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TI El enemigo Ahora bien; nuestro enemigo capital, el enemigo capital de todos los católi- cos es la fracmasonería, ha dicho el publicista francés Mr. Mustell. La fracma- sonería ha reclutado y regimentado como cuerpos auxiliares cuando menos y dirige abierta ó solapadamente á todos los rebeldes á Dios y á su Cristo. León XIII lo veía esto con clarividencia de profeta y lo expuso en su Encí- clica Hfumanum genus de la siguiente manera: desde el pecado de Adán la hu- manidad se divide en dos ciudades; la ciudad de Dios y la ciudad diabólica. La Iglesia es la ciudad de Dios y la diabólica está formada por la aglomeración de todos los errores, por la asociación de todos los odios en contra de cuanto es bueno, justo y verdadero. Y añade: la ciudad diabólica de nuestros días es la frac masonería, la sinagoga de Satanás, la contra Iglesia. Va describiendo después el cuadro negrísimo que ofrece en las naciones europeas la influencia masónica, cuyo secreto es la deificación de Satanás (1) y propone como remedio contra los males que de ahí nos pueden provenir, la influencia de la V. O. T. de San Francisco, «porque es propia en grado eminente para combatir á las sociedades secretas en toda su extensión.» No soy yo quien, valiéndome de un discurso declamatorio-propone para tan subido empeño la pujanza de nuestra agrupación terciaria. No soy yo, €s León XIII, el gran sociólogo, el gran filósofo, el gran teólogo, el gran estadis- ta quien os presenta en frente de la acción masónica como su propio natural dique, como su más fuerte y valiosa rémora, la acción de la V. O. T. de San Francisco. La acción social de la V, O. T. De donde se echa de ver que la V. O, T. no ha de ser una institución muer- ta, un organismo anémico, una simple cofradía de almas buenas, que con obras de caridad y misericordia enjugan las lágrimas de la miseria y los queji- dos del dolor; debe ser una institución vigorosa, de empuje y de alientos robus- tísimos para oponerse en la corriente de los tiempos actuales al impetuoso oleaje del desbordamiento pasional que sube de los antros luciferinos como in- vasión de hordas salvajes, como erupción volcánica de elementos destructores, como diluvio de aguas inundadoras que nada respetan en su furor, ni lo santo, ni lo honesto, ni lo verdadero. Le Palladisme culte de Satán, Lucifer dans les triangles magoniques.
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