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ee observar este horario en el ayuno, porque de otro modo les será imposible ayunar. Vista la naturaleza del ayuno, conviene diga- mos dos palabras sobre la diferencia de ayunos hoy vigentes en la Iglesia. El ayuno esencial- mente es uno mismo en todas partes; pero, con- siderado en sus circunstancias que lo hacen más 6 menos riguroso, podemos distinguirlo en tres clases. El primero consiste en hacerla única co- mida formal con abstinencia total de carne, y si el ayuno es en tiempo de Cuaresma, también de huevos y lacticinios. Este ayuno deben practi- car en España los que, pudiendo, han dejado de tomar las Bulas que les corresponde; advir- tiendo que la Bula de carnes no sirve, si no se tiene la de Cruzada. El segundo ayuno, más sua- ve que el precedente, es aquel en que se guarda la abstinencia de carnes en la refección del me- diodía, pero con el privilegio de poderse tomar en ella huevos y lacticinios en la Cuaresma, único tiempo en que están prohibidos estos ali- mentos. Obliga esta clase de ayuno á los que han tomado la Bula de Cruzada, pero, correspon- diéndoles, por su posición, tomar la Bula de car- nes, no se han provisto de ésta. El tercer ayuno, el más privilegiado y suave de todos, permite no sólo el uso de huevos y lacticinios, sino de car- nes en la comida principal, exceptuándose, en cuanto á la carne, algunos días, de los que lue- go hablaremos. Esta tercera especie de ayuno tan llevadero, aun para las personas menos fuertes, está concedida, por gracia especial, á los que han tomado las Bulas de Cruzada y de carnes, ó si carecen de ellas, es porque no las necesitan, por ser pobres, etc.

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