey fomenta la separacién. — Siguiendo Moncey con su plan de atraerse a los vascos, dirigié desde Deba una Proclama a los habitantes de Bizka- _ ya, reclamando que permanecieran neutrales mientras ' los franeceses resolvian las diferencias econ Espaiia. De su Proelama son estas frases: ‘‘Bizkainos: no hace- mos Ja guerra sino por nuestra independencia y nues- tra libertad. No la hacemos a los pueblos; asi lo he- mos proclamado. ;Debiamos, pues, esperar que biz- kainos conocidos por su cardcter fiero y poco acos- tumbrado al yugo de la dominacién, armarian sus bra- -.zos contra los republicanos franceses? ;Qué les im- ' porta nuestras diferencias con el Gobierno de Madri? 4Por qué no viven +tranquilos ewando nosotros de- cidimos nuestras diferencias?... Es necesario que yo me asegure por un tratado auténtico de vuestra neu- ralidad; que quedaréis tranquilos en yuestros hoga- res, que no os ocuparéis sino en el eultivo de vuestros campos, dando la actividad a vuestra industria... La Reptiblica no exige mucho; reclama entre otras cosas -vuestra neutralidad...’’ (Junio de 1795). En Alaba trabajaba en igual sentido el General Des- -gein. Este y Moncey seguian esta politica porque veian el poco entusiasmo que demostraban los vaseos en pe- ear contra la Reptblica Francesa, al mismo tiempo que eran testigos de sus deseos de separacién de Es- pana. Bilbao acogié la Proclama de Moncey, declarandose ' neutral en el conflicto entre Espafia y Francia, y re- _ cibiendo a los soldados franceses. +2447. Paz de Basilea y sus consecuencias. — E] mis- ' mo dia de la firma del Tratado de paz entre Bilbao y los ejércitos franceses, se firmaba otro Tratado de paz - entre Francia y Espafia. Se firmé en da ciudad de Ba- ' silea (Suiza), (22 de Julio de 1795). Segtin las cléusu- - Jas del Tratado, los franceses deberian abandonar el _territorio conquistado en la Peninsula; Espafia entre- garia a Francia la parte que poseia de la isla de Santo Domingo; Carlos TV prometia no castigar a los vascos que en la guerra habian defendido la idea de separa- ién del todo de Espaiia y de constituirse en repiblica. Godoy abrigé la idea de entregar a Francia Bizkaya - y Gipuzkoa, pues ‘‘el todo el Reino interesa mas que a pais conquistado. (9). : : | Firmada la paz entre Espaiia y Francia, temieron mu- - ehos vaseos la venganza de] ministro espanol. El Co- mité de Salud Publica de Paris prometié defender a los perseguidos. (10). : No tardé Godoy én vengarse y en atropellas a los “proceso militar a los que habian entregado la ciudad de San Sebastian al ejército francés. Inmediatamente (2 es eel - Cestona por indicacién de la Diputacién elegida en . intimos calificaba a aquellos mismos vascos de estGpidos, El ~ una parte’’. Se ve que Godoy trataba a Euskadi como -yascos que habian hecho uso de su derecho. Se formé ~. de Octubre de 1795), Fernando Etxabe publié en Ba- yona un escrito dirigido a Gipuzkoa; en el que daba razén de su actitud en la pasada guerra; segtin se ex-— presaba estaba cohibido por los franceses. Ante el te- mor de pasar como separatista se acobardé pensando en Godoy. También la Junta de Gipuzkoa, reunida en Mondragén, reprobé a la Junta de Getaria y San Se- bastién y pidié a Carlos IV el castigo de cuantos hn- bieran sostenido en la pasada guerra la idea de Gipuz- koa econvertida en Republica. (29 de Noviembre-8 de Diciembre de 1795). (11). é ANOTACIONES (1) Don Manuel Godoy era un hidalgo nacido en Extrema- dura. Fué guardia de corps en tiempo de Carlos IV. La Reina Maria Laisa, amante de Godoy, encumbr6é a su favorito hasta hacerle Primer Ministro del Rey. Dotado de talentos natura- les y ayudado por Ja Reina infiel, subié hasta los mds altos destinos. Entre otros titulos ostentaba el de Duque de la Al- cudia y Principe de la Paz. ; (2) Godoy, en sus “Memorias”, dice que la rendicién de San Sehastidn fué “triste efecto de la locura revolucionaria que cundié en la ‘Provincia de Gipuzkoa”. Afiade Godoy: “El Alcalde Mitxelene, de infame memoria, y otros varios notables de la ciudad, fascinados por las promesas de una libertad ilusoria, bien distinta de aquella que le daban al Pais sus antiguos fueros y exenciones, fueron tristemente infieles a la Patria”. Claro es que para Godoy esa patria era Espafia, ~ . (3) En sus cartas a los principales entre los -bizkainos,..~ procuraba Godoy adularles, mientras en cartas dirigidas a sus * historiador actual vasco, don Angel Zabala y Otzamiz, va que todos aquellos bizkainos, a los cuales se doy para que consiguieran la declaracién de guerra de- ya a Francia, habfan estado antes al servicio del Rey de Es- i pafia, unos en el gobierno, otros en la milicia. Se hallaban muy faltos de espfritu nacional. E) pueblo, mejor conserva- ei do, rechazaha instintivamente la politica de sus dirigentes. (4) Los presos remitieron desde Bayona a la ‘Convencién Nacional de Paris una relacién de todo lo sucedido en aaue- los dias. Su escrito es un documento precioso para la his- toria de Gipuzkoa de aquellos tiempos. Estaba firmada por los siguientes apoderados de los pueblos de Gipuzkoa: Gara- voa, Enparan, Amiama. Urdapilleta, Zabala, Sarasti, Ameztoi, = Mavora, Argote, Barriola, Untzain, Juan de Irure. Zabala. Et- Be xabe, Berakoetxea, Oyarte, Ormaetxea, Maitz, Olano, Agirre- — Barualde, Zinkunegi, Arrondo, Berroeta, Altzabarats, Iparra- eirre, Agirre, Asteatsuintzaga, Irarreta, Iturbe, Azkue, Bea- fia, Mova, Mendizabal, Yartza, Guartziarena, Alkixalete, Car- don, Kaikuegi, Cosares, Olotzaga. (1° dé Septiembre de 1794). (5) El mismo Jefe. llamado Gortazar, escribia a la Dipa- taciédn de Bizkaya: “Es posible que yo ni mis oficiales poda- mos responder de las fatales consecuencias que preveo, me- diante lo que he experimentado estos dfas en el cardcter de estas gentes, mucha parte de ellas naturalmente tumultuosas, cuyas continuas amenazas son de que se retirardn a sus ca- sas’’; y en otra comunicacién: “La insubordinacién de todas las gentes de mi mando, la desobediencia a mis 6rdenes, me han hecho condescender y desatender a puntos muy esencia- les por evitar el desorden que irremdiablemente hubiera re- sultado.” . (6) Carlos IV pedia continuamente que Bizkaya contribu- yera con soldados. Por fin, Bizkaya accedié bajo condicién z de que le dieran municiones y armas. Fué un verdadero con- trato entre dos Estados. get (7) El informe que el General Moncey remitié al Comité de Salud Publica de Paris, es sumamente interesante e ins- tructivo. Lo es también el de Tallien, Ambos reprobaron la obser- af oe A HE

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