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ES a visitar Sagrarios abandonados; estos leen un ca- pítulo de un libro eucarístico, aquellos se dedican a obtener de un amigo o de, una amiga una li- mosna para algún Sagrario pobre; los de más allá tienen cuidado de hacer deslizar en sus conversa- ciones algunas frases delicadas, sugeridas por la oportunidad, en bien de_un alma y para gloria del Señor. En fin, hay mil medios, modos y me- neras de realizar en dicho Jueves estos «pequeños apostolados» de infinttos matices. El caso es lle- var a cabo alguna empresa más o menos llama- tiva o delicadamente secreta en obsequio a Jesús Sacramentado. No olvidamos que muchas socias practican como homenaje, el privarse el Jueves, del teatro, del cine, de la novela, etc. cosa que se recomienda eficazmente. Así resulta verdadera y de utilidad sorpren- dente la frase: «Santifiquemos el día del amor. Consagremos el Jueves a Jesús Sacramentado». No se requiere salir de casa, si no se puede, para estos intentos; dentro del hogar hay mil mo- dos y maneras de ejercer este ministerio de «pe- queño apostolado», según la posición y voluntad de los socios. El fin de la obra es formar «após- toles» en toda escala, para gloria de la Eucaristía. Merece o no merece eso un Don tan grande como el de la Eucarístia? TV, — «ALAS DE AMOR» Lo que dijimos acerca de los «pequeños apos- tolados» como motivo inspirado por los Jueves eu- carísticos para santificar el «Día del amor», reza con los socios tomados aisladamente, que así y