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m.* Ale anne / so—por los sepulcros de las regiones,—ios reunira a todos delante del trono. La muerte y la naturaleza quedaran estu- pefactas—cuando resuciten las criaturas— para responder al juez. Se presentara el libro escrito—en el que se contiene todo,—por el que se ha de juz- gar al mundo. _Asi, pues, que el juez se siente,—todo lo que esta latente aparecera:—Nada quedara sin castigo. ¢Qué voy a decir yo entonces, miserable? —ia qué patrono he de rogar,—cuando ape- nas el justo estara seguro! Rey de tremenda majestad—que a los que se han de salvar los salvas por favor tuyo,— salvame a mi, fuente de piedad. Acuérdate, Jestis piadoso,—que yo soy la causa de tu viaje;—no me pierdas en aquel dia. Buscandome a mi te sentaste cansado ;— me redimiste padeciendo la cruz :—tanto tra- bajo no sea inutil. Justo juez de la venganza,—hazme mer- ced del perdén—antes del dia de la cuenta. Gimiendo estoy como un reo:—por la culpa se ruboriza mi rostro:—ya que supli- co, perdéname, Dios. ; Tu que a Maria absolviste—y al ladrén | le oiste,—a mi también esperanza me diste. | Mis preces no son dignas;—pero ti, que | 302

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