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CAPITULO IV ¢Ha condenado o no Me Iglesia el nacionalismo ‘vasco? En la Iglesia catélica parece que siempre se han sayin be Sideches de cada individuo que componen la misma, pero ‘tratén-_ _ dose de los nacionalistas vascos, hay que hacer una excepcién. ns bi Cuando se publique la historia de todo lo que han ofdo de a ofensivo e insultante los padres vascos con motivo de imponer a sus hijos nombres vascos, se vera que el clero vasco, tanto el se cular como el regular, se ha portado con ellos completamente de- Ps fectistas, hiriendo y ofendiendo en sus sentimientos mas intimos a_ _ millares y millares de vascos catédlicos. fe Cuando se publique aqui como se ha publicado ya en’ algiin ve semanario de América el discurso pronunciado por el entonces sefior Obispo de Vitoria y actualmente Arzobispo de Santiago de Compostela, en la bendicién de una via férrea, con la mitra en la cabeza y el baculo pastoral en la mano, delante de muchos nacio- | nalistas vascos, y de muchisimos mds que no lo eran, se. ve- ré que a aquel sehor Obispo de Vitoria le hacia maldita gracia tener stibditos nacionalistas, aunque fuesef mds piadosos y mas caritativos que una dofia Victoriana de Larrinaga o la ya difunta sefiorita dofia Catalina de la Sota y Aburto. Con estos y otros muchos antecedentes no es de extrafiar que el M. R. P. Ildefonso de Ciéurriz se haya creido obligado a des- cargar sin piedad los golpes de su baculo prelaticio sobre las. cabe- zas de sus desgraciados stibditos vasco-nacionalistas. Alguien diréa: Que el R. P. Ildefonso de Cidurriz no podia publicar esa circular contra el nacionalismo vasco, sin tener: Primero: El decreto de _alguna’ Congregacién Romana en que consta tal declaracién; 0 Segundo: Alguna revista autorizada por la Santa Sede en que se haya publicado la condenacién. Asi es. Pero para los nacionalistas vascos parece que siempre hay que hacer excepcién. De estas normas ‘se valié el Ilmo. sefior Obispo de Pam- plona Dr. D. José Lopez de Mendoza el afio 1913 para obligar a la *