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aa ee EJEMPLO San Antonio distingufase en su in- fancia de los demas nifios, por su inocencia angelical y por el recogi- miento con que oraba. No es extrafio que el demonio se propusiese ame- drentar al nifio para que abandonase sus prdcticas de piedad. Es tradicién constante que le molesi6 con varias tentaciones, y nos lo aseguran asf va- rios escritores graves antiguos. Un dfa, mientras el nifio Antonio se hallaba orando en el coro de la Cetedral de Lisboa, el demonio se ie aparecié con semblante horrible, amenazéndole para que abandonase aquel sagredo ‘lugar. No sucumbié el nifio. Se negé en ab- soluto a abandonar la oracién. Se in- cliné6 hacia el suelo e hizo la sefial de la cruz sobre la grada de piedra en que estaba arrodillado. Y afirman que la cruz qued6é grabada sobre el mér- mol. El enemigo huy6 y desaparecié instantaneamente. Este suceso era un anuncio de las maravillas y milagros gue San Antonio habfa de operar en vida con tan sagrada y divina sefial.