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ee ben prescindir de los dictados de Ja concupiscencia. San Antonio laboré con esta doctrina a favor de la paz, mucho mas que los diplométicos ms sagaces. Ojala este Santo bendito me alcance valor para resistir a las tentaciones que perturban la paz de mi alma. (Meditese y pidase la gracia que se desea). ’ EJEMPLO En la ciudad de Brive existia una infeliz mujer que sufria a causa de las sospechas de su marido. No habia paz en aquel hogar donde se sucedian, con harta frecuencia, las escenas desagra- dables. Un dia la mujer, que era ino- cente y fiel, se present6 ante San An- tonio, que allf se hallaba aquella tem- porada, y le pidiéd rogase por ella. Al regresar a casa, salidle al encuentro su marido, quien le increpé6 encoleri- zado; y no contento con ello, se lanz6 sobre ella, la golpe6 sin compasién y le arrancé buena parte de los cabellos. La pobre. victima, llorando por el do- lor, y mas por la afliccién que le cau- saba la actitud de su esposo, volvié

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