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e que se comprometen a acudir cada Jueves, a hora determinada, a realizar la «conmemoración agra- decida». Ellos escogen la iglesia y la hora de la comunión; pero una vez hecha la determinación, son puntuales en acudir a formar el coro «duode- nario regular». Mas, como puede ocurrir en cier- tos Jueves, que por ausencia o enfermedad, algún socio o socia no pueda ir a la iglesia a la hora fijada; en tal caso la celadora o celador del coro, recurre a los coros «suplementarios». Forman en ellos las personas que no pueden comprometerse a asistir cada Jueves regularmente al coro; pero de- sean contribuir a la obra de «Los Jueves» y se comprometen a acudir como suplentes, cuando por causa justa, falta alguno de los socios. Natural- mente, estos coros suplementarios son pocos y se constituyen con personas que no quieren o que no pueden hacer un esfuerzo constante para comul- gar cada Jueves. Por tanto, generalmente son ve- cinos de la iglesia o Sagrario donde hayan de su- plir a los socios regulares. Llámanse «coros volantes», los que se forman con almas valerosas, que llevadas del amor a Je- sús Sacramentado y ganosas de hacer verdaderos sacrificios que correspondan -a su celo, están apa- rejadas a ir a donde la Dirección ordene. Hay muchas jóvenes y también señoras y caballeros que penetrados del alto ideal, exponen su deseo de que en tal día, como el de Jueves, por amor a la San- ta Eucaristía, quieren ir a los Sagrarios desiertos y abandonados, a ofrendar a Jesús su gratitud y co- razón. A donde esté más solo el Señor, con más gusto van para acompañarle y celebrar alli la agra- decida «conmemoración».

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