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Oracién.—Que la clementisima Virgen Madre de Dios Maria, piadosisima Consola- dora de los afligidos, encomiende a su Hijo ei alma de este su siervo NV. (o esta su sier- va), para que, por su maternal intercesi6n, no tema los terrores de la muerte, sino que acompafiada por ella penetre alegre en la de- seada mansion de la patr:a celestial. Amén, A ti acudo, San José, Patrono de los mo- 1ibundos, y a ti, en cuyo dichoso transito es- tuvieron solicitos Jesus y Maria, por estas dos carisimas prendas te encomiendo con em- peno el alma de este tu siervo N. (0 sierva WV.) que lucha en la extrema agonia: para que por tu protecciodn sea libre de las ase- chanzas del diabio y de la muerte perpetua, y merezca ir a los gozos et2rnos. Si dura la agonia, o se dicen otras oraciones que hay en | el Ritual, o se lee ja Pasion de Nuestro Sefior jesu to, segtin San Juan, o se reza el Rosario entre los presentes, 0 se dicen al enfermo, sin oamepets, Siguens jaculatorias, y se le da a besar algunas veces el Crucifijo. Al expirar: Procuren todos los presentes, de rodillas, orar con fervor. Si puede el moribundo, diga tres veces: JESUS! \JESUS! \JESUS! Y si él no puede, digalo con clara voz el sacerdote o alguno de los presentes. Y si no le parece imprudente, diga tanto esto como lo que sigue al ofdo del enfermo. En tus manos encomiendo mi espiritu— Sefior mio Jesucristo, recibe mi alma.—Santa Maria, ruega por mi. Maria, Madre de gra- cia, Madre de misericordia, defiéndeme del enemigo y acogeme en la hora de mi muerte. ~—San José, ruega por m:.—San José, con la Bienaventurada Virgen, tu esposa, abre- me el seno de la divina ‘nisericordia.—Jests, 290 |

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