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<6, Mas los principes de .cs sacerdotes, ha- biendo cog-do los dineros, dijeron: No es li- cito echarios en el arca de las ofrendas, por- que son precio de sangre.Y habiendo tenido consejo, compraron con cllos el Campo de Alfarero, ‘sepultura de los forasteros. Por fo.yaldbieeldigind el campo aquél Hacel- dama, es decir, campo dé sangre, hasta el dia de hoy. Entonces se cumplié lo dicho por Je- remias el profeta, que dice: Y tomaron las treinta monedas de plata, precio del aprecia- do, al que apreciaron de’ entre los hijos de Israel: y las emplearon en e} Campo del Al- farero, seguin me ordend ¢] Sefior. “Y Jests compareci6é ante el presidente: e interro- gole el presidente, diciendo: ; Eres tu el rey de los Judtos ? Y Jests le dijo: Lo que tu dices. Y al ser acusado por los principes de los sacerdotes y los ancinos, nada respon- dia. Entonees le dice Puiatos: ;No oyes — cuantas cosas atestiguan contra ti?.Y no le respondié ni una sola palabra, hasta maravi- llarse sobremanera el presidente. Mas por’ las fiestas acostumbraba él presidente soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. Y tenia | entonces un preso insigne, llamado Barrabas. — Estando, pues, ellos reunidos, dijoles Pila- tos: A quién queréis que os suelte, a Barra- bas 0 a Jesus, el apell dado Cristo? Porque sabia que por envidia le habian entregado. Y | estando él! sentado en el tribunal, envidle un ; recado su mujer, diciendo: No te metas td eS “e
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