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irrito el pueblo tentandole en el desierto. Donde me tentaron vuestros padres, me pro- baron y eso que vieron mis obras. Venid, adorémos'e. Cuarenta afios estuve junto a ese pueblo, y dije: Estos siempre estun descarriados de corazon; no conocen mis caminos; les juro, en mi célera, que no entraran en mi reposo. Al Rey por quien todo vive, venid, adore- mos. Dales, Sefior, el descanso eterno, y la luz perpetua luzca para ellos, Venid, adorémaste. Al Rey por quien todo vive, venid, ado- remos. Nocturno Antifona, —Dirige, Sefior Dios mio, en tu fresencia mis pasos. SalmoV Presta, Sefior, oido a mis palabras; escu- cha mis clamores. Atiende a la voz de mi stplica, Rey mio y, Dios mio. Porque a ti imploro: Ge mafiana, oh Se- flor, oiras mi voz. De mafiana me vuelvova ti y considerd que no eres tt: un Dios que ame la iniquidad. Ni. morara junto a ti el malvado, ni los injustos permaneceran ante tus Ojos. Aborreces a cuantos obran la iniquidad : arruinas a todos los que hablan mentiras, 298