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Pe ee Basan - re : " | E | | | , i} Be f 4 iH : a 22— - trienio. anterior en esta Provincia, pensara que no digo mas que la_ verdad. El R. P. Teéfilo de Orbiso, Capuchino, e ‘hijo de dike Didéce- sis y Provincia, y hace poco nombrado profesor de una de las Uniyersidades Romanas, creo que dir4 que no hay nie: exa- geracién en mis afirmaciones. El R. P. Hipélito de Larracoechea, Carmelita Descalzo, peo: fesor en Roma, consultor de la Sagrada Congregacién de Sacra- mentis, e hijo de esta Didécesis de Vitoria, creo que comprendera que con tales Circulares, etc., etc., ha de haber aqui grande mal+y mayor escandalo, Y el R. P. Arcadio Lartaona, Misionero del Inmaculado Cora- zon de Maria, profesor en Roma y colaborador de la revista Com- mentariun pro Religiosis, e hijo de la vecina Didécesis. vasea ge Pamplona, creo que pensara lo mismo. Y el R. P. Siervo Goyeneche, | Misionero del Tainacesledie: fis ae razon de Maria, profesor en Roma y colaborador de la revista as Commentariun pro Religiosis, e hijo de la misma Didécesis de Pamplona, creo que sera también del migipo PREC Un caso por via de ejemplo: : — Dofa- Victorina, de Larrinaga, bondadosisima. dama bilbatie fs que es de estas ideas, y que hace poco dié millones de liras para edificar en China con magnificencia Casa-Colegio e Iglesia para las monjas Mercedarias de Bérriz (Didécesis de Vitoria), y que por a a esto, ete., es tan bien recibida, y con afectuoso carifo, en audien- cia por el sumo Pontifice felizmente reinante, se le, presenta al infrascrito y le dice: «Padre, yo leo el periéddico Euzkadi, y como he lefdo y ofdo muchas veces que una de las mejores obras es fa- _ : vorecer a la buena prensa, tengo el propésite de favorecer al pew riédico Euzkadi con una limosna de cien mil pesetas. ele ece a usted bien?» Y el infrascrito, segtin su conciencia de sacerdote, — confesor y director, y ateniéndose a lo que le dice el Sr. Obispo de _ Vitoria en su carta del dia 27 de agosto, tiene que contestarle: «Sf sefiora.s Y la sefidra le dice: «Lee, usted, Padre, ese perié- ee dico?» «No sefiora,» «Pues trae uns articulos que le interesaran 4 a usted, y le enviaré esta tarde.» «No. sefiora, no me lo envie.» «i Por qué no?» «Porque no lo puedo recibir.» «?Por qué no lo pue- dé recibir?» «Porque me lo prohibe mi Guardian, mi Provincial — y mi General.» «; Y por a? “«Porque dicen jane asi aviere el Papa.» ; j Cudnto Sontuslottatee religioso-catélico ! jCuanta contradic- cién! 2 No es ya la hora de acabar con tanta farsa?

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