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Trento: “Si enim, audita confessione, iudicaverit, neque in enu- | merandis peccatis diligentiam, nec in detestandis dolorem peceni- tenti omnino defuisse, absolvi poterit...” (De Poenitentia, n. 60). —que la responsabilidad moral del penitnte frente a una transgresién de la ley de Dios es proporcionada a la conciencia del pecado que tenia en el momento de la culpa, y que, muchas” veces, un cimulo de causas no siempre bien ponderables influyen, _ a por desgracia, para desviar el juicio moral de la norma objetiva de la verdad y del bien; : —dque en el tiempo de la santa Misién, sin faltar a su oficio de ‘juez, el confesor debe procurar, mds que de ordinario, ser un buen maestro y buen médico; —que la disposicién base, absolutamente indispensable para la absolucién, que es gracia de justificacién, es la fe sobrenatural, de la cual nace una verdadera contricién. Los sacerdotes confesores se esforzardn en despertar en si mismos cl sentido mas vivo de la propia responsabilidad sacerdotal (“Pro Christo legatione fungimur”, 2 Cor. 5,20) y en revestirse de los sentimientos mds intimos del Corazén de Jestis: su caridad, — su paciencia, su mansedumbre, su celo, su delicadisimo respeto por los tesoros de la gracia y por la dignidad de las almas. : Todos los sacerdotes pondrdn a contribucién un gran espi- ritu de sacrificio, siendo prontos en responder amablemente a las llamadas de los fieles, pacientes en las incomodidades y en la di- — ficultad de las largas sentadas, fieles en estar en su puesto, a las horas sefialadas, aunque no hubiere penitentes, como lo haria Jests el Buen Pastor. Empl-ardn la mds prudente delicadeza en la materia “de Sexto”, teniendo presentes las normas del Monitum del] Santo Ofi-— cio del 16 de mayo de 1943. El confesor debe procurar proceder.. en todo como lo haria el mismo Jesucristo, cuyo lugar ocupa. El confésor respetard con el mayor escrépulo la ley divins oie del sigilo sacramental, imponiéndose la mds rigurosa reserva, s0- bre todo, en la predicacién y en las conversaciones, aun alli don- — de el sigilo sacramental no serfa ni directa ni indirectamente com- prometido, : El confesor atienda al ministerio de las confesiones tnica- mente llevado del deseo de la salvacién espiritual de los fieles. No rechace a nadie por pereza o por propia comodidad, ni exte- — riorice fastidio por haber sido llamado; al contrario, muéstrese siempre dispuesto, pronto, facil y humilde.

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