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a conquistar a los indios para despojarlos de sus cos- tumbres barbaras y hacerles eristianos; su ignorancia _ religiosa, sus vicios, su atraso intelectual y moral les incapacitaba para vivir con independencia de los es- _ pafioles. La cuestién fué de las que suscitan grandes _ polémicas. Sepilveda encontr6é enemigos formidables en Bartolomé de Las Casas, Melchor Cano, Domingo de Soto y fran Francisco de Vitoria, todos ellos Re- ligiosos Dominicos. El P. Vitoria traté la cuestién en tres conferencias publicas en la Universidad de Salamanca, E] pueblo espafiol creia tan justa la conquista de América que _ “‘disputar de tal euestién seria tan temerario como gi fuéramos a busearl eun nudo al earrizo y nos em- _ pefidsemos en sorprender la iniquidad en la casa del ‘justo’’. (P. Vitoria). _ En su primera conferencia sostuvo el P. Vitoria la tesis de ‘‘que antes de la llegada de los espafioles a las indias eran los barbaros verdaderos duefios, pi. blica y privadamente’’. El Emperador Carlos V reci- ‘bid tanto disgusto de las doctrinas vertidas por el P. Vitoria e nsu primer discurso que eseribié al Prior _ de los Padres Dominicos de Salamanca que ordenase a sus Religiosos que “‘agora ni en tiempo alguno, sin expresa licencia nuestra, no traten ni prediquen ni disputen ‘de lo suso dicho ni hagan imprimir eserip- tura alguna tocante a ello, por que de lo contrario yo me terné por muy deservido y lo mandaré proveer como Ja calidad del negocio lo requiere’’. E] P. Vito- ria continué exponiendo sus ideas. En una segunda conferencia traté de los Titulos ilegitimos por los que - los barbaros del Nuevo Mundo hayan podido venir a _ poder de los espanoles. Esos titulos eran: 1°) el aes cho del Emperador al dominio de todo el mundo; 2°) extensién universal del poder temporal del Papa; 30) la invencién, que da derecho a lo hallado; 4°) la obs- _tinacién de los indios en no recibir la religion eristia- na; 5°) los peeados y vida inmoral de los indios; 6°) la sumisién de los indios a los espafioles (viciada, se- _ gtin el P. Vitoria, por el miedo y la ignorancia); 7°) la ordenacién de Dios. Los anteriores titulos que muchos alegaban para la conquista legitima de las Indias, son refutadas por el tedlogo vaseo con sélidas razones. En una tercera conferencia expuso los titulos le- gitimos por los que los indios podian venir al dominio de los Reyes de Castilla. El] P. Vitoria defendié que los espafioles podian recorrer las tierras descubiertas, permanecer en ellas, negociar con los indios, ejerecer un oficio 0 una industria, naturalizarse en las Indias, defenderse con las armas de los ataques injustos de los indigenas, propagar el Evangelio entre ellos, de- _ fender a los convertidos, impedir a los. barbaros los actos sangrientos del culto. Esto es lo tnico justo en el trato de los espafioles con los indios, a juicio del P. Vitoria. ° El P. Vitoria se levanté con sus disertaciones a los _ primeros va ae entre los eultivadores del Derecho ANOTACIONES (1) Decia la carta de Felipe Il: “...segin la mucha no- ticia que nos dicen que tenéis de las cosas de aquella ttie- tra, y entender, como entendéis, las cosas de navegacién de ellas, y ser buen cosmégrafo, seria de grande efecto que vos fuésedes en los dichos navios...” — (2). He aqui algunos nombres: Martin de Ibarra, Andrés de Ibarra, Martin de Goiti, fray Martin de Rada, agustino; fray Andrés de Agirré, agustino; Guido de Labezarri; fray de Ganboa, Francisco de Astigarribia, Juan de Lazkano, Pe- dro de Gevarra, Amador de Arriaran, Juan de Agirre, Pedro de Arana, Alberto de Orozko. (2) No daba a la palabra traidor un sentido deshonroso, sino el de quien lucha por una idea a cara descubierta. Por eso escribia a un religioso: “jSi algunos de sus soldados nos llaman traidores, débeles reprender no digan tal cosa, por- que hacer la guerra a don Felipe, Rey de Castilla, no es si- no de generosos y de grande animo”. (4°) Don Segundo de Ispizua ha dedicado un tomo de su obra: “Los Vascos en: América”, al estudio de los hechos de Lope de Agirre. Ha tratado Ispizua de quitar a Lope la ¥ama de cruel y de tirano que pesa sobre su memoria. — (5) \Contribuyeron a la extincién de las tribus indias otras causas, como las enfermedades epidémicas, que lleva- ron los blancos; existian también enfermedades endémicas y peculiares de aquellas razas, inofensivas para los blancos. (6) ‘Nufio de Guzman apresé al cacique Caltzontzin, y “porque no le diéd tanto oro como le demandaha, le atormen- — t6 y le quemé los pies, y por otras trancadillas que le le- vantaron al pobre cacique, le ahorcé, que fué una de las mds malas y feas cosas que presidente ni otras personas podian hacer, y todos los que tban en su compafifa lo tu- vieron a mal e crueldad”. (Bernal Diaz dé] Castillo). (7) ©l historiador mexicano Joaquin Garcia de Tkazbal- ceta dice a este propésito: “‘Preciso es recordar Ja aversién con que entonces eran vistos los descendientes de moros 0 judfos y las leyes que prohibian severamente su Oo a las Indias, para comprender Jo dtrevido de la propdsicién y cudnto sobresalfan las ideas de papnenae a sobre el nivel comin de su época”. - Peers’ LECOION TRIGESIMA ‘NONA SUMARIO. —Lope Garcia de Salazar. — Arnaldo de Oihe- nart. — P. José de Moret, — Juan Antonio de Za- makola. — Bernardo de Etxepare. — Pedro de Axular. — Juan de ‘Etxeberri. — Pedro Manuel de Larramendi. — P. Sebastian de wenn — ‘Don Pedro Pablo de Astarloa. _ 231. Lope Garcia de Zalazar. — Siendo impropio de estas leeciones recordar todos los vaseos que han dejado obras escritas, sélo se menciornan unos pews, que no deben ser ignorados u olvidados. Merece un recuerdo especial Lope Garcia de Sala- zar. Nacié en el castillo de Mufiatones (Somorrostre} en el aflo 1399. A los diez y seis afios tomé ya parts en las luchas que su linaje sostenia contra los bande- rizos. Era muy diestro en el manejo de la ballesta. | Constituido en jefe de su parentela, continué en las . luchas contra las familias enemigas de su linaje. En Sopuerta y Galdames se conserva la tradicién de ane ' Lope G. de Salazar tenia estatura y fuerzas de gigan- te. Sus condiciones corporales serian,-sin duda algn- na, las que le dieron la preeminencia y el dominio so- bre sus parciales. Cuando Enrique IV de Castilla fué a Bizkaya, tra- baj6 como Sefior de los bizkaines, en acabar con las disenciones aramadas de los Parientes Mayores. Lope

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