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E ración, dedicado a su recuerdo singularmente; y ese dia no puede ser otro que el Jueves. Este pensamiento ha encuadrado siempre en el espíritu de la iglesia. Su liturgia consagra la Feria V (jueves) a la adoración eucarisiica, y to- das las viñetas e ilustraciones con que exorna la cabecera de dicha Feria V en sus libros (Misales, Breviarios, etc.) son referentes al misterio de los altares. Con esa idea, al establecer un día solemne para los transportes de amor sacramental y lle- var en triunto la Santa Hostia, escogió el Jueves dlel Corpus. Y si bien se ceñia eso a una vez al año, pero no merma la significación del pensa- miento; porque aunque cuerda muy cuerda la Igle- sia en no imponer obligaciones para evitar peca- dos, su deseo aparece constante en la liturgía; y lo que la obligación no pone, pónelo el amor y la gratitud en nuestras almas. Los beatos Juan de Ribera y Diego de Cádiz, la V. M. Sacramento, la Madre Agreda y otros santos practicaron un culto muy especial y cari- ñoso hacia la Eucaristía en los días de Jueves. Uno de ellos decía hermosamente: «El Jue- ves es mi, día de amor». II. — «DOS ANHELOS»>» Sobre lo que dejamos dicho se puede defi- nir la obra de los Jueves. «Es un homenaje del espiritu colectivo tributado cada Jueves:a la ado- ración eucarística». Jesús consagró el Jueves con la Institución

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