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ea y os calumnian. Perdonad hasta seten- ta veces siete, es decir, innumerables veces.» jDoctrina sublime la de Jesu- cristo! jQué excelente director tiene la humanidad! jQué gran educador de los pueblos! Oigdémosle un poco mas: «El dia que yo venga: a juzgar a toda la humanidad, dictaré sentencia en estos términos: Porque me disteis de comer y de beber y me visitasteis estando enfermo, es decir, porque hicisteis todo esto a favor de los menesterosos, ve- nid, benditos de mi Padre, al reino eterno.» Si no tuviese caridad, dijo el apdéstol San Pablo, nada soy, aunque haga milagros estupendos. 3 San Antonio fué y es maestro y modelo de esta virtud fandamental, la Ginica que puede hacer feliz a la hu- manidad. Por caridad para con Dios tuvo siempre vivo deseo de morir martir; y si fué tan gran apéstol, es por su anhelo de que todos conocieran al Sefior, al que es su Criador y su Padre: Su caridad para con el prdéjimo no tnvo Ifmites. Todos sus estupendos mi- lagros que hizo en vida (y fueron in- numerables) tuvieron por objeto mise-

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