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hon CAPITULO Vv . El Ilmo. Sr. Obispo de Vitoria y concepto que tiene del derecho ajeno Creo que era en el afio 1925; un jéven con cuya familia tenia yo intima amistad fué expulsado del seminario de Castillo-Ele- ee jabeitia. que é1 fuese admitido de nuevo en el Seminario. Suponiendo que habia sido expulsado por alguna falta grave que pide esa sancién, ya que sus notas de exaémenes eran brillan- tes, y no pudiendo dejar de contestarle, le escribi al sefior Rector del Seminario, diciéndole la carta que habia recibido, y rogandole que si no habia enconveniente y me indicaba la falta, le agradece- ria. La contestacién fué: El alumno X. X. fué expulsado de este — Seminario por falta grave cometida contra la pureza. d “Ante esta contestacién lo que hice fué coger las velas y reti- _ rarme a casa, y escribir a X. X. que desistiese de su empeiio, 'y que procurara ‘hacer otra carrera, aunque fuera de maestro, ya — que sus padres no le podrian pagar otra carrera mas costosa. : Un mes mas tarde fuf yo a predicar al pueblo donde vivia ese joven, y tuve una entrevista con él, y me dijo: «Es verdad que yo cometi esa falta, pero apenas cometida la falta me arrepenti, y me fuf a donde mi confesor o director espiritual, y éste me dijo que le dijese al Rector mi falta. Asi lo hice, pero éste me dijo que Je tenia que decir el nombre del alumno cémplice, si no me expulsa- ria enseguida del seminario. Yo le contesté: que mi confesor o director espiritual sélo me dijo que le dijese a usted mi falta pero no me ha mandado que le dé el nombre del alumno cémplice. Y yo creo que no le debo decir y no lo digo; y en cuanto a expul- sarme puede usted hacer -lo que cree que debe hacer, pues yo sin obligarme a ello mi director espiritual, no le diré el nombre del alumno cémplice.» Y el jéven fué expulsado en = acto’ y con ‘grandisima deshonra. Yo recibi una carta suya, rog4ndome que idercadient pera Se