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San Antonio.—j Por qué temes esto? Es que a veces los que confesais mi po- der y mi bondad, me pedis cosas que no debo ni puedo obtener... gpor qué me pedis que trastorne las leyes de la Di- vina Providencia?, ;por qué me pedis lo que no os conviene?... No son rique- zas lo que necesita el pobre..., el pobre necesita conformidad y trabajo y el sus- tento de cada dia..., el triste, que lo esta por sus descuidos, me pide el re- medio sin querer quitar la causa que ocasiona su desgracia..., y asi en otras cosas... Lo que me mueve a compasién y excita mi celo son los sufrimientos y pesares que se suceden dentro de la ’ condicién en que a cada una ha colocado la Divina Providencia. El Alma. — Cierto, jmi San Anto- nio!..., la ilusién de momento, el egois- mo que anida en nuestro cerazén, son los que no pocas veces guian nuestras 5