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Seen harap te eve ser eck nl gi I ES cm ot gta ee mea te me dijo: «Yo ya he aes en usted, pero no le digo lo. que me dijo su Guardian. por no hacerle desgraciado. » Otra vez tuve que ir Hamado o encargado a ultima hora. a Ara- no, a predicar una misién con el P. Laureatio de Azpeitia, porque €1 no tenia entonces otto compafiero para la misién. Nueve dias pasé en Arano, siete dias con él, y los dos tiltimos dias tuve que predicar yo todos los sermones, porque él tuvo ag ir a otro pueblo para empezar 6tra misién. Vi que la gente estaba conmovida y que me escuchaba con _ atencion. {Qué podia desear m4s? Mas he aqui que antes de quin- ce dias, el Guardian, el R. P. Gabriel de San Sebastian, me lamé a su despacho y me dice: Que mi labor y mi cooperacién en la misién habfan sido nulas, completamente. nulas, y que lo Hants di- _cho mi compafiero de la misién, el P. Laureano de Azpeitia.- Ya no me hizo mucha impresién, porque me habia ‘acostum- brado ya un poco a vivir con tales gentes. Pero le dije que si. que- rfa enterarse de Ja verdad no tenia mas que escribir al sefior pa-— troco de Arano. “Mas por lo visto no_escribio y se quedé con lo que le dijo el, P. Laureano. yh Hace dos afios, el sefior pdrroco de ‘Arano vino al conyento de. Fuenterrabia a pedir al P. Guardian un predicador para la pee Santa, y me dijo que uno de los dos, ya que1tanto habiamos | re tado en la misién, iba a pedir al P. Guardi4n. Yo le contesté: «Yo no iré a Arano mas a predicar. » Y él, algo extrafiado, me_ dijo: «;Por qué no?» «Yo no iré mds a Arano a predicar si no me piden nominatin.» Y él, més extrafiado: «; Por qué no?» «Por- que_no me mandardn mis superiores.» «Pero ;por qué?» «Porque a los quince dias de la misién recibié el P. Guardian una confiden-_ cia, en lo que se le dijo que mi labor en aquella misién, en todo, — habfa sido nula e ineficaz.» El, sin salir de su asombro: «Yo ape-_ nas puedo creer en esa delacién ; aunque existiera, estoy seguro de que ningtin feligrés mio es capaz de esa canallada.» «Tiene usted razon, porque fué mi compafiero de ‘la misién, el P. Laureano.» La conversacién me laceraba el corazén y hacia vanos esfuerzos _ para contener dos lagrimas, y cortamos sin mas la conyersacién. — Al poco tiempo de la misién de Arano fui destinado interi-. namente para suplir a otro religioso al convento de Tudela, — El Guardidn- de Tudela, el R. P. Alfonso de Morentin, para quien mi reconocimiento sera eterno, se empefiéd en que_ tenia que predicar el dia de la Epifania en la Catedral. Tuve que acceder a sus deseos: prediqué; él también asisti6, aunque sigilosamente. | Se conoce que no lo hice tan mal, porque el mismo'dfa me encargé~ Tae

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