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PA muy grande el honor para que no se apetezca. Pron- to serán doce como los apóstoles y pronto se verá resucitar un pueblo. ¡Qué desgraciados son los pobres! ¡Qué po- bres los que dudan! ¡Qué dicha... el creer! ¡Todo es posible al que cree! QUE VEAN ¡Señor! que vean... Que vean los malos, para que te conozcan y te amen. Que te vean los buenos, para que te conoz- can mejor y te amen más. Que vean todos. Y sobre todo que vean que Tú eres el Unico que sabe y el Unico que puede salvarnos. Si Tú no ayudas a levantar la ciudad, en vano trabajan los que procuran levantarla. Si Tú no guardares sus muros, vano será el esfuerzo de los que vigilan para guardarlos. Tú, sólo Tú. Tú, el que da vida a la palabra. Tú, el que hace fecundos los trabajos de acción. Tú, el que aparta los obstáculos. Tú, el que allana los montes y ciega los abis- mos. Tú, sólo Tú. Quien lucha contigo, vence. Quien trabaja contigo, recoge. Quien anda en tu compañía, llega. Sin Tí, ni es posible vencer, ni es posible recoger, ni es posible llegar.

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