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tos legitimos, una vez producidos; con la serenidad, que sabe conservar la paz en las miserias de la vida. Estas cualidades las adquirird el nifio median- te la educacién sobrenatural, de que luego hablaremos. II—EI coraz6n del nifio debe hacerse sensible a la belleza y sobre todo al bien moral. Este amor debe tener por objeto la familia natural y religiosa, el amor al trabajo y el amor al deber. Para que el nifio ame a su familia, se le obligara a escribir a sus padres, a venerar la familia capuchina con todas sus glorias y costumbres; para que ame al trabajo debe persuadirsele de su nece- sidad, utilidad, obligacién, y no consentirle el vicio de la ociosidad; para que cumpla el deber, debe persuadirsele de su cardcter serio, practico, defini- _ tivo y sagrado. is IV—EI corazén debe educarse en el desinterés a fin de que desaparez- ca del coraz6n el monstruo llamado egoismo. El educador debe a este fin de- sarrollar en el coraz6n del nifio la amistad cordial y un altruismo sano. Para esto se les obliga a repartir entre los compafieros los objetos que les son dados, a mostrarse con los compaiieros agradecidos, a ensefiarles el sacrificio practico por los demas, etc. etc. V—EI nifio debe ser entusiasta, porque el entusiasmo permite la realiza- cién de grandes cosas. Este entusiasmo debera extenderse a las ciencias y a las artes; al trabajo y al deber; pero sobre todo debe presentarseles ideales religiosos: la belleza de Dios, de Jesucristo, la Iglesia, la Orden Capuchina, de las Misiones, que son la fuente de todo entusiasmo. Vil—Debe prohibirse en la Escuela Serdafica el entusiasmar a los nifios con bellezas mundanas, de juego, comidas, teatros, politica, etc. Porque es- tas cosas no son germen de educacién moral y facilmente hacen perder su belleza a cosas elevadas. . C)—EI buen ejemplo. El ejemplo es llamado primera potencia del mundo, en orden a la educa- cién. Hay en nosotros una simpatia_o necesidad de imitacién, que nos hace tomar la forma de cuanto nos rodea. Por eso Jestis comenzara a obrar, des- pués a ensefiar. , I—EI educador, 0 el que es puesto al frente del colegio, debe ser edu- cado y modelo en todo, presentdéndose en su porte religioso y social adorna- do de las cualidades que desea conseguir en los otros. Il—Han de ser excluidos de la Escuela Serdfica todos los que por su conducta, conversaciones, pasiones, modales, etc. dejen algo que desear. Por el contrario, deberaé colocarse en ella lo mejor que se encuentre disponi- ble en la Provincia. Nada importa que se sacrifique en algo la educacién lite- raria, si por conseguirla debe ponerse un personal poco edificante. III—Son materia de mal ejémplo las lecturas novelescas, los cuadros o pinturas menos decorosas. Las clases, corredores, refectorio, dormitorio, etc. 2 17
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