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‘ Durante la comida se lee al principio el Santo Evangelio y después el libro que designe el P. Director, procurando corregir las faltas que cometan los nifios al leer. III—De ordinario se guardaré silencio en el refectorio; pero se podra — dispensar en todos los casos que se dispense a la comunidad, mas losjueves — y domingos. Los dias que no se dispensa, se exige la guarda exacta de es- 4 ta virtud. 4 IV—EI servir la mesa, a ser posible, estara a cargo de Hermanos legos; pero si esto no es posible, podran hacerlo los nifios mayores. El recoger las _ mesas pueden hacerlo los nifios que sean necesarios. estudio. La disciplina del estudio y de la clase se reduce a estos puntos: I—Ningin nifio debe faltar ni al estudio ni a la clase; ni debe salirse de — ellos antes de terminada la hora sefialada; pero si la necesidad exigiere otra cosa, el nifio avisara, si debe faltar, al Prefecto de disciplinay, si se ha de | salir del estudio, al que preside. II—EI tiempo de estudio sera siempre presidido por un vigilante, nom- brado por el P. Director. El tiene cuidado del silencio, de la aplicacién ex- terior, de las ventanas, luces, etc. III—En las mesas de las clases sélo se colocardn los libros o papeles necesarios; los nifios permanecerdn en sus asientos con las manos sobre la mesa 0 cruzadas ante el pecho; guardaran el mds estricto silencio, verbal y escrito. El nifio que escribe a otro y emplea clave desconocida, sea severa- mente reprendido y castigado. ’ IV—En las clases hace de vigilante el mismo profesor, el cual ha de— mantener el orden, la aplicacién, silencio, etc. en ella. El dard los permisos © necesarios para salir antes de terminada la clase, y a él deberd el Prefecto © comunicar la ausencia concedida a algun alumno. En el retrete La disciplina del retrete exige: I—Un silencio absoluto. La falta de silencio en este nem y sobre todo si es,de noche, debe castigarse severamente. II—Debe guardarse toda la limpieza posible poniendo todo lo que sea necesario y ensefiando y corrigiendo los modos de limpieza y decencia. III—Debe acostumbrarse al nifio a ir a esos lugares a horas determina- das y ser de un rigor prudencial para los que piden excesivos permisos. Es- to es bueno para la salud corporal y espiritual. IV—Debe ensefidrsele al nifio individualmente los modos que pide la decencia y la limpieza en esos lugares, y castigar con rigor a los que, ense- fiados, avisados y corregidos, no sean limpios o decentes. 30

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