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Po y ¿ee Concluyó el acto con el siguiente dis- curso del joven estudiante don J. M. Iru- reta, que habló en representación de la Sociedad de ex-alumnes de la Euskal- Eche Señoras: Señores: Antiguos poetas, encerrando la vida en estrechos horizontes mundanales nos decían que la muerte era esa última linea de las OSM, Y nosotros pensando en ese último reposo del alma decimos que la muerte es esa linea que separa dos mundos, el mundo del comba- te y el mundo de la gloria. El mundo del combate donde la lucha de virtudes y pasiones, la lucha de deberes y sacrificios se suceden diariamente y donde la victoria solo la hallamos en las almas fuertes templadas en el yunque de la moral cristiana. El mundo de la gloria que visto al través del prisma de nuestras creencias es la aspiración más noble de nuestras almas, es el norte más sublime de nuestra vida. Y no soy el indicado, yo para hablar en este acto. No debiera deshojar la flor de. mi oratoria, pálida y sin bríos, y me hubiera resistido a ello, a no habérmelo obligado un compañerismo franco y sincero, y un de- ber de gratitud ineludible, que, de haberme yo negado hubiera mi alma pecado de ingrata para el que en “vida fué D. Martín Errecaborde. Los antiguos compañeros de internado y pupilaje, ya dispersados en el mundo más activo hánme desig- nado para que los represente en esta ocasión por lo que mi alma se siente por demás honrada y satisfecha. Los compañeros antiguos de alegrías y de juegos! Recuerdos gratos y dulzuras que no volverán! Edad de oro que pasó y tiempos heróicos que han transcu- rrido! Remembranzas que aparecen allá en el horizon- te de nuestra primera vida juvenil iluminada con la