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XXVII La catedral de Pamplona puede gloriarse de poseer en su adorable recinto tres verdaderos txistularis, con su flauta recta y tamboril. Tiene la primacía de esta manifestación del arte musical de Vasconia. En un deleitoso paseo, que rezando su breviario hacía el cronista por sus claustros ojivales, obra cumbre de la arquitectura gótica claus- tral, sintió triplicada la emoción, que días antes experimentara en La Oliva. Los capiteles de ese maravilloso claustro son otras tantas obras maestras de la imaginería medieval, que con un realismo admirable nos conservan las más variadas escenas religiosas y profanas de aque- llas remotas edades. En la crujía norte, edificada por el obispo Barbazano a fines del siglo XIV, hay un capitel, que según los técnicos representa las bodas de doña Juana de Navarra con don Felipe d'Evreux. Rodean a los reales esposos grupos de caballeros armados cabal- gando en adornado: caballos y escudos de nobleza, entre los que sobresale uno bellísimo de Navarra. Txistulari entre dos heraldos trompeteros, (Siglo XIV) Claustro de la Catedral de Pamplona En medio del capitel y de dos trompeteros sonando sus largas trompetas, ornadas con heráldicos paños colgantes, un txistulari de larga túnica y manto, cubierto con un capucho, festeja las reales nupcias tocando su flauta y tambor.

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