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petable o digna de veneracién y estima. De-aqui la necesidad de que el ni- fio vea en sus directores y prefectos etc. algo que le cautive por su virtud y buenos modos. Los educadores facilmente — su respeto con las fami- liaridades y con su espiritu de critica. -VI—Los PP. encargados de los nifios se bait respetar, primero siendo suficientes 0 aptos, no desmereciendo en su oficio, no siendo excesivameute familiares, no permitiendo al nifio palabras o actos que indiquen igualdad; evi- tando el espiritu de critica de los Superiores, compaiieros, tradiciones, etc., etc., que llevan oculto el espiritu de soberbia facilmente conocido por los que los escuchan; y finalmente no consintiendo ni bromas ni _risas, etc., en los actos en que ejercita su instruccién o autoridad. Vil—Este respeto del nifio debe extenderse a todos los demas compa- iieros, religiosos, ancianos, pobres, etc. Para esto se acostumbraran a ver en todos el elemento divino que en todos existe. Esta es la forma del respe- to cristiano, que lo dignifica y lo distingue del respeto humano que rebaja y atin envilece el corazon. Deben mirar con compasién las debilidades de la naturaleza, de la edad, del talento, etc., y acostumbrarse a sufrirlas y, si pue- den, remediarlas. VIllI—Este respeto debe extenderse a toda autoridad civil y militar; al Rey, Ministros, Gobernadores, alcaldes, etc. porque su autoridad viene de Dios y son el fundamento del orden social y de la paz, sin el cual no es po- sible la vida tranquila. Es espiritu malo y revolucionario el que critica sin juicio, a las personas, mandatos o leyes de los Estados. Estas criticas me- -recen y exigen madurez de juicio, que nunca existe en el nifio. IX—Todo este respeto tiene su manifestacién natural en las formas o maneras del cuerpo y del lenguaje. El respecto prohibe el desvio de los ojos, las miradas atrevidas, las actitudes perezosas, los pasos precipitados y todo lo que indica vanidad y orgullo; prohibe asi mismo la palabra injuriosa, de calumnia, de menosprecio o de simple inconsideracién. X—Como todo esto se adquiere con las costumbres ordinarias de la vi- da ordinaria, se desea que se enseiie al nifio la manera de saludar, de dar a todos sus respectivos titulos. El niiio serdfico no debe tutear a nadie, y atin entre ellos se dardn el titulo de Vuestra Caridad. XI—Finalmente se debe aspirar y conseguir que los nifios no ofendan en relaciones sociales con la rusticidad y groserias de formas, de actos y de expresiones, antes por el contrario han de agradar con la delicadeza y finura de sus modales, viviendo no tanto para si como para los otros. Esta es Ja ur- banidad que debe ensefiarse al nifio serafico, porque es la cristiana y la que ha de necesitar en su ministerio y en su vida religiosa. El personal directivo EI personal directivo de la Escuela estara constituido por a) Un P, Di- 3 33
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