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os Si rias ajenas. Y aun hoy, desde el cielo, se complace en aliviar a los meneste- rosos, en dar pan a los pobres, en enjugar ld4grimas de atribulados. iQué lejos estoy de imitarle! Com- prendo que la practica de esta virtud me harfa feliz; pero como hace falta humillar el amor propio, se me hace dificil revestirme del espiritu de Jesu- cristo; y falto a la caridad a todas horas, y no sé compadecerme de los dem4s, ni tengo d4nimo para perdonar. Mas procuraré tener presente que, si no tengo caridad, no puedo ser hijo de Dios. (Medifese y pidase la gracia que se desea). EJEMPLO Por los afios 1495, mientras se fa- bricaba en Padua la iglesia del Santo, ocurri6 un prodigio que fué ruidosfsimo. Cerca del lugar en que se levantaba el templo, vivfa una pequefia familia compuesta de ambos consortes y un nifio de veinté meses de edad, llamado Tomas. Un dia este nifio quedé solo en la cocina, en la que habfa un ba- rrefio Ileno de agua. La criatura cayé de bruces en el barrefio. Pasado largo rato, entr6 la madre y enconiré a su

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